HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
3. EL CAMINO MÁS
DIRECTO
Ha llegado el momento de realizar una somera síntesis
de lo dicho hasta ahora utilizando para ello algunas máximas
de Josemaría Escrivá, extraídas de su
libro Camino:
La "pesca" y el "modelado" opusdeísta
se desarrolla a lo largo de las siguientes etapas:
a) Selección de los candidatos entre los jóvenes
que reúnan las condiciones de tener "cabeza, corazón
y buena pinta". Esta "pesca" de cerebros se
menciona en el punto 978:
"Venite post me, et faciam vos fien piscatores hominum."
Venid detrás de mí, y os haré pescadores
de hombres. No sin misterio emplea el Señor estas
palabras: a los hombres -como a los peces- hay que cogerlos
por la cabeza. ¡Qué hondura evangélica
tiene el apostolado de la inteligencia!
Sin embargo, a las mujeres no se les exigen tantos requisitos:
Si queréis entregaros a Dios en el mundo, antes
que sabios -ellas no hace falta que sean sabias: basta que
sean discretas- habéis de ser espirituales... (punto
946.)
Es ilustrativo también el siguiente epígrafe:
Querrías atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio,
a aquel otro poderoso, a aquel otro lleno de prudencia y
virtudes. Ora, ofrece sacrificios y trabájalos con
tu ejemplo y tu palabra. -¡No vienen!-. No pierdas
la paz: es que no hacen falta... (punto 802).
b) Una vez que el pez ha mordido el anzuelo, se le
asigna un director espiritual:
Tú -piensas- tienes mucha personalidad: tus estudios,
tus trabajos de investigación, tus publicaciones,
tu posición social, tus apellidos, tus actuaciones
políticas, los cargos que ocupas, tu patrimonio...,
tu edad, ¡ya no eres un niño...! Precisamente
por todo eso necesitas más que otros un director
para tu alma (punto 63).
c) El director espiritual (otro joven poco mayor que
el neófito y, por tanto, sin la suficiente madurez)
pide que el muchacho se sincere con él. Una vez conocida
su programación de partida, se procederá a una
remodelación de sus contenidos mentales:
¿Por qué ese reparo de verte tú mismo
y de hacerte ver por tu director tal como en realidad eres?
Habrás ganado una gran batalla si pierdes el miedo
de darte a conocer (punto 65).
d) En estas charlas se trata de anular el amor propio
del joven para que éste pase a depender del criterio
de su director:
Cuando te veas como eres ha de parecerte natural que te
desprecien (punto 592).
Humíllate: ¿No sabes que eres el cacharro
de los desperdicios? (punto 593).
Agradece, como un favor muy especial, ese santo aborrecimiento
que tienes de ti mismo (punto 207).
Tu mayor enemigo eres tú mismo (punto 225).
Por lo demás, que sepan cómo eres y te desprecien.
No te cause pena ser nada, porque así Jesús
tiene que ponerlo todo en ti (punto 596).
Gradualmente el muchacho va asimilando estas ideas y, sintiéndose
su propio enemigo, empieza a desconfiar de sí mismo.
e) Esta labor de destrucción del ego del adolescente
se completa desde otro frente al considerar su sexualidad
como algo sucio y pecaminoso:
Aunque la carne se vista de seda... -Te diré, cuando
te vea vacilar ante la tentación, que oculta su impureza
con pretextos de arte de ciencia, ¡de caridad! Te
diré con palabras de un viejo refrán español-:
Aunque la carne se vista de seda, carne se queda (punto
134).
Como el ser humano constituye una unidad psicosomática,
este sentimiento pasa de la sexualidad al cuerpo y del cuerpo
al ego, generando una gran carga de autorrechazo en la persona:
Si sabes que tu cuerpo es tu enemigo, y enemigo de la gloria
de Dios, al serlo de tu propia santificación, ¿por
qué le tratas con tanta blandura? (punto 227).
Este autorrechazo vuelve a conducir a que el joven, desconfiando
de sí mismo, se abandone ciegamente al criterio de
su director. Cuando el adolescente ingrese en la Obra, este
abandono se convertirá en una total y servil obediencia:
Obedecer, camino seguro. Obedecer ciegamente al superior...
camino de santidad. Obedecer en tu apostolado... el único
camino: porque, en una Obra de Dios, el espíritu
ha de ser: obedecer o marcharse (punto 941).
f) Como dijimos, otra manera de provocar en el joven
una situación emocional propicia para que éste
ingrese en la Obra es realizando una "visita de pobres".
Al constatar la miseria ajena, se siente impulsado a hacer
algo por el enfermo o indigente. Este impulso será
convenientemente canalizado por su director hacia una entrega
al Opus Dei. Subrayemos que con la visita de pobres no se
ofrece ninguna ayuda monetaria efectiva al menesteroso. El
pequeño regalo comprado por el futuro neófito
constituye un entrenamiento que cuajará cuando, al
hacerse numerario, entregue a la Obra todas sus pertenencias.
En este sentido, el punto 979 de Camino contiene una extraña
y reveladora indicación:
Es condición humana tener en poco lo que poco cuesta.
Ésa es la razón de que te aconseje el apostolado
de no dar.
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