CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL
OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau
COSAS PEQUEÑAS
Punto 813. Hacedlo todo por Amor. -Así no
hay cosas pequeñas: todo es grande. -La perseverancia
en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo.
Contrapunto. La perseverancia en las cosas pequeñas,
aun cuando se hagan con Amor, puede ser una pura majadería.
Hay que hacer lo posible por no repetirse. Hay que progresar.
Punto 814. Un pequeño acto, hecho por Amor,
cuánto vale!
Contrapunto. Un pequeño acto, hecho por Amor,
puede ser una nonada. Las cosas son lo que son y no sólo
la carga emocional que se les echa encima.
Punto 815. ¿Quieres de verdad ser santo?
-Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que
debes y está en lo que haces.
Contrapunto. Si quieres ser santo cumple el pequeño
deber de cada día y te verás metido de golpe
en medio de grandes causas. Las fidelidades -como todo en
la vida- van creciendo.
Punto 816. Has errado el camino si desprecias las
cosas pequeñas.
Contrapunto. Has errado el camino si desprecias las
cosas grandes.
Punto 817. La santidad "grande" está
en cumplir los "deberes pequeños" de cada
instante.
Contrapunto. La santidad "grande" no está
en cumplir los "deberes pequeños", sino en
escalar las grandes responsabilidades a partir de las pequeñas.
Punto 818. Las almas grandes tienen muy en cuenta
las cosas pequeñas.
Contrapunto. Las almas grandes tienen muy en cuenta
las cosas pequeñas, pero no les bastan.
Punto 819. Porque fuiste "in pauca fidelis"
-fiel en lo poco-, entra en el gozo de tu Señor. -Son
palabras de Cristo. -"In pauca fidelis!..." -¿Desdeñarás
ahora las cosas pequeñas si se promete la gloria a
quienes las guardan?
Contrapunto. También los grandes heroísmos
de esta vida tienen una talla insignificante vistos desde
las alturas de la eternidad. Todo hombre grande, desde esta
perspectiva, es un pigmeo o un niño corajudo. En el
fondo todos quedamos iguales. ¿Está más
cerca del Sol el que se sube a la terraza que el que anda
por la calle?
Punto 820. No juzgues por la pequeñez de
los comienzos: una vez me hicieron notar que no se distinguen
por el tamaño las simientes que darán hierbas
anuales de las que van a producir árboles centenarios.
Contrapunto. Las simientes de las grandes empresas
se encuentran ya en el comienzo, cuando todo parece harto
menudo. No te duermas pensando que todo es igual.
Punto 821. No me olvides que en la tierra todo
lo grande ha comenzado siendo pequeño. -Lo que nace
grande es monstruoso y muere.
Contrapunto. Todo comienza en el mundo, pero no todo
comienza siendo pequeño.
Punto 822. Me dices: cuando se presente la ocasión
de hacer algo grande... entonces! -¿Entonces? ¿Pretendes
hacerme creer, y creer tú seriamente, que podrás
vencer en la Olimpiada sobrenatural, sin la diaria preparación,
sin entrenamiento?
Contrapunto. Con frecuencia es más fácil
hacer, una cosa grande de una vez para siempre -morir martir,
por ejemplo, que ser fiel a la fe en cada momento del día.
Punto 823. ¿Has visto cómo levantaron
aquel edificio de grandeza imponente? -Un ladrillo, y otro.
Miles. Pero, uno a uno. -Y sacos de cemento, uno a uno. Y
sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. -Y
trozos de hierro. -Y obreros que trabajan, día a día,
las mismas horas... ¿Viste cómo alzaron aquel
edificio de grandeza imponente?... - A fuerza de cosas pequeñas!
Contrapunto. Los edificios de grandeza imponente no
se hacen con añicos de cemento, con unos pocos obreros
o a ratos perdidos, como se hace una triste barraca. Los grandes
edificios necesitan toneladas de material, maquinaria de toda
clase y centenares de obreros trabajando a la vez. Nada de
creer que con ratos perdidos y con añicos se pueden
hacer cosas grandes.
Punto 824. ¿No has visto en qué "pequeñeces"
está el amor humano? -Pues también en "pequeñeces"
está el Amor divino.
Contrapunto. El mismo amor humano no se ve ni se prueba
en las pequeñeces, sino ante las grandes opciones en
que nos pone la vida. Lo mismo el amor de Dios.
Punto 825. Sigue en el cumplimiento exacto de las
obligaciones de ahora. -Ese trabajo -humilde, monótono,
pequeño- es oración cuajada en obras que te
disponen a recibir la gracia de la otra labor -grande, ancha
y honda- con que sueñas.
Contrapunto. Seguir en el cumplimiento exacto de las
obligaciones pequeñas te llevará fácilmente
a convertirte en un simple burócrata. Entonces la tarea
diaria es más una mecánica que un cálido
servicio al prójimo, y puede llegar a inutilizarte
para las cosas grandes.
Punto 826. Todo aquello en que intervenimos los
pobrecitos hombres -hasta la santidad- es un tejido de pequeñas
menudencias, que -según la rectitud de intención-
pueden formar un tapiz espléndido de heroísmo
o de bajeza, de virtudes o de pecados. Las gestas relatan
siempre aventuras gigantescas, pero mezcladas con detalles
caseros del héroe. -Ojalá tengas siempre en
mucho - línea recta!- las cosas pequeñas.
Contrapunto. Las cosas salen a medida de los hombres;
los mezquinos hacen mezquinerías, los valiosos maravillas.
La buena intención no lo es todo a la hora de garantizar
una tarea o un compromiso. No te pierdas, pues, en la hojarasca
de los detalles y de las menudencias.
Punto 827. ¿Te has parado a considerar la
suma enorme que pueden llegar a ser "muchos pocos"?
Contrapunto. Hacen más labor tres hombres bien
avenidos, de una sola vez, que no un hombre solo en treinta
mil veces. Las grandes causas no son la suma de nada; son
el resultado de cálculos y combinaciones que se potencian
mutuamente.
Punto 828. Ha sido dura la experiencia: no olvides
la lección. -Tus grandes cobardías de ahora
son -está claro- paralelas a tus pequeñas cobardías
diarias. "No has podido" vencer en lo grande, "porque
no quisiste" vencer en las cosas pequeñas.
Contrapunto. Te diría que no puedes dedicarte
a ser fiel a las cosas pequeñas para prepararte a las
grandes del día de mañana. La vida no se nos
aparece tan armónica ni ordenada. El camino derecho
es estar preparado desde el comienzo para cualquier gran decisión.
Lo más importante puede presentarse de sopetón
mezclado con un costal de insignificancias. Aprende la lección
del golpe rápido e inesperado.
Punto 829. ¿No has visto las lumbres de
la mirada de Jesús cuando la pobre viuda deja en el
templo su pequeña limosna? -Dale tú lo que puedas
dar: no está el mérito en lo poco ni en lo mucho,
sino en la voluntad con que lo des.
Contrapunto. Tratándose de dinero te puedo
asegurar que ningún rico -ni uno por excepción-
igualara jamás a la viuda que hizo asomar las lágrimas
a los ojos de Jesús al dejar en el cepillo del templo
su óbolo. Dio de lo que necesitaba. Los ricos dan siempre
una triza de lo mucho que les sobra. No te emociones nunca
ante un donativo de millones. Vete a saber si las lágrimas
emocionadas de Cristo no nos querían decir que sólo
los que no tienen nada pueden darlo todo y darse a sí
mismos por entero. El pecado no está en dar poco o
mucho; el pecado está en tener demasiado.
Punto 830. No me seas... tonto: es verdad que haces
el papel -a lo más- de un pequeño tornillo en
esa gran empresa de Cristo. Pero, ¿sabes lo que supone
que el tornillo no apriete bastante o salte de su sitio?:
se aflojarán piezas de más tamaño o caerán
melladas las ruedas. Se habrá entorpecido el trabajo.
-Quizá se inutilizará toda la maquinaria. Qué
grande cosa es ser un pequeño tornillo!
Contrapunto. No te dejes atontar con las untuosas
frases que hacen te tengas en mucho, siendo un pequeño
tornillo de una gran maquinaria. Tu tarea de pequeño
tornillo será sólo grande si sabes cuál
es tu juego dentro de la máquina y si tienes la misma
participación en los beneficios del conjunto. Lo que
hoy se llama cogestión. Cosa que los malos empresarios
no permiten o enmascaran para burlarla mejor.
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