HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
13. "TEJAS ABAJO,
TEJAS ARRIBA..."
En los siguientes apartados analizaré cómo en
el Opus Dei se utilizan, aunque quizá sin plena conciencia
de ello, una serie de técnicas que introducen a la
persona en un estado alterado de conciencia, un estado de
"tejas arriba", que la induce a creer que participa
de los favores de la divinidad. De hecho, el joven, que normalmente
desconoce las diversas facetas de su propia mente, queda embriagado
y desconcertado ante las nuevas percepciones y sentimientos
que surgen en su interior y que, por ignorancia, atribuirá
a la acción ultraterrena de Dios, la Virgen, el Espíritu
Santo o el mismo fundador de la Obra. Este sentimiento de
misticismo se favorece cuando el muchacho asiste a un retiro
espiritual, a una bendición solemne, a un rosario,
etc., o cuando escucha los milagros atribuidos a Josemaría
Escrivá o mortifica su cuerpo siguiendo el ejemplo
del fundador.
Siempre me ha llamado la atención el hecho de que
en multitud de religiones diferentes se practiquen ritos semejantes:
oraciones repetitivas y cadenciosas, estancias en semipenumbra,
objetos brillantes como sagrarios u hornacinas, aromas como
el incienso o el sándalo, velas, atmósferas
cargadas de humo y del anhídrido carbónico de
los fieles, cánticos ininteligibles, movimientos ceremoniosos
del oficiante, etc.
¿Podemos acaso concluir, de la constatación
de esta realidad común en muchas religiones, que hay
un ser supremo que mueve al hombre a realizar ritos semejantes
en diferentes pueblos y culturas? Lo más que podemos
afirmar es que el hombre utiliza determinados ritos y técnicas
para evadirse de la realidad y lograr ciertos estados alterados
de conciencia tomando como pretexto la religión. Como
todos los seres humanos somos parecidos, parecidos son los
medios que nos conducen a este estado de "tejas arriba"
(como lo denominan en el Opus Dei) o de éxtasis espiritual
y ultraterreno. Es por ello por lo que seguramente Marx llamó
a la religión el opio del pueblo. Yo pienso, sin embargo,
que aunque no existiese religión alguna los ritos hipnóticos
y alucinatorios con que el hombre las ha adornado pervivirían
parasitando otras realidades que bien podrían ser la
publicidad o la política. En el inicial mensaje de
liberación de muchos de los creadores de grandes religiones
este excesivo ritualismo estaba ausente e incluso era atacado.
Así, Buda rompió con el ascetismo brahmánico
y Jesucristo criticó ásperamente la parafernalia
hipócrita de los fariseos.
Cuando desaparecieron estos líderes, el virus del
ritualismo desmedido y el ansia de experiencias místicas
infestó inclusive el mensaje de aquellos que lo denunciaban
y actualmente perviven en el seno de nuestras religiones.
Como confirmación de las afirmaciones anteriormente
realizadas podemos citar el trabajo de la antropóloga
Erika Bourguignon titulado "Perspectivas transculturales
de los estados alterados de conciencia" en que se expone
cómo más de un 90% de 488 sociedades estudiadas
han institucionalizado una o más formas de estados
alterados de conciencia:
los estados alterados de conciencia están ampliamente
integrados en las instituciones religiosas de la mayoría
de las sociedades... (Cfr. Erika Bourguignon: "Cross
Cultural Perspectives on the Religious Uses of Altered States
of Consciousness", citado en Zaretsky, Irving 1. and
Mark P. Leone: "Religious Movements in Contemporary
America", Princeton University Press, Princeton; 1974.)
Asimismo, Eileen Barker, fundadora de INFORM, un centro de
asesoramiento sobre sectas en el Reino Unido apunta en su
libro "Nuevos movimientos religiosos" que:
Existen muchos "nuevos movimientos religiosos"
que someten a conversos potenciales a experiencias nuevas
o extrañas o intentan averiguar si el individuo ha
tenido alguna experiencia inexplicable para poder interpretarla
de manera que confirme o pruebe las doctrinas del movimiento.
(Eileen Barker: "New Religious Movements", HMSO
Publications Centre, Londres, 1989, pág. 22.)
Aldous Huxley ha estudiado cómo se puede inducir la
experiencia visionaria extática mediante las técnicas
antes señaladas: brillos de cálices y sagrarios
que inducen al trance, atmósfera cargada del anhídrido
carbónico de los fieles, velas e incensarios, grandes
descargas de adrenalina en personas que mortifican su cuerpo
mediante cilicios y disciplinas, etc. Por esta razón
remitiré al lector de vez en cuando a sus obras "Cielo
e infierno" y "Las puertas de la percepción".
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