¿EL
'BUEN' PASTOR?
NACHO FERNANDEZ, ex agregado, 34 años
en la obra
-El " Buen
Pastor" (4-5-2004)
-La madre de sangre
(6-5-2004)
-La
sangría de los agregados (20-5-2004)
-No hay quien lo
entienda (23-5-2004)
-Desaparecer
de las publicaciones internas (26-5-2004)
-El truco
(30-5-2004)
-El Opus destapa
gays (31-5-2004)
-Estar dentro con
el corazón fuera (1-6-2004)
-Automóvil
para todos (4-6-2004)
-La guillotina
(5-6-2004)
-Más, más
dinero (7-6-2004)
-La pobreza del
Mercedes (9-6-2004)
-Arrodillados
ante el papel (10-6-2004)
-Resistirse
a la reforma litúrgica (13-6-2004)
-El sacerdote
misógino (15-6-2004)
-Una vieja aspiración
(15-6-2004)
-Hacerte mayor
(17-6-2004)
-La suerte de
tener al lado a tu madre (18-6-2004)
-Más
sobre la Iglesia (19-6-2004)
-La burbuja de
los hijos (20-6-2004)
-Una historia inventada
(21-6-2004)
-Una casa que
no es tu casa (22-6-2004)
-La toalla
(23-6-2004)
-Vaya cara
(25-6-2004)
-Calzador de
dinosaurio (27-6-2004)
-Flores de plástico
para Isidoro (28-6-2004)
-El "ejemplo"
de un mayor (29-6-2004)
-El cadenal
Herrera no autorizaba al Opus en Málaga (2-7-2004)
-El informe
de los obispos (5-7-2004)
-Un pisito para perseverar (7-7-2004)
-¡Oh tío Santiago!
(9-7-2004)
-Hinchar el pecho (11-7-2004)
-Los ricos accionistas (13-7-2004)
-Usar y tirar (16-7-2004)
-Los ojos de los directores (18-7-2004)
-Quiero ser monseñor (20-7-2004)
-Dulcísimo precepto
(22-7-2004)
-Duces y cilicio (24-7-2004)
-El opus pierde 500 al año por
fallecimiento (25-7-2004)
-Los catecismos agotados
(3-8-2004)
-El hermano extraño (6-8-2004)
-El santo polivalente (9-8-2004)
-Miedo a los directores
(16-8-2004)
-Las sombras dolientes
(20-8-2004)
-Atraer a los populares
(25-8-2004)
-Vocación
de segunda (27-8-2004)
-El corazón
y la cabeza (29-8-2004)
-Las velas de Torreciudad
(1-9-2004)
-El control anual
de la mente (3-9-2004)
-Un efímero
cumpleaños a los 40 (10-9-2004)
-Como las bolas de
jugar (19-9-2004)
-Supuestos pecadores
graves (29-9-2004)
-El gheto de los
agregados viudos (4-10-2004)
-La travesía
del desierto (13-10-2004)
-El beso
(17-10-2004)
-Medallero
(22-10-2004)
-Malas notas
(27-10-2004)
-Intención
sine die (29-10-2004)
-Por sus estampas
los conoceréis (1-11-2004)
-Paralelismos
(5-11-2004)
-El ombligo del
mundo (14-11-2004)
-El magnetofón
del florero (19-11-2004)
-Irse sin nada
(26-11-2004)
-El misterio
de la embarazada (5-12-2004) Fin del escrito
UN PISITO PARA PERSEVERAR
Todos creemos que tenemos un secreto que solo comunicamos
a nuestros amigos más intimos, confiando en que ellos
no se lo dirán a nadie. Algunos en la obra piensan
que lo que le comunican al que lleva su charla fraterna solo
lo saben las dos personas. Pero, ¡sorpresa! de vez en
cuando les llama la atención que el sacerdote en las
meditaciones les hable y les de un consejo como anillo al
dedo. Inmediatamente, lo atribuyen a la mediación del
fundador. Ingenuos. No saben que su vida la sabe, no solo
el que lleva su charla fraterna, sino también el consejo
local, la delegación y el consejo general, si son asuntos
graves.
En la vida de la calle sucede lo mismo, pero no con tanta
profundidad como en la obra. A veces pensamos que le comunicamos
un secreto a un amigo y olvidamos que éste nos puede
traicionar y comunicárselo a más personas. Esto
es lo que les sucede a algunos numerarios, cuyo caso describo
a continuación.
Uno de mis amigos es amigo también de un numerario
del opus dei, cuyo nombre omito para que no le persigan y
acusen con el dedo. Éste último tiene un pisito
en pleno centro de Madrid al que, de vez en cuando, se escapa
y donde hace una vida muy a su gusto, que es tanto como decir,
una vida libre sin los prejuicios y las ñoñerías
a las que se ve sometido cuando vive en el centro.
Fui agregado durante casi 34 años y, por lo tanto,
al cabo del año, mi vida de familia se reducía
primero a los cinco días y pico del curso del retiro;
a los dos de la convivencia con el motivo que fuera; y los
25 días y pico del curso anual. Multiplíquese
eso por vida de familia y se encontrará una cifra exacta,
que no lo es totalmente puesto que periódicamente pisaba
el centro de numerarios para leerlas publicaciones internas
'Crónica' y 'Obras'. Ese era el momento en que tenía
oportunidad de tratar con numerarios, agregados o supernumerarios
que se encontraban en el mismo lugar.
El otro día, mi amigo numerario, que posee un pisito
de éstos, se lamentó: "Mira, a veces, no
puedo recibir a mis amigos en el centro después de
la tertulia, porque nos puede ocurrir que estemos hablando
y se oiga de fondo las avemarías o las letanías
del Rosario". Por ello, había decidido --y había
sido autorizado por la obra-- a comprar un piso que le sirviera
de palomar donde refugiarse y allí hablar con sus amigos
que no entienden el opus dei. Si hace años que sus
amigos no pisan una iglesia, puede ser contraproducente oir
al lado tales oraciones.
Existen algunas personas de la obra a las que se les ve venir
que, en un periodo no muy lejano, van a abandonar la prelatura.
Eso es lo que me decían mis amigos cuando salí
de la institución. Ahora soy yo el que se da cuenta
de esas "flojeras", a las que se ven sometidos esos
que antes se denominaban "socios" y hoy se les conoce
como "fieles" del opus dei.
X, por llamarlo de alguna manera, ha justificado la propiedad
del pisito ante sus conocidos con motivos como que es dinero
de su familia, del que puede disponer. No lo dudo. Es una
pista que me lleva a decir que le queda poco dentro de la
obra. En conversación reciente, se lo hice ver y el
respondió: "Estás muy equivocado, yo ya
tengo pisito".
Yo creía que los numerarios estaban muy a gusto haciendo
"vida de familia" en los centros. Por lo que se
ve no están tan a gusto. Algunos de ellos me han comentado,
cuando yo aún era de la obra, que la vida se hacía
muy difícil. Ahora me lo explico con ejemplos como
el que acabo de describir.
Si no escribo más estos días es poque se me
ha estropeado la máquina del ordenador y he perdido
la conexión a Internet. Hoy hace seis días que
Telefónica de España me anunció que vendría
a arreglarmelo. Me he visto obligado a escribir desde tiendas
con Internet de la calle. He protestado y aún no me
han enviado nadie. Antes de la avería, un que se dice
numerario y que habla en el chat de opuslibros.com reconoció
que había varios numerarios en esta situación.
Ya el hecho de entrar en el chat me parece sospechoso y así
se lo he hecho ver.
Otro hecho parecido al anterior, pero no igual, me ocurrió
cuando pertenecí al centro de numerarios, agregados
y supernumerarios llamado 'Lima', que tenía un "apeadero"
al que íbamos los agregados. Como me habían
echado de la sala de estar de aquel, una vez que leía
las publicaciones internas me iba a al apeadero que conocíamos
como 'K' en la calle General Yagüe. Pues bien muchas
veces, un sacerdote numerario acudía allí a
estar conmigo. Justificaba su presencia en el apeadero diciendo
que quería aprender inglés, al disponer el edificio
de antena parabólica.
El caso de X se ha repetido en una numeraria. Como todos somos
tan discretos, contamos la vida a otros, que no tienen obligación
de guardar el secreto y, al final, todo el mundo se entera.
En el caso de la numeraria, según mi informador/a,
no es un pisito sino un pisazo. De descubrir casos sabemos
un poco los periodistas. Solo digo que los agujeros del "colador"
de la obra se están agrandando y cada día se
escapan "los miembros de la familia" con más
años dentro de ella. Igual falla el pronóstico
de Escrivá que el opus va a durar hasta el fin de los
tiempos.
¡OH TIO SANTIAGO!
El otro día, lo comentábais uno de vosotros,
esta página le está ayudando a resucitar algunas
de las vivencias que tuvo durante el tiempo que fue miembro
de la prelatura. En mi caso concreto, estuve en la obra entre
marzo de 1965 y octubre de 1998 solo tuve una oportunidad
de trabajar con la familia del fundador, hoy San Josemaría.
Como estoy empeñado en que se separa todo lo que viví
en ese tiempo, sin censuras de ningún tipo paso a describiros
la única vez que ese encuentro se produjo. Fue con
el llamado 'tio Santiago', hermano del 'padre' como entonces
le llamábamos y en la denominada 'casa vieja', del
recinto de retiros 'Molinoviejo', en Ortigosa del Monte, provincia
de Segovia, a 90 kilómetros de Madrid. Hago estas aclaraciones
para que sepáis dónde situaros los de fuera
de España.
Era el verano de 1971. Yo acababa de terminar el servicio
militar. Estaba haciendo el llamado 'curso de estudios' de
los agregados en Tajamar. Para los que no entendáis
de esto, curso de estudios es un período de dos años
-entonces se hacía solo en verano- en que los agregados
reciben especialmente formación. Viene a equivaler
al llamado 'centro de estudios' de los numerarios, pero en
nuestro caso no se cursaba ningun asignatura filosófica
o teológica, puesto que no todos los agregados pasar
a cursar asignaturas de este tipo. Una de las partes más
importantes de este período de formación es
la llamada 'convivencia', equivalente a los que, cuando se
cursan estudios, se denomina 'curso anual'.
Pues bien, en aquel verano se había ordenado Soichiro
Niita, uno de los primeros numerarios de Japón y quizá
el primero que se ordenó sacerdote. Deseaba celebrar
su primera misa en Molinoviejo, quizá la primera casa
de retiros de la obra, que había sido adquirida a una
persona de la familia de don Jose María (este es con
nombres separados) Hernández Garnica, uno de los tres
primeros sacerdotes numerarios (los otros fueron don José
Luis Múzquiz y Don Alvaro del Portillo). A la celebración
acudió, como ayudante del nuevo sacerdote, Don José
Luis Múzquiz. Esa misa se celebró en el oratorio
antiguo de la 'casa vieja', en el que existe un sagrario,
que está sostenido por cuatro figuras de ángeles,
no se si de oro o dorados, que tienen actitud de oración.
En ese oratorio existe una cruz de palo hecha con las vigas
de la antigua errmita, hoy actualizada. De esa madera salen
'cruces de palo' para los primeros que pitan en cada país.
Para mí que fue el fundador el que quiso que los padrinos
de la celebración de esa primera misa fueran su hermano
'tio Santiago' y su mujer, 'Fefa' (creo que ese es el nombre).
Estaban acompañados --lo recuerdo perfectamente--,
por Vicente Mortes (ex ministro de Vivienda del gobierno del
general Franco) y su esposa; David Sell (un numerario que
residía en Japón) y Don José Luis Múzquiz.
Supongo --no estoy seguro-- que estaría don Florencio
Sánchez Bella, entonces consiliario de la obra en España.
También estaba don Giuseppe Angelicchio, el primer
numerario de Italia y también sacerdote.
Dentro del curso de estudios, al estar cursando la carrera
de periodismo, recibí el encargo de ser el fotógrafo.
Como había fallado el fotógrafo oficial de la
primera misa de Soichiro Niita, me encargaron de la tarea
de realizar fotografías de la celebración. Eso
sirvió para que viera de cerca al hermano del fundador
y a su esposa. La impresión que saqué es que
era una persona que representaba poca cosa: era bajo de estatura,
muy feo y con gafas. Su esposa me dió la impresión
de que se daba mucha importancia, como también Vicente
Mortes (ya fallecido), que luego fue presidente de la Fundación
Tajamar. Era 'vox pópuli' en toda España que
este hombre era supernumerario del opus dei. Luego me he enterado
que él estuvo de residente en la llamada 'Residencia
Jenner', antecedente inmediato del Colegio Mayor Moncloa,
en el periodo posterior a la Guerra Civil española.
No se cuándo pitaría, pero luego fue de los
primeros supernumerarios. El matrimonio no tenía hijos.
Recuerdo también que durante toda la misa estuve haciendo
fotografías, lo mejor que pude. Como corresponde a
los padrinos 'Tio Santiago' y su esposa, en el momento del
lavabo de las manos del ofertorio, ofrecieron la jarra para
el agua y la toalla. Eso lo reflejé en mis fotografías.
Luego seguí observándoles otros momentos de
la misa. Confiaba que todo saliera bien y así poder
tener en mi colección algunas fotografías de
aquellos a los que entonces consideraba mi familia.
Una vez terminada la ceremonia me dijeron que al día
siguiente fuera a Madrid y entregara a un fotógrafo,
llamado Portillo (puede ser familiar de Don Alvaro), en la
plaza del Angel, cercana a la céntrica Puerta del Sol
y la Plaza de Santa Ana, el carrete de la ceremonia. Luego
me pregunté qué habría sido de aquel
carrete de fotografías. Un día le eché
valentía y acudí al fotógrafo 'Portillo'
para interesarme por aquellas fotografías. La respuesta
fue clara: no sabían qué había pasado
con tales instantáneas. Siempre me he quedado con la
duda si salieron bien o si se las quedó el fundador
como recuerdo. No recibí más explicación.
Para mí, 'Tio Santiago' y su esposa 'Fefa' eran unas
personas que guardaban mucho la compostura y eran distantes.
Me da la impresión que no le gustábamos mucho
los de la obra, pues me llegaron anécdotas de cuando
era pequeño que preguntaba a su hermano qué
se llevaba de la casa para su nido. Desde luego, visto aquello,
no guardo un grato recuerdo de la experiencia. Siempre me
pareció excesiva la veneración que se profesaba
dentro de la obra hacia la familia de su fundador y, visto
este caso, me ratifiqué en mi convicción. Por
cierto, luego he sabido que este señor tenía
ocho hijos. Uno de ellos, llamado entonces José María
en honor de su tío, llegó a pitar, pero, a pesar
del enorme cuidado dentro de la obra, abandonó lo que
ellos llaman su vocación. Sin embargo me he enterado
que uno de sus yernos, llamado Josep Manola, perteneciente
a la embajada de Austria en Madrid, es de la obra como supernumerario.
HINCHAR EL PECHO
Ante todo una consideración. Escribo este artículo
conmovido por el estupendo que ha
escrito Javier, un sacerdote diocesano que fue agregado
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz durante unos cuantos
años, que ahora nos sorprende con ese cariño
que profesa por todos los que tenemos la consideración
de ex. Los que quedan dentro de la obra se permiten el lujo
de despreciarnos o de no dirigirnos la palabra cuando se encuentran
con nosotros por la calle. Gracias por tu artículo.
Yo ahora te escribo desde mi experiencia de casi 34 años
como agregado en el opus Dei y más de 31 como redactor
de información religiosa en un medio de comunicación
de información nacional en España.
Una primera consideración: hincha el pecho, eres grande
y siéntete orgulloso como hijo de Dios de ser sacerdote
diocesano, que no es ningún grado menor dentro de la
Iglesia, aunque algunos numerarios os parezcan mirar por encima
del hombro. No eres menos que esos que a tí y a mí
nos han influido negativamente para no continuar en una institución
que se proclamaba nuestra familia y en verdad no lo era. Decían
que en el opus Dei (escribo la primera palabra con minúscula
de manera voluntaria, pues lo han empequeñecido) todos
participaban del mismo puchero, pero con los hechos demostraban
que eso no era cierto. Algunos de ellos (numerarios) podían
estar en cualquier sitio, mientras que los agregados teníamos
que estar como ayudantes de ellos, una especie de hermanos
legos de las antiguas órdenes y congregaciones religiosas,
aunque en la obra se dijera que no eran religiosos o frailes
o monjas.
Me atrevo a decir que para la mayor parte de vosotros, los
sacerdotes diocesanos de la Sociedad Sacerdotal de la Santa
Cruz (sss+), érais personas que no os enterábais
del espíritu de la obra, pues --aseguraban-- teníais
una "formación clerical" que hacía
que no os enterárais. Incluso achacaban a los jesuitas,
que, según ellos, controlaban la formación de
la mayor parte de los seminarios. Esas mismas personas se
sentían como una "iglesia paralela", sin
que comprendieran que en el mundo existen muchos caminos para
llegr a Dios. Hablaban una cosa que con los hechos desmentían.
Ellos se sentían "laicos" y no les gustaba
hablar de "seglares", aunque sí de "espiritu
secular". Si conectaban con alguien de otro grupo apostólico,
procuraban acercarle a ellos e incluso que se hiciera cooperador.
Con eso, lo único que vivían es el único
camino dentro de la Iglesia.
Unos pocos, solo unos pocos, según estas mismas personas,
eran los sacerdotes de la sss+ que entendían a fondo
la obra. Siempre se citaba a Lucas Mateo Seco, José
Antonio Abad, y algún profesor de la facultad de Teología
de Pamplona, cuyo nombre no recuerdo. Ellos que se decían
en el mundo, parecían apartarse del mundo, pues el
mundo tenía que amoldarse a lo que ellos querían
y no existía otra interpretación que la de sus
"laboratorios". Recuerdo perfectamente que durante
unos pocos años en los centros de agregados contábamos
con sacerdotes agregados de la sss+ para que confesaran, dieran
meditaciones o predicaran los retiros mensuales. No olvido
los nombres de Don Aurelio, un sacerdote asturiano que luego
tuvo altos cargos en la diócesis de Oviedo, y don Alejandro,
que luego fue canónigo de la catedral compostelana.
Uno y otro estuvieron en Madrid y se aprovechó su estancia
para realizar sus funciones sacerdotales en centros de agregados.
Cuando dejé la obra en 1998, los agregados solo teníamos
relación con los sacerdotes diocesanos de la sss+ cuando
deseábamos confesarnos con urgencia y era difícil
acercanos al centro de la obra. No hay que olvidar que, dentro
de la prelatura, se nos decía que teníamos libertad
para confesarnos con cualquier sacerdote, pero se nos aconsejaba
los de la obra y en especial el asignado en el centro. No
digo nombres, pero el algún momento tuve más
facilidad de confesarme con el de la sss+ de la parroquia
que con el del centro, aunque existían otros sacerdotes
residentes en el centro de numerarios, que sí nos atendían.
Esto es totalmente cierto. Gracias tengo que dar a los que
fueron tus compañeros.
Pienso que algunas personas en la obra solo se servían
de los sacerdotes agregados o supernumerarios de la sss+ para
eso, para confesar y, si acaso, exigían que vosotros
aportárais vocaciones de numerarios, agregados y supernumerarios.
Unos pocos, en un exceso de generosidad, admitían que
enviárais alumnos a los seminarios diocesanos, si es
que antes no se había visto la posibilidad de que tuvieran
vocación al opus Dei. ¡Qué pena! Yo, que
hacía información religiosa desde 1973, no entendía
que alguien se pitorreara en las tertulias del centro de agregados
del trabajo que hacía no solo con los obispos y sacerdotes
diocesanos, sino con los religiosos y religiosas así
como con personas de otras confesiones religiosas. Lo más
que entendían es que esas personas pudieran llegar
a ser "cooperadores" --se citaba siempre a las monjas
de clausura-- o incluso "cooperadores acatólicos",
a los que se podía tratar para convertirlos.
En mi empresa trabajó un sacerdote agregado de la sss+.
Alguna vez me hizo ver la falta de "entendederas"
que existía en la obra con relación a los que
eran iguales a él. Me quedó claro que su superior
jerárquico era el obispo, y solo recibía dirección
espiritual de la obra. Un día contaré más
detalles de lo que sucedió entonces, pero hoy no es
el momento. En 1977 fue llamado por su arzobispo a una ciudad
gallega, dejó el periodismo y acometió la tarea
de construir una nueva parroquia. Luego le he perdido el rastro.
Javier, decías que se estaban yendo muchos sacerdotes
diocesanos de la sss+. Otro artículo mío reflejaba
"la
sangría de los agregados". Así
es. Aunque exista una página web de un agregado que
sigue dentro que da nombres de los que continúan, os
diré que se ha olvidado de muchos otros que se han
ido de la prelatura, tras haber estado entre los primeros
pitajes del Instituto Tajamar. Esa página no se puede
hacer sin "la censura" de la obra. Tu puedes también
escribir mucho de lo vivido dentro del opus Dei. Algunos ex
me han pedido que escriba lo vivido como agregado, pues existen
pocos testimonios y la mayoría son de numerarios o
supernumerarios. Puedes marcar un camino. ¡Qué
cosa más buena! Será sin rencor, aunque, como
me ha sucedido a mí, me duela esa parte de mi vida,
en la que entregué todo mi ser y luego otros se aprovecharon.
Mi primer artículo se titulaba " El
'Buen' Pastor" y ponía 'Buen' entre palos,
puesto que el que tuve como director no fue mi buen pastor.
No me auxilió cuando me hizo falta. Yo tenía
dudas de si debía continuar. Fue como hablar con la
pared. No me hizo caso. Al cabo de seis meses de mi marcha,
a traves de un tercero, dijo que quería hablar conmigo.
Javier, tu sí que puedes ser un "Buen Pastor"
dentro de la Iglesia. No tengas complejo de los numerarios,
que muchos de ellos van a su bola. Hincha el pecho, que ser
sacerdote diocesano merece la pena.
LOS RICOS ACCIONISTAS
Se ha repetido muchas veces en estas páginas que cuando
te vas de la obra lo haces con una mano delante y otra detrás.
Todos los que hemos vivido esa situación sabemos hasta
qué extremo esto es cierto. Los que fuimos agregados
lo podemos testificar, pero mucho más los numerarios
que, en muchos casos, hasta han entregado a la prelatura el
dinero, casas y acciones que les habían dejado sus
padres. Los que voy a escribir, me ha venido a la mente tras
leer el artículo de Luis
Vallecas, que, con toda generosidad, dirmó
la liquidación de sua acciones, que tenían un
valor de 6.000 euros (un millón de las antiguas pesetas).
Desde que me hice de la obra en 1965 entregué todo
el dinero que gané o me dieron mis padres para mis
caprichos. Por ello, salí con una mano delante y otra
detrás, pero con una diferencia. Mi padre, que era
muy listo, observó que no me quedaba nada para mis
caprichos. Sospechó que se lo entregaba al opus, como
el decía y ahora digo yo. En consecuencia, empezó
a cobrarme una cantidad de dinero en concepto de contribuir
a los gastos del domicilio familiar y la comida.
Mi padre fijó una cantidad simbólica en concepto
de contribuir al sostenimiento de la casa. Lo dije en el centro
de la obra y me lo aceptaron. Desde ese momento, mensualmente
entregaba ese dinero en mi domicilio. Mi progenitor que era
muy listo, decidió voluntariamente invertir a mi nombre
ese dinero en acciones de una importante empresa española
de telecomunicaciones. Menos mal que no se enteraron en la
obra. No lo hubieran permitido.
Cuando salí de la obra en octubre de 1998, una de las
primeras cosas que me planteé fue buscar un apartamento
en un lugar que me gustara para cuando llegara la jubilación
profesional. Así lo hice. Pensé que una localidad
de la costa del Mar Mediterráneo podía ser buena
y escogí La Manga del Mar Menor. Hice balance del dinero
del que disponía de mis padres. Fijé la cantidad
y, mira por donde se cumplió el deseo. Tenía
vistas al mar, la mayor parte del año gozaba de buena
temperatura, debajo existía un garaje para aparcar
y, además con ascesor, lo que era muy conveniente para
mi madre, que entonces ya contaba 83 años. Lo mejor
de todo era que disponía de suficiente dinero.
Todo el dinero que obtuve por el ejercicio de mi profesión
periodística había ido a parar a la obra. Claro
que tenía la suerte de la vista que tuvo mi padre,
al invertirme en una compañía de telecomunicaciones.
Fuera de lo que entregaba a mis padres y lo que sacaba para
mis gastos corrientes (gasolina de coche, comidas, periódico,
ropa y locomoción), no me quedé nada. Calculo
que dos terceras partes de mi salario mensual se lo "comía"
la prelatura. Ese dinero que entregaba en el centro de la
obra se destinaba, en algunos casos, a "empresas de la
obra que no tienen beneficios". Así se me indicaba
anualmente a la hora de hacer la declaración de la
renta de las personas físicas al Estado. Por ello,
se me insistiía, no debía figurar en tal declaración.
La sorpresa vino cuando dejé la obra. No debieron enterarse
en tales empresas y me citaron a una "reunión
de accionistas" en un despacho de abogados --todos pertenecientes
al opus, por supuesto-- para hacer balance del año
anterior, que siempre resultaba negativo. Pues bien, en el
papel de citación para la junta de accionistas se me
indicaba que yo disponía de tantas acciones de inmobiliaria
tal, y tantas de tal empresa y tantas de una casa de retiros
que figuraba con otro nombre. No revelo los nombres, pero
tengo guardado tal documento en una caja fuerte.
El valor de todo lo que tenía en acciones era --pasmaos--
12 millones de las antiguas pesetas, hoy euros. Haced un cálculo
si queréis, a 166,366 pesetas cada euro... Era rico,
un rico accionista, también en el dinero que había
entregado a la obra. ¡Qué iluso! El tiempo me
hizo pisar más firme en la tierra. Al cabo de dos años
de dejar de ir por el centro de la obra, no me han vuelto
a citar a "la junta de accionistas". Eso sí,
cuando era de la obra, anualmente se pedía mi firma
para que alguien me representara en la "junta de accionistas".
De un manera mecánica yo estampaba mi firma en aquel
papel que me presentaba uno de los miembros del consejo local
del centro. Después, miau, miau, que diría un
gato. Cuando firmé la baja definitiva en la obra, el
20 de enero de 2000, el encargado de agregados de la delegación
de Madrid Oeste, me anunció que me iba a llamar otro
día para que firmara la liquidación de "mis
acciones". Cada vez que me llamó posteriormente
le salí con evasivas. No me ha vuelto a insistir. ¿Qué
hubiera pasado si hubiera reclamado esos 12 millones de pesetas?
¿Me los hubiera dado la obra? Me inclino por decir
que no me lo hubieran entregado, alegando miles de motivos,
que sabemos que tienen. No he vueto a saber más. Os
garantizo que no he vuelto a ser citado a "una junta
de accionistas de inmobiliaria.. de X, Y o Z".
Cuando alguien de una congregación religiosa abandona
le ayudan para salir adelante, durante un tiempo. No sé
de nadie que haya dejado la obra y le hayan ayudado con dinero.
Todo lo contrario. Pero el opus no es una congregación
religiosa y, en consecuencia, no da dinero a nadie pues es
una prelatura. Así sales de la obra con una mano delante
y otra detrás. Eso sí, un "amigo"
que así se decía me preguntó de dónde
había salido mi dinero de la casa de La Manga del Mar
Menor. Le respondí lo de mi padre que os he narrado.
No me había quedado ningún dinero de la obra.
Sin embargo, en los papeles figuraba "12 millones de
pesetas". Vamos, "un rico accionista"... de
las empresas de... Decid quién es el propietario.
USAR Y TIRAR
Ayer 15 de julio de 1943 fallecía en el Sanatorio San
Francisco de Asís de Madrid Isidoro Zorzano, el segundo
que se hizo de la obra, un joven ingeniero nacido en Argentina,
antiguo compañero de estudios de san Josemaría
en Logroño. que pidió la admisión en
la obra en agosto de 1930, según dice la web oficial
de la prelatura.
Como podrá observarse, he entrado en la web oficial
de la prelatura esperando encontrar algo que recordara a este
ingeniero, cuyos restos reposan en un nicho en la zona llamada
de 'Los Héroes de Cuba', con el letrero 'In pace',
al igual que otros muertos de la prelatura, y las fechas de
13 IX 1902 y 15 VII 1943. No aparece ningún letrero
que diga que es Isidoro Zorzano.
Pues la página oficial del opus ni cita ese aniversario
del 15 del julio... Y eso que han pasado 61 años. Ellos
que son tan detallistas, han descuidado este detalle, teniendo
en cuenta que se ha hablado recientemente de él en
opuslibros.com. ¡Qué se le va a hacer! Como es
verano y hace calor, la próxima vez llevaré
flores de plástico para imitar a los del opus que me
han precedido en ese cometido. Es lo más moderno y
lo que gusta mucho a algunos/as.
Ya sabemos que Isidoro, así se le conoce dentro de
la obra, fue el primero de la obra al que se abrió
un proceso de beatificación en fase diocesana. Incluso
últimamente hubo un tímido intento de volver
a hacer una hoja sobre su vida y virtudes.
Una de las primeras medidas que tomaron en la obra cuando
me fui consistió en dejarme de enviar las diferentes
"hojas" sobre la vida y virtudes de los posibles
santos. Por lo menos eso es a lo que aspiran ellos. También
se me dejó de enviar convocatorias de los muchos actos
que promueven los seguidores de Josemaría. No sé
a quién dirigen sus escritos, pero a mí no.
¡Qué descarado lo hacen! Al principio, protestaba
oficialmente a los responsables de la oficina de información
del opus Dei en España, pero no servía para
nada. He bajado la cabeza ante semejante "sordera"
y los he dejado por imposibles.
El caso de Isidoro Zorzano es semejante al mío, solo
que yo todavía no he muerto. Somos, como dice el anuncio,
de "Usar y tirar". Como los guantes, como las toallitas
para quitarse la crema que nos protege la piel del sol, como
el tubo de la pasta de dientes cuando se acaba. ¡Qué
fatal destino tenemos! Así se sirven de nosotros en
el opus. Una vez que no convenimos a sus intereses, prescinden
de nosotros.
He pasado un buen rato leyendo la página oficial. No
me podía creer aquello. Isidoro Zorzano era ignorado.
Lo más que dice la web del opus es, dentro de la biografía
del fundador, que Isidoro Zorzano les mantenía contacto
con el exterior a un grupo de seguidores de Josemaría
durante la estancia en el consulado de Honduras en plena Guerra
Civil española en 1937. He querido encontrar esa fecha
de fallecimiento y no la he encontrado. Opuslibros está
más al día que la página oficial.
La web oficial de la obra no narra nada de la vida de Isidoro
Zorzano. Debo ser torpe porque no lo he encontrado. Mira que
he buscado. Alguno de los seguidores que entran en la página
pueden ayudarme o confirmar el hecho. Claro que dentro del
opus hay un santo que ya está en el altar y los demás
todavía no han merecido subir a los altares.
Por eso, cuando en el apartado de opuslibros se habla de libros
silenciados nos podríamos incorporar muchas personas,
no solo Isidoro Z, sino todos los que nos creímos lo
que ellos predicaban y también hemos sido silenciados.
Se ha repetido el anuncio de "usar y tirar".
LOS OJOS DE LOS DIRECTORES
Algunos cuadros antiguos representaban a Dios en un triángulo.
Dios todo lo veía y nada se escapaba a su mirada. Pues
en la obra es exactamente igual. Ha muchos medios de controlar
a los "fieles" de la prelatura: la confidencia,
la corrección fraterna, la dirección espiritual,
el comentario del Evangelio, las tertulias y el diario que
se lleva diariamente en cade centro. Todo ello se plasma,
en muchos casos, en un informe que primero llega al consejo
local o al director espiritual laico --no quiero pensar en
el sacerdote--y, si es grave, a la delegación, a la
comisión, al consejo general y.. hasta el mismísimo
prelado, que yo ya no llamo padre. Perdonad las que me leéis,
pero no domino el vocabulario de las que dicen que están
"a mil kilómetros de distancia".
En mis últimos tiempos en la obra tuve oportunidad
de comprobar algunas de estas afirmaciones que realizo en
este escrito. Me voy a ceñir al diario de cada convivencia
anual. Como soy periodista, habitualmente se me encomendaba
este encargo. Alguna vez se me pidió el texto, lo leyó
el director de la convivencia y, finalmente, decidió
que aquello no estaba bien y había que cambiarlo. Al
estar acostumbrado en la redacción profesional, eso
no me suponía gran esfuerzo. Lo que se reflejaba en
el diario de cada convivencia eran los temas tratados en las
tertulias, las conversaciones entre nosotros, las excursiones
que hacíamos, las asignaturas que cursábamos
y tantos y tantos hechos. Era el diario de una "familia",
pero menos. El cuadernillo del diario era como el de un alumno
de estudios primarios. Tenía renglones. Se pretendía
que todas las palabras estuvieran en la misma línea.
Aparentemente era normal, pero, con el tiempo, he visto que
no tanto. Los ojos de los directores nos contemplaban desde
lejos y, aunque estuvieran en otro lugar geográfico,
en realidad estaban allí cerca.
Cada año que terminaba la convivencia, debía
entregar el cuadernillo en dirección. No se qué
paso un año. Tuve que ir hasta la delegación
del Madrid Oeste (así se divide la capital de España
y la otra es el Madrid Este). Allí dejé lo que
había escrito sobre la conivencia. En algún
momento el director de aquellos días me había
recordado la necesidad de tener el diario al día. Alguna
vez se me retrasó, pero lo corregí en poco tiempo.
En la vida, las cosas no ocurren porque sí. En la obra,
mucho menos. Todo está cuidadosamente estudiado. El
diario es un caso de éstos. Cuando ha pasado el tiempo,
me he dado cuenta que si se hubiera contado algo menos conveniente
para los participantes en la convivencia anualmente allí
hubiera quedado reflejado. Era como el ojo de los cuadros
antiguos. Dios todo lo veía. En este caso, los directores
todo lo veían y tenían una especie de 'chivato'
en el redactor del diario. Bastante esfuerzo hace el "fiel"
de la prelatura al que se le encarga esta tarea. Los que somos
periodistas estamos acostumbrados a contar todo lo que pasa.
Por si había poco control, algunos de las convivencias,
con toda su buena fe, narran hechos o sucedidos de esos días
que oyen mientras eperan a recibir los platos de la comida
en el comedor. Algunos tienen mucha gracia y así queda
reflejado, pero, en otros casos, el "chivato" descubre
algo que el otro no quisiera que se supiera.
En el último año del Colegio Mayor Ayete de
San Sebastián, ya no tuve el encargo de redactar el
diario. Duré solo once días, pues tuve que ir
a atender a mi madre, que ya necesitaba mi presencia en su
casa del pueblo. Existen sucedidos que se te quedan clavados
y, aunque hayas dejado la obra, ya no los puedes olvidar.
Este es el caso de la pregunta de un agregado sacerdote que
me aseguró que iba a hacer una buena excursión,
a lo que yo asentí y revelé que me iba por necesidades
de fuerza mayor y que la excursión era larga.
Un hecho difícilmente reflejable en el diario fue la
presencia de don Francisco Vives, creo que entonces director
espiritual de la obra, en una tertulia en el Colegio Mayor
Ayete. Fue el año anterior al de mi marcha. Estaba
descansando en una casa cercana a nuestro lugar de estudios
y descanso. ¿Qué reflejaba yo en el diario de
la convivencia de aquella tertulia? Os aclaro. A cada uno
se nos nota la profesión a la que pertenecemos. Yo,
que no me callo nunca, se me ocurrió preguntar con
un poco de salsa periodística. No le gustó nada.
Me miró de arriba a abajo y no me acuerdo lo que me
contestó. Me había clavado la mirada y os digo
que tuve miedo, a pesar de mis muchos años en la obra.
Eso es lo que tengo de recuerdo, que me clavó su mirada.
Por lo visto, no se podía preguntar a lo periodista.
Se me ocurrió que la solución estaba en tratar
de reflejar lo mejor posible lo que nos había aconsejado.
¿Por qué serán tan serios en la obra?
¿Por qué siempre están dando consejitos?
Y todos debemos copiar en la agenda de nuestra vida interior
para enviárselo a otros. Eso sí, el año
que yo estuve de redactor del diario de la convivencia decidí
dar un poco de jabón y de halagar para no tener problemas.
Ya estaba yo con un pie fuera del opus. Se notaba y yo no
caía en este detalle.
Un hecho curioso sucedió cuando una vez estuvo don
Alvaro del Portillo en la Universidad de Navarra. Estaba pasando
el verano en una casa a la que nos hacían llamarla
todos 'Romanía'. Por supusto que ese no era su nombre,
pero como había que guardar un poco de secreto, ese
era entonces el apelativo de tal inmueble. Fui como uno más
a la tertulia y tomé notas. Quedó todo reflejado
en el diario. Me ceñí en la redacción
a una línea oficial del opus. Si hace falta, los periodistas
nos disfrazamos de lo que sea. Lo que no esperaban los ojos
de los directores es que la tertulia de Don Alvaro en la universidad
de Navarra iba a ser inmediatamente enviada a Paco Navarro,
el primer agregado de la historia de la obra, que llevaba
mi dirección espiritual en aquellos tiempos. Al tener
yo hecha la fidelidad desde hacía mucho tiempo y Paco
ser el primer agregado, los directores se confiaron.
Al llegar a Madrid, mi escrito a Paco Navarro se había
extendido por toda la delegación de Madrid Oeste. Hasta
los directores de la delegación lo citaban, Ya se sabe
la manía que existe de solo hablar del padre. Pasado
el tiempo, mis papeles fueron anulados. Se hizo una versión
oficial que no coincidía en muchos puntos con la mía.
Para colmo debía de llevar a la oración de la
tarde "la versión auténtica" (la de
los directores, vamos) en el centro de le delegación
de la obra por donde iba. Conclusión: nada es inofensivo.
El diario de las convivencias, el cuadernillo sobre los hechos
que allí suceden, tiene como fin prolongar los ojos
de los directores que todo lo ven. También eso sucedía
en regímenes que no conviene recordar.
QUIERO SER MONSEÑOR
No me he vuelto loco. Soy laico, relaico y requetelaico. No
me ha entrado envidia con el arzobispado de Tarragona, para
el que ha sido nombrado un sacerdote numerario, y con el de
Burgos, para el que fue nombrado un sacerdote agregado de
la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.. Si decía
el fundador que el opus estaba en la Iglesia para servir...
como la Iglesia deseaba ser servida. Que sea verdad.
He entrado, una vez más, en la página web de
la preltura y, dentro de ella, en el boletín 'Romana',
que da a conocer distintos aspectos de la vida de la Iglesia
y de la obra. Una de las cosas interesantes de las que informa
es que el Papa ha nombrado cinco prelados de honor de clero
de la obra y 25 (!!!!!!) capellanes de Su Santidad a otros
tantos sacerdotes numerarios. Esto sí que es ir poniendo
un pie donde conviene. No es frecuente que tantos miembros
de una institución reciban distinciones como las citadas.
Entre los prelados de honor figura monseñor Fernando
Ocáriz Braña, considerado el número dos
de la prelatura y con muchas posibilidades a suceder a monseñor
Javier Echevarría al frente de la prelatura del opus
dei, si se produjera un fallecimiento en estos momentos. No
hay que olvidar que es un teólogo estrechamente relacionado
con el prefecto de la Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger.
Lo que mucho le costó al fundador, obtener el título
de monseñor, que luego aireó por todo el mundo,
hasta el mundo de que algunos creían que era obispo,
ahora a treinta de sus hijos les ha sido concedido de un plumazo.
Pensar que el "santo de lo ordinario", San Josemaría,
como le llaman en la página web de la prelatura, siendo
solo monseñor, utilizó una vez vestimenta de
color fucsia para ir a una recepción, y eso que solo
era monseñor. Como sus hijos sigan el mismo ejemplo
"ordinario", se va a ir al presupuesto del año
en vestimentas especiales de seda para los treinta monseñores
del opus. Que no nieguen esto en la prelatura que lo que digo
ha salido oficialmente en 'Crónica' , la publicación
interna de los hombres del opus.
Ahora, los nuevos prelados, a animarse, a vivir lo "ordinario"
como el fundador, en cumplimiento de los derechos que se tienen,
como es el de utilizar una sotana y acompañamientos
de color fucsia. No se si eso va a servir en Roma, ciudad
llena de "monseñorinos". Desde luego aquí,
si se visten así, va a ser de carcajada. Por cierto,
la palabra "monseñorinos" equivale en España
a monseñores en pequeño. Traducido: "monseñoritos".
Mi amigo de al lado me dice: "No pongas monseñoritos,
que suena a señoritos". Me quedo pensando y llego
a la conclusión, que si no son "monseñoritos"
o "señoritos", sí tienen en casa "numerarias
auxiliares" o doncellas que les sirven la comida con
cofia todos los días. Y eso vale para todos ellos,
que todos tienen cargos en el opus.
Estoy seguro que no utilizarán la sotana color fucsia
de los obispos. Eso queda para la historia del "santo
de lo ordinario", el que era uno más. Cuando los
demás sacerdotes irán a las recepciones oficiales
en traje de clergyman, ellos llevarán sotanas con fajín
y los colores de las mangas serán de color obispo.
Se por experiencia que a cualquier sacerdote le cuesta sudar
una fila de influencias para alcanzar el título de
monseñor. Por lo que se ve, en el opus tienen una puerta
abierta de modo especial. Ellos pueden conseguir lo que se
propongan y los demás lo tienen muy difícil.
Ejemplo: uno de los personajes con más peso en el Arzobispado
de Madrid ha sido un sacerdote que ha trepado por diversos
cargos. Al final no ha llegado ni a obispo, pero le han concedido
el tíitulo de monseñor, con lo que, según
se dice en el mundo eclesiástico, ya no trepará
mas.
Una de las cosas que oí cuando pertenecí a la
prelatura fue que los religiosos no podían ser nunca
monseñores o prelados, salvo cuando fueran mombrados
obispos. Los de la obra decían que sus sacerdotes,
como eran diocesanos, sí lo podían acceder al
"monseñoriado", si es que existe esta escala,
que creo que no, pero me la invento. Bueno no solo han conseguido
30 monseñores prelados de una vez, sino que también
han obtenido una vieja aspiración: la de tener obispos
de su clero en España, en la persona de los arzobispos
de Tarragona, el numerario don (para utilizar el vocabulario
interno del opus) Joan Pujol y Burgos, el diocesano agregado
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, don Francisco
Gil Hellín.
DULCÍSIMO PRECEPTO
En un pueblo de España, cuyo nombre prefiero no citar,
vivía un matrimonio, ya de edad avanzada. Dios había
dispuesto que los últimos días de su vida, siendo
ya mayores, los pasaran juntos. Qué felices fueron.
Sus hijos, un varón y una mujer, habían abandonado
el pueblo y pertenecían al opus dei como numerarios.
Claro los hijos casi no venían por el pueblo. Uno día
y otro el matrimonio mayor insistía para que vinieran
a estar unos días con ellos, pero eran palabras no
atendidas. No venían. La enfermedad del padre debió
ser llevada mayormente por la madre, sin que los hijos, numerario
y numeraria, apenas vinieran.
Un día, el padre falleció. Era el momento en
que los hijos vinieran al pueblo y acompañaran a la
madre. Ésta pensó: vendrán a estar conmigo,
estaremos juntos en el entierro y, por fin, podré estar
con ellos. Se emocionaba por ello. ¡Qué momento
más deseado!
Gran noticia, los hijos vinieron a estar con la madre, tan
pronto como como supieron la muerte del padre. Abrazaron a
la madre. Ella estaba emocionada. Le hicieron compañía
durante aquel día. Parecía que habían
vuelto los tiempos cuando los hijos eran pequeños.
Llegó la noche. El hijo varón dijo que no se
podía quedar, pues debía viajar a la capital
de provincia. La hija utilizó una excusa parecida.
"¿Pero no os quedáis?", preguntaba
la madre una y otra vez. Ellos insistían que no podían
quedarse. Finalmente se fueron.
Cayó la noche. A la casa familiar le faltaba el padre.
La madre se quedaba sola. Los parientes y amigos acompañaron
a la madre hasta altas horas. Los hijos, numerarios del opus
dei, ya se habían ido. Incluso algunas vecinas se ofrecieron
a estar con ella aquella noche. Sin embargo la madre respondió:
"Déjame que debo adaptarme a mi nueva situación".
Me lo ha contado uno del pueblo. Esto es real. Podría
dar nombres y apellidos de los dos hijos numerarios. Este
es el ejemplo que dejan algunos en sus familias y en las personas
que les querían de pequeños pero, que visto
un caso como éste, ya no son de la misma opinión.
Si el fundador del opus dei decía que los de la prelatura
debían vivir con sus padres el dulcísimo precepto,
este no es un ejemplo de esos cuidados filiales.
Yo era agregado. Cuando pedí más tiempo para
dejar de dar charlas a supernumerarios mayores y poder atender
a mi madre, que ya tenía 83 años, uno del centro
me invitó a recurrir a mi hermano, pero, como podía
contar poco con él, me aconsejó enviarla a una
residencia.
Ya lo he contado en otra ocasión. Encontré una
solución intermedia. Contraté a una señora
que pudiera estar atendiendo a mi madre, hasta que yo regresara
del trabajo. Cuando dije en el centro de la obra que iba a
entregar menos dinero de mi sueldo, se me respondió
que el salario de la señora se lo gastara mi madre
de sus ahorros. Mostré mi extrañeza por tal
actitud y se me respondió: "Si te va a dar lo
mismo. La vas a heredar". Eso sí que es vivir
el dulciiiiiiísimo precepto.
DULCES Y CILICIO
Hasta hace poco tiempo, algunos conventos de monjas de clausura
suministraban cilicios a los numerarios y agregados del opus
dei que lo necesitaban. Esta situación era frecuente,
sobre todo, en los cursos y convivencias anuales que, sobre
todo en el hemisferio norte, tienen lugar en estos días.
De acuerdo con las normas de la obra. Está previsto
que numerarios y agregados del opus dei se pongan el cilicio
en la la parte alta de la pierna para vivir lo que ellos llaman
la mortificación corporal. Esto no se produce cuando
es uno de los días de fiesta del calendario de la obra
o un domingo.
Los días de fiesta en la obra son los de los santos
patronos e intercesores; los apóstoles; las grandes
fiestas de la Iglesia (Corpus Christi, Navidad, Anunciación)
y, por supuesto las fechas de nacimiento y fallecimiento del
fundador. Cuando yo me fui de la prelatura estaba incluida
en el calendario de no ponerse el cilicio la fecha del pitaje
(incorporación) de Don Alvaro del Portillo, el 7 de
julio. Se puede decir que son muchas las fiestas en que uno
se "libra" de utilizar el cilicio o las disciplinas
(látigo de cuerdas). Estas últimas deben aplicarse
en las nalgas el tiempo que dura una oración elegida
por el autoflagelador.
Pues bien, hasta hace poco tiempo eran las monjas de conventos
de clausura las que facilitaban esos instrumentos (cilicio
y disciplinas) a los de la obra. Cuando yo me fui ya era la
administración de los centros la que los facilitaba.
Una vez estaba yo en Córdoba asistiendo a un curso
anual en los denominados Colegios Mayores de las Cajas de
Ahorro, que se alquilaban durante el verano y que luego se
han abandonado, debido al elevado precio. En aquella convivencia
yo era el encargado de tienda. Era como un recadero. Recuerdo
que recibí solicitudes de adquirir cilicios o disciplinas
para los que participaban en el citado medio anual de formación.
Los de la zona que participaban en el curso anual indicaron
un convento de monjas de clausura, cuyo nombre no recuerdo,
para que adquiriera los cilicios y las disciplinas o látigos
de cuerdas. Al llegar a la residencia religiosa, la conversación
pudo ser más o menos la siguiente, delante del torno:
--NachoF: Ave María Purísima.
--Monja tras el torno: Sin pecado concebida. ¿Qué
desea?
--NachoF: Deseaba adquirir dos cilicios.
--Monja: ¿De qué tipo y para qué los
necesita?
--Nachof: Soy del opus dei. Me lo han encargado dos de la
convivencia anual en la que participo. Los necesito de brazo
(son los más pequeños).
--Monja: Ah, bien. Un momento. Nosotras somos cooperadoras
(personas en este caso que rezan por la obra).
Al rato se oía girar el torno de las monjas, y se presentaban
dos cilicios en un sobre. A través del torno se podía
oir. Son tantas pesetas. Lo agradecí y seguí
con la lista de compras de la tienda.
Estas mismas monjas que suministraban los cilicios a los de
la obra, vendían a la vez dulces y vinos. Sabido es
que los conventos de clausura suelen tener productos de alta
calidad, que, naturalmente, no se pueden comparar con los
cilicios. Seguro.
EL OPUS PIERDE ANUALMENTE 500 PERSONAS
POR FALLECIMIENTO
La prelatura del opus dei pierde anualmente más de
500 personas en los diversos tipos de entregas que existen
dentro de esta institucióin religiosa, según
se deduce de los datos publicados en su boletín 'Romana'
que recoge datos de los dos últimos años, aunque
del 2003 solo se publican datos del primer semestre.
El Opus Dei no es muy amigo de las estadísticas. Sin
embargo, 'Romana' publica una lista de los fallecidos en el
primer semestre de 2003, que fueron los siguientes: 249 numerarios,
agregados y supernumerarios y 15 de la Sociedad Sacerdotal
de la Santa Cruz, vinculada al Opus Dei y formada por sacerdotes
diocesanos en su mayoría. Todo ello hace un total de
264 fallecimientos de personas pertenecientes a esta institución.
Sumando datos de anteriores boletines de 'Romana', en el primer
semestre de 2002 fallecieron 259 personas del Opus Dei, de
los que 15 pertenecían a la Sociedad Sacerdotal de
la Santa Cruz, y 244 eran numerarios, agregados o supernumerarios
de la Prelatura. En el segundo semestre de 2002, hubo 295
fallecimientos, de los que 27 eran sacerdotes de la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz y 268 eran numerarios, agregados
o supernumerarios de la Prelatura. El número total
de fallecimientos en 2002 fue de 554 personas.
Esta cifra de fallecimientos es muy elevada y representa una
de las más altas de una institución de la Iglesia
Católica. Tiene menos importancia, teniendo en cuenta
que es una de las más numerosas. Sin embargo, las cifras
oficiales de la prelatura indican que en 1991 el Opus Dei
contaba con 74.710 fieles, con 1.385 sacerdotes, lo que hacía
que hubiera 53 fieles por sacerdote. En 2001, el Opus Dei
contaba con 82.715 fieles y 1.788 sacerdotes, con 46 fieles
por sacerdote. En 2002 había 82.765 fieles, 1.819 sacerdotes
y 45 fieles por sacerdote, y en 2003, había 83.641
fieles, 1.850 sacerdotes y 45 fieles por sacerdote.
El número de obispos con los que cuenta actualmente
el Opus Dei, sin incluir los pertenecientes a la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz, pues no aparecen en las estadísticas
oficiales de la prelatura, es de 19, incluido el arzobispo
electo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol Balcells.
También cuenta con dos cardenales: Juan Luis Cipriani
y Julián Herranz Casado. En Perú existen varios
obispos de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y en España,
el arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín.
Recientemente monseñor Klaus Küng, obispo perteneciente
al Opus Dei que rige una diócesis austriaca, fue nombrado
por la Santa Sede visitador de un seminario en el que se han
denunciado unos casos de pederastia y de relaciones sexuales
entre profesores y alumnos.
En las estadísticas oficiales de la prelatura no se
incluyen datos de bajas de las personas que, una vez se han
incorporado, deciden abandonar la prelatura. Sin embargo en
la página web 'opuslibros.com' se incluyen numerosos
testimonios de personas que han dejado al Opus Dei despues
de muchos años de entrega. En la citada web es frecuente
encontrar testimonios de personas que se han ido después
de 15, 20 y 30 años de entrega, que aportan su punto
de vista a lo que ha sucedido dentro y cuál ha sido
la causa de su marcha después de tantos años.
Algunos incluso reconocen que han ocupado cargos importantes
dentro del Opus Dei en varios países. Otros han sido
directores de centros o se han encargado de grupos de personas.
Teniendo en cuenta el elevado número de personas fallecidas,
se hace difícil entender que el Opus Dei siga aumentando.
Las estadísticas oficiales de esta prelatura personal
no señalan la edad media de los fieles de la prelatura.
Es frecuente en instituciones de la Iglesia que la edad media
del clero sea muy elevada, cercana a los 66 años. No
parece ser esa la circunstancia de esta institución
que ha aumentado en casi 10.000 personas desde 1991, a pesar
del elevado número de personas fallecidas.
LOS CATECISMOS AGOTADOS
Ser informador religioso ha tenido muchas ventajas en mi vida.
Puedo hablar de la vida de la Conferencia Episcopal en España
desde el 14 de mayo de 1973, fecha en que me incorporé
al medio de comunicación en el que trabajo actualmente
y que no he interrumpido en todo este tiempo, aunque a más
de un agregado, cuyo nombre prefiero no decir, le hubiera
gustado, por deformación --naturalmente-- que no me
hubiera dedicado profesionalmente a informar de la Jerarquía
de la Iglesia Católica en España. Digo esto
porque en las tertulias semanales a las que asistía
era objeto de frecuentes bromas, que maldita la gracia que
tenían. Al final, ellos querían demostrar que
eran "más laicos". Cuando salí del
opus, me encontré a uno de estos, y me pidió
perdón por aquellos hechos. Eso le ha honrado.
Mi vida cercana a la Conferencia Episcopal Española
ha hecho que, en muchos momentos, viviera lo que pensaban
en la obra sobre ciertos obispos y que otras personas que
ocupan cargos me informaran de algunos hechos que sucedían
en las comisiones de lo que era antes de la calle Alfonso
XI (allí está hoy la cadena de emisoras de las
diócesis españolas) y hoy la calle Añastro,
1. Así, me he enterado de hechos que en la obra no
se me informaba. Naturalmente me callaba, pues una cosa era
mi actividad profesional y otra la de agregado del opus dei...
En un determinado momento de la vida de la obra, el fundador,
San Josemaría, "el santo de lo ordinario",
como le llaman en la página oficial de la prelatura,
advirtió contra la doctrina dañina que se estaban
infiltrando en la Iglesia a través de los libros y
los catecismos. Incluso "el santo de lo ordinario"
levantaba el índice de su mano y advertía que
cuando dentro de la Iglesia se había suprimido el "Indice
de libros prohibidos", él levantaba otro. Así
de claro queda expresado en las películas oficiales
de la prelatura. No me lo invento. Espero que no lo hayan
suprimido.
Pues bien todo ese esmero para evitar "los virus"
procedentes del modernismo y de la heterodoxia católica
llevó a los directores (jefes) del opus dei a establecer
que en los cursos anuales y convivencias de numerarios, agregados
y supernumerarios los asistentes prinmeramente tuvieran que
volver a estudiar el llamado "Catecismo del Padre Astete"
en edición de una editorial en la que trabajaban algunos
de los que entonces se decían "socios" del
opus dei, terminología hoy abandonada, pues prefieren
ser denominados, por consejo de los directores, "fieles"
de la prelatura.
Paralelamente, apareció en la prensa una noticia en
la que se indicaba que, según un estudio en el que
habían colaborado varios de la obra, los catecismos
oficiales y documentos de obispados, tenían un elevado
tanto por ciento de errores doctrinales. Esto provocó
un gran malestar en el Episcopado Español, que entonces
estaba presidido por el cardenal Tarancón, y era vicepresidente
el arzobispo de Sevilla, cardenal José María
Bueno Monreal, uno de los que dieron clases a los tres primeros
sacerdotes numerarios de la obra: Don Alvaro del Portillo,
Don José María Hernández Garnica y Don
José Luis Muzquiiz. Curiosamente era amigo del hoy
llamado 'santo de lo ordinario".
Algunas personas cercanas a la Conferencia Episcopal volvieron
a hablar de que el opus dei era "una iglesia paralela",
como ya se había dicho anteriormente en distintas ocasiones.
El catecismo del padre Astete ya no lo estudiaba nadie. Los
directores de la obra "consideraron conveniente"
(muy de su terminología) estudiar en los cursos anuales
y convivencias un catecismo que había sido elaborado
por la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis,
pero que había sido superado por uno posterior.
Sin ermbargo, en la Comisión Episcopal de Enseñanza
y Catequesis, se les estaban agotando los ejemplares de los
catecismos antiguos que iban dirigidos a los párvulos
y niños, en los que se estudiaban los aspectos más
fundamentales de la doctrina cristiana. Pues sí, se
agotaron, pero no por los colegios, sino --creo que no lo
sabían los obispos--, porque eran empleados por los
de la obra. Por lo visto, en el alto mando del opus desconfiaban
de aquella doctrina que contaba con el visto bueno de la asamblea
plenaria de la Conferencia Episcopal y de la Santa Sede. ¡Qué
cosas!
Un buen día se dejó de usar en los cursos anuales
y convivencias de la obra ese catecismo de la Comisiión
Episcopal de Enseñanza y Catequesis, para estudiar
el siguiente. Como siempre, el opus se había resistido
a los nuevos textos de la Iglesia. En un artículo anterior,
titulado 'Resistirse
a la reforma litúrgica' ya contaba un caso
parecido a este. Total, que primero usaron el catecismo del
padre Astete y luego el de la Comisión Episcopal de
Enseñanza y Catequesis.
Las cosas no quedan ahí. Durante mucho tiempo, en los
centros de la obra se estuvo leyendo la edición de
los Evangelios de Nacar Colunga. Un determinado día,
los responsables de la obra desaconsejaron tal edición.
Solo permitían en los centros las ediciones anteriores
a 1969, estoy casi seguro. Yo salvé de la "hoguera"
un ejemplar de Nacar Colunga que había adquirido por
esos años.
Para suplir tal "desaconsejamiento", un grupo de
profesores de la Facultad de Teología de la Universidad
de Navarra comenzó a traducir los Evangelios en edición
que fuera verdaderamente una traducción que ellos consideraban
correcta suelen contar con la visto bueno del gobierno central
de la obra) de los textos evangélicos más antiguos
que se conocen. Para colmo, dentro de la Conferencia Episcopal,
un día se produjo una duda sobre cuál era la
traducción correcta en un caso que se trató.
Un obispo, cuya diócesis hoy no cito, señaló
que su traducción era la de la Facultad de Teología
de la Universidad de Navarra. Se da la circunstancia de que
tenía un secretario que era sacerdote de la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz. Puestos a analizar una y otra
versión, al final se le dio la razón al obispo
citado. Menudo tanto que se apuntó aquel día
el opus.
Despues no he vuelto a tener noticias de este tipo. Quizá
sea que ahora los obispos "largan" (revelan) menos
cosas del interior de las asambleas plenarias que tienen lugar
dos veces al año.
El opus ha terminado su versión de los Evangelios,
que primero vendió en libros sislados, luego ha hecho
ediciones y, al final, todo ha sido un negocio, eso sí,
con el pretexto de guardar la buena doctrina.
EL HERMANO EXTRAÑO
En la obra, se suele recurrir mucho al psiquiatra para tratar
a las personas que desean irse, pues no aguantan más
con tanta presión. Ya sabemos, por artículos
como el de Alberto Moncada, las supuestas "maravillas"
que hace la cuarta planta de la Clínica Universitaria
de Navarra. Eso es muy fuerte y nadie ha desmentido que se
produzcan esas prácticas.
Aquí en Madrid existe también algún psiquiatra
que trabaja en la Clínica Salvia que ha determinado
que una persona perteneciente a la prelatura estaba loca.
Luego, acompañado de su director, el supuesto enfermo
acudió al dictamen de un médico de la Seguridad
Social, que determinó que no había ninguna base
para dar tal pronóstico. Sin embargo, la persona que
llevaba la charla del supuesto loco, siguió insistiendo
que estaba enfermo, aunque existía un dictamen de uno
que no pertenecía a la institución (otros le
llaman la cosa). ¡Cuántas veces se ha utilizado
este sistema de la supuesta locura! Yo ya conozco varios casos.
¿Tantos hay? ¿Cuál es la causa? ¿No
será que se está abusando del "truco"
del psiquiatra? ¿Por qué hay tantos supuestos
locos en la obra?
Lo que sí me parece de psiquiatra es lo que voy a contar
hoy. Eran dos hermanos y los dos habían pitado como
numerarios en el opus dei. A uno de ellos lo conocí
aquí en Madrid cuando este vivía en un centro
que había en la calle Eduardo Dato, y que luego se
abandonó, ante la oposición de los vecinos,
que no querían que los niños del Club Dato estuvieran
allí. Con el tiempo se trasladaron a los que hoy se
llama 'Club Llambria'.
Pero me he desviado. Ese que residía en Madrid en el
centro de la calle Eduardo Dato con el tiempo se ordenó
como sacerdote. Todo iba bien. Sin embargo, un buen día,
por una serie de acontecimientos, no uno solo, el sacerdote
numerario del opus dei decidió dejar el opus. Al otro
hermano, que seguía y sigue siendo numerario, no le
gustó mucho. Por esa supuesta fidelidad, sustituyó
"la sangre que tira", que se refiere a la unión
entre hermanos, por la de "el que tira sangre".
Vamos que ignoraba e ignora a su hermano de sangre.
Los sacerdotes del opus dei, si abandonan la prelatura, saben
que no tienen seguridad social a la que acogerse. Se quedan
a la intemperie. Si para cualquiera nos ha resultado dura
la marcha, para ellos (los sacerdotes) es mucho más,
sobre todo si se han pasado toda su vida entregados a tareas
internas de la obra: primero como numerarios liberados y luego
sacerdotes para todo (misas, meditaciones, dirección
espiritual con gente de San Rafael o de San Gabriel o cooperadores,
etc, etc).
Nuestro amigo ex residente de la calle Eduardo Dato tomó
esa decisión ya mayor. Un matrimonio amigo le acogió
--señores del opus, esto sí que es caridad--,
le dejó su casa en un pueblo de Castilla y le pasó
una pensión mensual de 600 euros (las antiguas 100.000
pesetas), cantidad con la que sobrevive.
Ahí no quedaron las cosas. Nuestro querido amigo --un
ex, nombre con el que se nos conoce en la obra, si es que
se nos menciona-- sufrió un infarto de miocardio. La
situación pudo descubrirse gracias a que uno de los
empleados del matrimonio antes citado se enteró. Acudieron
algunos de sus amigos (entre ellos alguno ex, que sí
le daba cariño). Su hermano de sangre fue advertido
de la situación, pero no le ha visitado.
El sacerdote ex opus lo ha pasado mal. La herida es muy honda,
no solo para el corazón, sino también para el
otro corazón, el que va acompañado de cariño,
que eso es lo que sucede en las familias bien avenidas. Sin
embargo, las razones de la obra ha pesado más que las
de ser hermano de sangre. Este fiel que sigue en la prelatura
no es un hermano de sangre, sino un hermano extraño,
pues así se ha portado.
Otros casos parecidos llegan. Se del caso de uno de la obra
e hijo de supernumerarios que cuando decidió abandonar
la prelatura después de muchos años en su casa
no le acogieron. Y eso que eran sus padres. Luego decía
el fundador, el llamado "santo de lo ordinario",
que el opus unía a las familias...
EL SANTO POLIVALENTE
Dice el Diccionario de la Real Academia Española que
"polivalente" es el que vale para muchas cosas.
También se aplica a lo que está dotado de varias
valencias o eficacias. Pues bien, he descubierto que los responsables
de la prelatura a San Josemaría, el Santo de lo Ordinario,
le aplican no solo ésta función de "santo
de lo ordinario" sino también la de participante
del Camino de Santiago.
En efecto, la página web oficial de la prelatura nos
ha hecho un descubrimiento en una noticia titulada "San
Josémaría, en el Camino de Santiago".
La información dice: "Desde el pasado 21 de
julio un relieve en bronce de San Josémaría,
junto a los de otras 19 personas relacionadas con el itinerario
jacobeo da la bienvenida a los peregrinos que, por el Camino
francés, enfilan la entrada a la meta de Santiago de
Compostela". El conjunto es obra de Cándido Pazos
y forma una puerta denominada 'Porta itineris Sancti Jacobi'.
Chapeau por la manera de hacer historia.
La cosa no queda ahí. Los personajes que figuran, junto
a San Josemaría, en la "Porta itineris..."
son, entre otros: Juan Pablo II, Santo Domingo de la Calzada,
el Papa Calixto II, Diego Gelmírez, Isabel de Portugal
o Jan Van Eyck. Para que el impacto no sea tan grande, aparece
en la "puerta" Isabel de Lucerna, una peregrina
que falleció antes de llegar a Santiago, como un recuerdo
de las vicisitudes que sufrían los caminantes. La perelatura
justifica su postura en el hecho de que "San Josémaría
estuvo allí en 1938, ganó el Jubileo y puso
una dedicatoria", para mí como muchos de los que
van. La "polivalencia" no conoce límites.
Aprended.
Hasta que el hoy cardenal Antonio María Rouco Varela
fue designado arzobispo de Santiago de Compostela el camino
de Santiago era conocido, pero no tenía la importancia
que tiene hoy. A él se debe el auge de este itinerario.
Ahora que son muchas las personas que hacen el recorrido,
el opus se ha apuntado a que Josemaría esté
en la parte más fácil del recorrido: la entrada
de Santiago por el llamado "Camino francés"
que es el más frecuentado por los peregrinos.
En la línea de la "polivalencia" propongo
que San Josemaría sea llamado "el Santo Marqués
de Peralta". Entra en lo lógico. Ya en vida solicitó
y obtuvo tal marquesado, que luego cedió a su hermano
Santiago. Vamos un modelo de generosidad y de "santo
de lo ordinario".
Mi vecino de al lado me dice: "Mira Nachof es un título
o denominación aún no estrenado que puede usar.
Recuerda que San Francisco de Borja, uno de los mucos santos
jesuitas, era llamado 'el santo Duque de Gandía'. Existen
santos reyes (Fernando III y Luis de Francia), santas reinas
(Isabel de Hungría), santo duque (Francisco de Borja)
y faltaba un santo marqués, que puede ser el de Peralta.
Condes no recuerdo".
Respondo a mi amigo: "Mira X --no quiere que se conozca
su nombre, pues es ruboroso-- es un nuevo título para
la polivalencia y hay que estrenarlo. No se te olvide que
es un nuevo título de sangre azul que llega a los altares".
Propongo a la prelatura que le una este título. Hablo
en serio.
Sin embargo, existe una cosa que no me acaba de convencer.
San Francisco de Borja, que tenía el título
antes de hacerse jesuita, renunció a esta distinción
para entregarse a Dios. San Josemaría fue al revés:
no tenía el título, lo solicitó, lo consiguió
y, al cabo de un tiempo, se lo cedió a su hermano,
que por ciento no consiguió el título de Barón
al que aspiraba. Lo justificó -solicitar el marquesado-
en base a los derechos que tenía su familia.
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