HIJOS EN EL OPUS DEI
Javier Ropero
15. EL MÁGICO
PODER DEL INCIENSO
Comencemos citando a Aldous Huxley:
Una mezcla -completamente no tóxica- de siete partes
de oxígeno y tres de anhídrido carbónico
produce en quienes la inhalan ciertos cambios físicos
y psicológicos que han sido descritos minuciosamente
por Medina. Entre estos cambios el más importante,
en relación con lo que nos ocupa. es un notable acrecentamiento
en nuestra capacidad para "ver cosas" cuando los
ojos están cerrados... En otros casos más,
el anhídrido carbónico transporta al individuo
al otro mundo, a las antípoda de la conciencia cotidiana.
Entonces se disfruta muy brevemente de experiencias visionarias
sin relación alguna con la propia experiencia personal.
(Aldous Huxley: "Cielo e infierno y Las puertas de
la percepción".)
En muchos lugares de culto (capillas e iglesias) se dan circunstancias
parecidas a las arriba citadas. Sin embargo, en la mayoría
de los oratorios del Opus Dei la concentración del
anhídrido carbónico es mucho más intensa,
ya que en ellos concurren simultáneamente los siguientes
factores:
a) Reducidas dimensiones de los oratorios, ya que están
ubicados en una habitación de los centros de la Obra.
b) Una o varias velas que lucen perpetuamente en ellos y
que van consumiendo el poco oxígeno del recinto.
c) Los oratorios son frecuentemente visitados por los socios
para cumplir sus obligatorias normas diarias de piedad.
d) En las celebraciones comunitarias se suele utilizar con
profusión el incienso.
Todo ello favorece la inducción al trance y a un estado
de misticismo y arrobamiento religioso.
Este fenómeno se acrecienta aún más
si cabe en los oratorios de la Obra al recitar oraciones repetitivas
entre las cuales apenas hay tiempo de tomar alimento.
Como dice Huxley:
Estas largas suspensiones de la respiración llevan
a una alta concentración de anhídrido carbónico
en los pulmones y en la sangre, y este aumento en la concentración
de CO2 disminuye la eficiencia del cerebro como válvula
reductora y permite la entrada a la conciencia de experiencias
visionarias o místicas del más allá.
Gritar o cantar continua y prolongadamente puede producir
resultados análogos. (Aldous Huxley: "Cielo
e infierno y Las puertas de la percepción.")
Tras entonar la "Salve regina", el "Salmo
II", el "Tedeum", el "Tantum ergo"
o las "Preces de la Obra" cualquier persona, en
este ambiente, puede sentir los efectos antes mencionados.
Quiero puntualizar que con lo anteriormente expuesto no pretendo
desacreditar radicalmente unas oraciones o prácticas
religiosas. Pretendo simplemente que tanto los oficiantes
como los asistentes a ellas sean conscientes de las influencias
a que están expuestos y sepan discriminar entre lo
fundamental y lo accesorio del mensaje cristiano.
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