HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
4. SER UN PEQUEÑO
TORNILLO... EN UNA GRAN MAQUINARIA
Una vez eliminado el "ego" del aspirante e incorporados
en él unos nuevos contenidos ideológicos, éste
ya está preparado para ser un eficiente tornillo en
la maquinaria Opus Dei:
Nuestro esfuerzo será eficaz en la medida en que
nos sepamos un pequeño tornillo en esta gran empresa
de Cristo... sin la ruinosa contemplación de nuestro
propio ego" ("Crónica", agosto 1955).
Al tornillo recién manufacturado sólo le queda
una cosa: ser instalado en la máquina, es decir extraer
del joven el ¡sí quiero! de su incorporación
definitiva a la institución.
Esta etapa es la más ardua del proceso. Constituye
el salto en el vacío que ha de dar el aspirante. Para
ello el candidato se verá enfrentado en primera instancia,
con un muchacho que haya "pitado" (ver
Glosario de terminología empleada en el Opus Dei)
recientemente y que, haciéndole partícipe de
su propia experiencia, le animará para que también
se atreva a emprender esta aventura.
¿Por qué no te entregas a Dios de una vez..,
de verdad... ¡ahora!? (Camino, punto 902).
Si el primer intento es infructuoso será el propio
director espiritual el que le conmine a "dar ese salto
en el vacío para caer en los brazos amorosos del padre
Dios". Si aún así el muchacho se muestra
reticente, se le enviará a hablar con el director del
propio centro, que generalmente le pondrá en una disyuntiva:
-Dios te está llamando ahora. Así pues, elige
entre dar un sí o un no a Dios. El te pedirá
cuentas de tu decisión.
Ante este ultimátum el adolescente, que ha sido programado
en la lealtad y fidelidad al mensaje evangélico, al
estar convencido de su miserable condición humana y
creer que su única tabla de salvación, Dios,
puede desentenderse de él si responde negativamente,
no tiene más remedio que dar su "si".
Según John Roche:
La habilidad para encontrar el momento propicio para la
crisis vocacional, y el saber conducir al joven hacia una
exitosa decisión representa la forma más depurada
del arte apostólico en el Opus Dei. Para provocarla
el numerario encargado del joven debe obtener el consentimiento
del director de la casa, que discute el asunto en un consejo
local en presencia del sacerdote responsable. La totalidad
del proceso es cuidadosamente planeado por el sacerdote
y el seglar. Ello implica frecuentes, largas e intensas
conversaciones con el muchacho de San Rafael en las cuales
se emplea cualquier posible recurso de persuasión
humana y religiosa para convencerle de que Dios le está
llamando ahora para que se incorpore a la Obra, y de no
ser así le estaría dando la espalda a Dios,
y arriesgaría seriamente su eterna salvación.
La persona próxima a "pitar" es, por supuesto,
sometida a una tremenda presión emocional, moral
y religiosa, acompañada habitualmente del temor.
(Roche, John: "Winning recruits in Opus Dei: A Personal
Experience", publicado en "The Clergy Review"
(La revista del clero) en octubre de 1985. John Roche es
sacerdote ex numerario del Opus Dei).
Una vez que el joven ha decidido incorporarse a la Obra,
el director pondrá en sus manos papel y pluma para
que realice formalmente esta petición al padre. Es
entonces cuando se le explica la mayoría de las obligaciones
que conlleva su incorporación. Tras el costoso paso
de gigante inicial, es difícil que el muchacho se vuelva
atrás ante la larga retahíla de normas y costumbres
que le irá detallando su director espiritual.
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