¿EL
'BUEN' PASTOR?
NACHO FERNANDEZ, ex agregado, 34 años
en la obra
-El " Buen
Pastor" (4-5-2004)
-La madre de sangre
(6-5-2004)
-La sangría
de los agregados (20-5-2004)
-No hay quien lo
entienda (23-5-2004)
-Desaparecer
de las publicaciones internas (26-5-2004)
-El truco
(30-5-2004)
-El Opus destapa
gays (31-5-2004)
-Estar dentro con
el corazón fuera (1-6-2004)
-Automóvil
para todos (4-6-2004)
-La guillotina
(5-6-2004)
-Más, más dinero (7-6-2004)
-La pobreza del Mercedes (9-6-2004)
-Arrodillados ante el papel
(10-6-2004)
-Resistirse a la reforma litúrgica
(13-6-2004)
-El sacerdote misógino
(15-6-2004)
-Una vieja aspiración
(15-6-2004)
-Hacerte mayor (17-6-2004)
-La suerte de tener a tu madre
(18-6-2004)
-Más sobre la Iglesia
(19-6-2004)
-Una historia inventada
(21-6-2004)
-Una casa que
no es tu casa (22-6-2004)
-La toalla
(23-6-2004)
-Vaya cara
(25-6-2004)
-Calzador de
dinosaurio (27-6-2004)
-Flores de plástico
para Isidoro (28-6-2004)
-El "ejemplo"
de un mayor (29-6-2004)
-El cadenal
Herrera no autorizaba al Opus en Málaga (2-7-2004)
-El informe
de los obispos (5-7-2004)
-Un pisito para
perseverar (7-7-2004)
-¡Oh tío
Santiago! (9-7-2004)
-Hinchar el pecho
(11-7-2004)
-Los ricos accionistas
(13-7-2004)
-Usar y tirar
(16-7-2004)
-Los ojos de los
directores (18-7-2004)
-Quiero ser monseñor
(20-7-2004)
-Dulcísimo
precepto (22-7-2004)
-Duces y cilicio
(24-7-2004)
-El opus pierde
500 al año por fallecimiento (25-7-2004)
-Los catecismos
agotados (3-8-2004)
-El hermano extraño
(6-8-2004)
-El santo polivalente
(9-8-2004)
-Miedo a los directores
(16-8-2004)
-Las sombras dolientes
(20-8-2004)
-Atraer a los populares
(25-8-2004)
-Vocación
de segunda (27-8-2004)
-El corazón
y la cabeza (29-8-2004)
-Las velas de Torreciudad
(1-9-2004)
-El control anual
de la mente (3-9-2004)
-Un efímero
cumpleaños a los 40 (10-9-2004)
-Como las bolas de
jugar (19-9-2004)
-Supuestos pecadores
graves (29-9-2004)
-El gheto de los
agregados viudos (4-10-2004)
-La travesía
del desierto (13-10-2004)
-El beso
(17-10-2004)
-Medallero
(22-10-2004)
-Malas notas
(27-10-2004)
-Intención
sine die (29-10-2004)
-Por sus estampas
los conoceréis (1-11-2004)
-Paralelismos
(5-11-2004)
-El ombligo del
mundo (14-11-2004)
-El magnetofón
del florero (19-11-2004)
-Irse sin nada
(26-11-2004)
-El misterio
de la embarazada (5-12-2004) Fin del escrito
MAS, MAS DINERO
El ansia de dinero que existe en la obra es inmensa. El fundador
decía que se gasta lo que se deba aunque se deba lo
que se gaste. Y eso es totalmente cierto. Que se lo digan
a los administradores de las delegaciones de la obra. Suelen
durar casi menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Debe ser muy duro ocupar este puesto. Por experiencia sé
que es uno de los que menos duran, pues deben coordinar, junto
a otros cargos colegiados, la parte económica de todos
los centros de una circunscripción o zona por ellos
fijada.
Numerarios y agregados debíamos (yo ya no soy del opus)
entregar totalmente nuestros sueldos cuando cobramos en nuestras
empresas a final de mes. Debemos rellenar las llamadas hojas
de la 'cuenta de gastos', donde aparecen todos los gastos
ordinarios y las correspondientes cantidades que se nos han
entregado para nuestras necesidades. No sé en numerarios,
pero en agregados, se sacaba una cantidad para atender las
necesidades de nuestras viviendas. Incluso se nos daba una
charla en la que invariablemente se afirmaba que, si teníamos
una necesidad o queríamos arreglar nuestra vivienda,
la obra atendía a nuestra necesidad.
Esas buenas palabras en las que se indicaba que la obra atendía
a nuestra necesidad en mi caso fueron nada más que
eso, palabras. O lo que es lo mismo bla bla bla. Nunca pude
atender a posibles obras en el domicilio de mis padres. Evito
decir casa para que no se confunda con las palabras de la
obra "es de casa" o "murió en casa",
ésta última una frase que cada vez se aplicará
menos, puesto que la "sangría" sigue. Eso
sí, la edad media de los del opus cada día es
mayor. Mi madre era viuda y pasamos juntos 19 años,
antes de morir ella a los 85 años.
¿Qué necesidades tenía Nacho? Con la
pensión de una viuda, que siempre ha trabajado en el
domicilio familiar, no se podía atender a casi nada.
Ella aprovechaba para escaparse a un bingo y charlas con las
amigas. Yo la ayudaba. En algún momento un responsable
de la obra me llegó a echar en cara de que como mi
madre iba al bingo.... Claro ella tenía suerte y por
eso podía hacerlo más a menudo. Pero en el opus
se metían hasta en tu vida familiar. Mis necesidades
eran cambiar las tuberías del agua, pues la casa ya
tenía más de 30 años y había que
reponerlas; pintar las paredes; cambiar la cocina, etc, etc.
NUnca me ayudaron y eso que lo pedí.
Pero claro, estaba Nacho que tenía un buen sueldo.
Nunca se me dijo no a las propuestas. Solo se respondía
con frases equivalentes a las siguientes: "Has llegado
tarde, plantéalo al año que viene"; "en
estos momentos estamos por una mala situación, ya te
diré"; "la obra es pobre y no tiene medios",
etc. Otros de la obra que me he encontrado por la calle y
les he contado el caso me han dicho que a ellos no les ha
sucedido. ¡Qué casualidad! Solo a mi me ha sucedido.
Seguro que hay más casos.
Uno de los momentos más duros que tuve que vivir se
produjo cuando expuse en la charla fraterna que me hacía
falta más dinero para poder sacar adelante mi vivienda.
El celador o director espiritual sacó una hoja de papel
y me empezó a preguntar las cosas más íntimas:
cuánto pagábamos a la señora que ayudaba
a mi madre en el domicilio; cuántas propiedades tenía
mi madre; cuánto costaban los gastos generales del
piso; cuánto podían costar las reposiciones
de las cosas; cuánto pagábamos al portero; cuánto
cobraba mi madre de pensión de viudedad. Dejó
caer que mi madre iba al bingo. Pasmaos.!!!!!!
El celador empezó a hacer números, y al final
llegó a la conclusión de que se me daba más
dinero del que me correspondía. Os aclaro que lo que
yo entregaba en el centro mensualmente era una cantidad grande,
pero se me regateaba hasta lo más mínimo. Había
que vivir el espíritu de pobreza, se nos decía.
Que yo sepa, los padres no tienen por qué vivir la
pobreza del opus de sus hijos, como los hijos no deben vivir
la pobreza del opus de sus padres. Esto no se tiene en cuenta
por parte de los directores. A ello se unía la falta
de cariño hacia mis padres, a los que visitaron solo
dos veces en los casi 34 años que estuve en la obra.
Por si faltaba poco, periódicamente se hacían
campañas para recaudar fondos para la universidad de
Navarra, tal colegio que se va a construir o para hacer un
regalo al padre con motivo de su x aniversario o de su visita
a España. Estuve en la segunda reunión de "amigos"
de la universidad de Navarra en 1967 y os puedo decir que
se hicieron muchos regalos al padre. Esto se repitió
con los llamados "dos meses de catequesis" de 1972
. No sé dónde fueron a parar tantos regalos.
Supongo que los distribuiría entre casas de la obra.
Siempre más, más dinero. Había que pedir
mucho para atender a las necesidades.
Cada vez que había campañas para recaudar fondos
para una posible obra corporativa o centro de San Rafael,
uno de los primeros puntos de mira eran nuestros padres y
nuestras familias de sangre. Como para pedirle a mi madre
que se desprendiera de sus ahorros en bolsa para satisfacer
las ansias de dinero del opus. Se lo insinué alguna
vez, pero ella nunca se prestó a eso. Hay que saber
que en la obra se nos pedían cantidades muy altas y,
en algunos casos, tuvimos que recortar nuestro tiempo de trabajo
para intentar dar un "sablazo" a algún familiar
o amigo nuestro. Incluso se nos llegó a decir en alguna
de las campañas que no interesaban cantidades pequeñas,
aunque fueran en miles de pesetas, pues las personas a que
nos acercábamos tenían que ser generosas. Si
una de las personas abordadas entregaba una elevada suma,
inmediatamente se le hacía cooperador del opus dei.
Para hacernos picar se nos decía que fulanito había
entregado una cantidad muy importante. Es como el efecto del
escaparate de las tiendas de lujo. Cuanto más bonitas
estén, mas ansias te quedan de entrar a obtener eso.
Los que nunca alcanzamos esos "generosos" nos considerábamos
unos inútiles.
Recuerdo que una vez en un colegio que es obra corporativa
en Madrid se invitaba a los padres a participar en la adquisición
de un sagrario que se procuraba estuviera hecho con materiales
de lujo, como oro o piedras preciosas. El enfocar la generosidad
en la construcción del sagrario llevó a que
fueran más las cantidades que se recaudaron que la
que realmente costó. El resto sirvió para decorar
con mármol el resto del oratorio. El sagrario tenía
un atractivo que se reflejó en la generosidad. Una
experiencia parecida es la que se contaba en algunas tertulias,
en que se llegó a decir que los alumnos del Colegio
Romano de la Santa Cruz se llegaron a "comer varios pianos"
con el dinero recaudado con una campaña entre padres
de los alumnos para dotar de este instrumento musical al Colegio
Romano.
Las ansias de dinero de algunos no conocen límites.
Existe un numerario en Madrid que está especializado
en sacar dinero a viudas y personas que viven solas. Un amigo
periodista me ha comentado que en Galicia existen casos parecidos:
especialistas en obtener herencias. Cuando murió de
repente uno de los supernumerarios del grupo que atendía,
que tenía 82 años, ese "buscador"
apareció en escena. Estaba en mi centro. Me preguntó
quiénes eran las hermanas del fallecido. Se las señalé.
No es broma, se fue inmediatamente como una flecha a hablar
con ellas. Se da la circunstancia de que el supernumerario
vivía en un piso de propiedad en una importante calle
de Madrid. Al cabo del tiempo, un día me encontré
por la calle al "buscador de herencias" y no me
dijo nada después de aquella pregunta sobre las hermanas.
Al poco rato, se produjo la casualidad de que estuve con una
de ellas que me insinuó que alguna petición
había existido.
Un agregado mayor de Madrid, que era hijo único, decidió
dejar todos los bienes de su familia a la obra, incluido el
domicilio familiar. Ahora vive en una residencia de agregados.
Anda que cómo le entre la crisis de abandonar el opus...
menuda se va a armar. No tengo noticias de que quiera dejarlo.
Si me entero ya os lo comunicaré. A otro, le han pedido
la herencia familiar y el ha decidido irse. Con tanto dinero,
sí se pueden hacer obras corporativas. Que se lo digan
a los "sableados" de los que he hablado.
Ya os lo he contado en otra ocasión. Ya sabeis que
yo fui de los favorecidos a los que les tocó el segundo
premio de la lotería de Navidad de España, al
salir de la obra. La mano delante y la otra detrás
en mí tuvo la suerte de que el dinero que había
entregado a mis padres para pagarles el alojamiento y mantenimiento
fue invertido en acciones de una compañía y
con ello me pude comprar un piso en La Manga del Mar Menor
(Murcia, España), en el que pienso pasar temporadas
el día que me jubile en mi profesión. De momento,
allí paso las vacaciones de verano y voy en otras épocas.
Menos mal que salí de la obra. Si no, no me toca.
LA POBREZA DEL MERCEDES
Recientemente he leído en una página web que
el fundador de un grupo religioso, no de origen español,
acostumbra a ir en un coche (carro en América) de lujo
cuando se desplaza dentro de cada país. Incluso tiene
vehículos aparcados en los garajes de sus residencias,
por si tal dignatario viene. Ha aconsejado a sus seguidores
que le traten con un nombre con fuerte significación
de otro idioma. Así es muy original.
El caso es calcado a otro fundador que firmaba 'Mariano' al
principio de una publicación interna de la prelatura,
o 'Josemaría'. Pues bien conocí a este fundador
que usaba esos dos nombres, aunque para la posteridad se ha
quedado con el de 'Josemaría', nombre único
en la Iglesia Católica, para distinguirse de los demás.
Por cierto, cuando todavía me encontraba dentro de
la obra, se nos dio la indicación de que aconsejáramos
a los supernumerarios y a las personas cercanas al opus que
pusieran a sus hijos el nombre de 'Josemaría'. Así,
poco a poco, se iba abriendo camino en la Iglesia. Si alguna
vez oís hablar de un niño que se llama 'Josemaría'
no será muy difícil saber de qué pie
cojean sus padres o sus abuelos. Puede que en los colegios
de Fomento de Centros de Enseñanza o en las obras corporativas
de la prelatura sí sea frecuente.
Uno de los sitios en que conocí a 'Josemaría'
fue en el colegio mayor Moncloa de Madrid en 1972, durante
los denominados dentro del opus 'dos meses de catequesis'
por España, que dió lugar a números extraordinarios
de publicaciones internas para dar a conocer el mensaje del
fundador. Sin embargo, lo que más se me quedó
grabado fue su llegada a la citada residencia universitaria.
Apareció allí en un coche marca 'Mercedes' de
color vino de Burdeos, conducido por uno de los directores
de la comisión (gobierno regional de varones) de España.
Aquello me llamó la atención. Ha pasado el tiempo
y todavía lo tengo grabado en mi mente. Un 'Mercedes'.
Pregunté a mis directores inmediatos sobre el origen
de aquel lujo del fundador y se me respondió que había
sido prestado por un cooperador. Miraba para mis adentros
y me preguntaba si aquello era normal. No me lo pareció.
Claro, había que callar. Llevaba siete años
y por entonces estaba intentando hacer la 'fidelidad', la
incorporación definitiva dentro de la obra.
Si ahora es raro que una persona posea un automóvil
marca 'Mercedes', imaginaos entonces. Los coches habituales
de la población eran los 'Seat 600', 'Seat 500', 'Seat
850', 'Renault Gordini', 'Renault Dauphine' y algunos otros
que entran dentro de la denominación 'utilitarios'.
Vamos, los de la gente sencilla o de la clase media que les
cuesta salir adelante. Dentro de la obra, si deseabas tener
un automóvil debías justificar que era necesario
para tu profesión y que no chocaba con el nivel de
tus compañeros y amigos. Todo muy claro.
Lo que no estaba tan claro es la utilización del 'Mercedes'
por el fundador. No era un signo de pobreza. Todavía
ahora, el otro día iba en un taxi y le pregunté
al conductor qué le parecía el 'Mercedes' que
iba delante. Me hizo ver que eso era para los ricos. En definitiva,
un artículo de lujo. Sin embargo, 'Josemaría'
llevaba su 'Mercedes'. ¿Sería para vestir más
el puesto? En torno a esos años había conseguido
el título de 'Marqués
de Peralta'. Los marqueses que no están arruinados
sí van en 'Mercedes'. Claro, como 'Josemaría
era marqués ... se lo podía permitir.
Años antes, entre 1966 y 1971', yo pertenecí
al centro de agregados jóvenes denominado 'Recoletos
5', que se distinguía del 'Recoletos 17', que eran
agregados mayores. Yo iba allí a estudiar cada día.
Si llegabas pronto, debías encender la calefacción
individual. Periódicamente traían sacos de carbón
para alimentar la caldera. Como no había dinero, encendíamos
fuerte la caldera individual durante dos horas y así
se mantenía el calor durante todo el día. Sin
embargo, 'Josemaría poco después iba en coche
'Mercedes'. Era un ejemplo a seguir. Es una broma.
Los numerarios que nos atendían, Paco, Carlos y Oscar,
vivían en una residencia en la calle Gurtubay, 5 en
el barrio de Salamanca, por entonces uno de los de más
alto nivel económico de Madrid. En algún momento,
vivieron en Tajamar, una zona humilde. 'Recoletos,5 'era un
centro sin residencia de numerarios. El oratorio solo se utilizaba
los días de fiesta de la obra o de retiro y no tenía
sagrario con el Santísimo de forma permanente. El cuadro
que coronaba el oratorio era una reproducción de la
Santísima Trinidad de Velázquez, que había
sido pintado por Luis, un agregado que estudiaba por entonces
la carrera de Bellas Artes. Todo era sencillo, menos el recuerdo
del fundador en su 'Mercedes'.
Ese es uno de los recuerdos que me han quedado de 'Josemaría'.
Se nos contaba que vivía muy bien la pobreza y disponía
de una sola sotana remendada. Sí vivía muy bien
la pobreza, pero había solicitado y obtenido el título
nobiliario de 'Marqués
de Peralta' , que costó dinero y luego cedió
a su hermano, y cuando se desplazaba a España a algún
sitio a "hacer correrías apostólicas",
se servía de un coche de marca 'Mercedes'. Aclaro para
todos que la Iglesia ha sentenciado que vivía las virtudes
en grado heroico.
No me extraña que después de lo que he contado
los dirigentes de los 'Legionarios de Cristo', a cuyo fundador
aludo, y los del Opus se tengan entre sí celos e incluso
éstos últimos hayan leído una nota, aclarando
que de éstos ya no se puede hablar y les ha dado una
denominación, parecida a la que internamente se emplea
con la Compañía de Jesús de la que se
dice que son "los de siempre". Otro día aclararé
este punto.
ARRODILLADOS ANTE EL PAPEL
Algunas veces, se suele comentar en charlas de centros de
personas veteranas en la obra que una vez el fundador, Josemaría,
llamó la atención a los directores de la Comisión
(organismo que rige el gobierno del opus) en España
por el hecho de no haberle hecho caso en unas notas que les
había enviado desde el Consejo General (Gobierno central
en todo el mundo) de la obra. Esto hizo, así se cuenta,
que el entonces presidente general (eran los años cincuenta
o principios de los sesenta) se desplazara especialmente desde
Roma para llamarles la atención.
Al llegar a España --así nos trasmitieron los
directores a los agregados-- Escrivá, 'el padre' en
el argot de la obra, les dijo que siempre que recibieran un
escrito de gobierno suyo desde Roma leyeran de rodillas el
papel, pues era voluntad de Dios, transmitida a través
de quien el Todopoderoso había querido que fundase
el opus dei. Hasta ahí queda el hecho. Es el pensamiento
habitual que siempre viví en esta institución
, aunque nunca se me pidió que leyera de rodillas un
escrito del Padre que transmitía a otros de la obra.
Pocas veces un papel ha tenido un destino más noble:
ser el emisario de la voluntad de Dios. Lo que me parece pasarse
es llegar hasta el extremo de ponerse de rodillas porque lo
decía "el padre". No se si alguna vez se
ha llevado a efecto esta determinación, pero no cabe
duda que fue una humillación, aunque luego dijeran
que era "la voluntad de Dios" y que "hay que
tener visión sobrenatural". En estos momentos
que hace ya cinco años que abandoné la prelatura
no me gustaría que me lo hubieran dicho.
Aquellos años, los finales de los cincuenta fueron
fuertes. Abandonaron el opus algunos altos cargos de la obra
en España, que cuando la canonización de Josemaría
no quisieron hablar, aunque se reprodujeron en los periódicos
algunos testimonios antiguos suyos. Eso les honra. No quisieron
meter el dedo en la herida. Después me he enterado
de algunos de sus nombres, pero como ellos no quisieron hablar,
yo tampoco voy a revelar sus nombres.
Se observará la costumbre de Escrivá de utilizar
la rodilla para los que tenía delante. En vida, cuando
alguien del opus se le acercaba estaba previsto que hincara
la rodilla para saludarle. Qué fuerte. Yo nunca lo
hice, pues no estuve cerca del fundador. ¿Qué
hubiera pasado si alguien se hubiera resistido? No lo sé.
Seguramente, una bronca descomunal. Lo que es más grave
es que esta misma costumbre continuó durante el tiempo
en que Álvaro del Portillo estuvo al frente del opus
y ahora con Javier Echebarría. Afortunadamente me he
ido. ¿Cómo consentíamos eso? ¿Cómo
Josemaría, del que dice la Iglesia que vivió
las virtudes en grado heroico, permitió eso y se lo
ha transmitido a sus sucesores?.
El Papa, sea el que sea, ya ha dejado de utilizar símbolos
de la antigüedad. Ya no va en silla sostenida con los
hombros de otras personas.. Es normal que vaya en un automóvil
especial, en el 'papamovil', para saludar a la multitud que
viene a verle. Lo que no es normal es que Escrivá,
Portillo y Echebarría hayan utilizado un sistema que,
en mi opinión, solo es propio de un Sucesor de San
Pedro. Por mi trabajo de informador religioso y cultural no
he visto a ningún alto responsable religioso, y conozco
muchos,al que sus fieles le saluden con el sistema de hincar
la rodilla. Se trata de sencillez, no de complicación,
como hacen los del opus, que ya no saben cómo distinguirse
de los demás.
Para que no me digan los "puristas" del opus que
ante los reyes algunas damas hacen un ligero movimiento, les
recuerdo que los reyes son señores temporales. Según
sus teorías, el opus es una institución religiosa
de la Iglesia Católica y, por lo tanto, no se pueden
utilizar argumentos temporales. Mientras tanto solo me arrodillaré
ante el Santísimo o si se me cae un papel y tengo que
recogerlo.
RESISTIRSE A LA REFORMA LITÚRGICA
Escribí la carta al fundador del opus el 19 de marzo
de 1965 en un piso de la calle General Oraa, 5 de Madrid (dependía
del centro de estudios, que se encontraba entonces en Castellana,
50, mientras terminaban las obras de consolidación
en Diego de León 14, hoy sede de la comisión
regional o gobierno de la prelatura en España y del
Colegio Mayor Montalbán, centro de estudios de la delegación
de Madrid Este). Tenía yo entonces 20 años recién
cumplidos. Quedaba poco para que terminara el Concilio Vaticano
II y, aunque era joven, sí pude observar cómo
se vivió este acontecimiento dentro de la institución
fundada por Josemaría, que se consideraba un instrumento
inepto de Dios.
En general puedo decir que la obra se ha resistido como gato
panza arriba a la reforma litúrgica trazada como consecuencia
del Concilio Vaticano II. En primer lugar, una vez terminó
la reunión de los obispos de todo el mundo y se publicaron
los documentos, se nos dijo que la obra se había adelantado
en muchos años a lo tratado por el Concilio sobre la
participación de los laicos dentro de la Iglesia Católica.
Por aquel entonces era frecuente que nos pidieran dentro de
la obra que rezáramos especialmente tal día,
porque se iba a tratar de algo muy importante para la vida
del entonces instituto secular, aunque al fundador no le gustaba
esta clasificación desde hacía algunos años,
en que otros se habían apuntado a ese tranvía
o barca, como le gustaba decir a Josemaría.
Un acto que parecía prometer se produjo en la Universidad
de Navarra, cuando el fundador ofició una misa para
la segunda reunión de amigos de esta universidad obra
corporativa del opus. La misa fue con altar cara al pueblo,
cosa que les costó mucho vivir años más
tarde, cuando en muchas iglesias y templos, los que éramos
agregados, sabíamos lo que era eso. Se hicieron distintos
intentos como colocar una especie de atril de metal para leer
la Epístola y el Evangelio, pero el resto del tiempo
el sacerdote permanecía de espaldas al pueblo. Solo
cuando había una celebración pública
o era un templo público regentado por sacerdotes de
la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz se aparentaba que
eso se vivía en el opus.
Mientras tanto nos iban llegando noticias del fundador, en
las que se nos hablaba de que lloraba por ver cómo
se estaba aplicando la reforma litúrgica. En pequeños
grupos se nos señalaba que el disgusto de Josemaría
(el padre) era especialmente intenso contra monseñor
Annibale Bugnini, por concentrar el ataque en alguien. Yo
ya había comenzado a tener trato con todos los obispos
españoles, debido a mi condición de informador
religioso (hoy lo comparto con la información cultural
en todos los campos). Esto provocó dentro de la obra
un apoyo a su fundador y que los socios (entonces se nos llamaba
así) expresaran su desacuerdo en conversaciones con
los amigos o con otros fieles diocesanos. Este eclesiástico
luego fue enviado como nuncio a Irán y estaba allí
cuando se produjo el derrocamiento del Sha Reza Pahlevi.
Recuerdo que en publicaciones de la obra han salido palabras
del fundador -hoy no tengo acceso a ellas, puesto que la dejé
en octubre de 1998 y no pertenezco oficialmente a la prelatura
desde el 20 de enero de 2000- en las que se indicaba que Josemaría,
hoy canonizado por la Iglesia Católica, había
recibido un permiso de alguien cercano a monseñor Bugnini,
que le autorizó a seguir celebrado la misa de San Pío
V. Eso sí, los custodes o acompañantes del padre,
don Alvaro y Don Javier, ya oficiaban la misa del Concilio
Vaticano II. Con el tiempo se ha visto, que había cuatro
cánones para poder utilizar, pero en los templos y
parroquias se utilizaba solo el más breve, que no incluye
peticiones de los fieles, y en la obra, el que las incluye.
Por entonces se nos hizo llegar a todos los centros una carta
del fundador que, a diferencia de otras que quedaban en el
despacho de dirección, la famosa carta de Josemaría
sobre las tres campanadas, en la que mostraba su desacuerdo
con la situación de la Iglesia. Pablo VI había
recibido una vez al fundador y ya en mucho tiempo no volvió
a celebrar una reunión de este tipo. Antes de eso,
había bendecido el llamado Centro ELIS de Roma, que
fue aprovechado por la prensa afín al opus con la famosa
frase del Santo padre '"Tutto qua é Opus Dei".
Un grupo de agregados de Madrid, y supongo que algunos numerarios,
viajaron a Roma para participar de aquel acto.
Cuando en las iglesias de la calle se había comenzado
a rezar la misa en lengua vernácula, dentro de la obra
se seguía empleando el latín, lengua que no
estaba prohibida en la reforma litúrgica, pero que
se aconsejaba abrir las celebraciones religiosas a las lenguas
propias de los países o territorios. Mientras tanto,
cuando ibas a un retiro o a una misa en un curso de retiro
o convivencia --esas son las oportunidades que teníamos
los agregados de ver cómo se vivía la reforma
litúrgica en el opus-- te dabas cuenta que las misas
eran diferentes dentro y fuera de esa institución religiosa
a la que nos habíamos incorporado por medio de una
carta al padre.
Vayamos por partes. Cuando en iglesias públicas ya
se rezaba toda la misa en lengua del país, en la obra
se seguía empleando el latín, por lo que los
participantes de tales misas debían emplear el misal
para seguir la ceremonia. En la calle ya no se usaba el misal,
pues se entendía todo. Sin embargo, se aconsejaba a
los "socios" de la obra que llevaran sus misales.
Así se hacían notar. Para mí era una
falta de naturalidad, ya que si se hablaba de que no podíamos
distinguirnos de los demás fieles de la Iglesia, nos
hacíamos notar. También se produjo otro hecho
de llamar la atención: se había autorizado que
las mujeres no llevaran velo, mantillla o sombrero dentro
de la Iglesia. Sin embargo, en un determinado momento, las
mujeres de la obra aparecían en las iglesias con velo
y con misal. "Muy bueno", diría un castizo.
Una vez más, se distinguían los de la obra de
los demás. Si quereis descubrir un sacerdote de la
obra (incluidos los diocesanos de la Sociedad Sacerdotal de
la Santa Cruz) fijaros en los dedos de sus manos antes y después
de la consagración de la misa. Una vez que se han pronunciado
las palabras de la consagración, observaréis
que quedan unidos los dedos que han sostenido la ostia, aunque
puede que se haya suprimido últimamente. Esto fue establecido
por el fundador con el fin de que no se pierda nada del cuerpo
de Cristo. Ellos presumen de detalle de finura.
Los sacerdotes de las misas que se celebraban en las parroquias
empezaron a quitarse el manípulo. Los de la obra tardaron
en hacerlo. Los sacerdotes de las misas de las parroquias
públicas dejaron de utilizar la campanilla. En la obra
se siguió utilizando hasta muy tarde. En muchas iglesias
públicas, no se hacía lavatorio de manos. Los
de la obra, sí. Cuando en las iglesias públicas
la celebración de toda la misa era en la lengua del
país, en los centros de la obra solo se utilizaba la
lengua propia en la Epístola y el Evangelio. Por supuesto
que en los centros de la obra no había preces de los
fieles, pero sí cuando ibas a oír misa en el
exterior. Con el tiempo, se ha sustituido por una parte de
las llamadas "preces" que rezan diariamente todos
los miembros de la obra, sin utilizar las distintas fórmulas
aprobadas por la Iglesia Católica. Al irme de la obra,
en octubre de 1998, todavía se rezaban esa parte de
las "preces". Eso sí en ceremonias públicas
en iglesias como puedan ser la Basílica Pontificia
de San Miguel de Madrid, encomendada a los sacerdotes del
opus dei, esto se vivía. Sin embargo, en una pared
aneja a este templo, en un centro de numerarios que le llaman
'Miranda' (está en la Plaza del Conde de Miranda),
si se oficiaba la misa para los numerarios, entonces continuaban
con las citadas "preces".
Es frecuente que en las parroquias o templos públicos
los fieles que lo deseen puedan leer la Epístola o
las preces de los fieles. Conozco muy pocos casos de gente
de la obra que seguían esta invitación de la
Iglesia. Incluso pasaba que a diario estuvieran un grupo de
personas pertenecientes a la obra y que, aún asistiendo
todos los días, ninguno de ellos colaboraba con el
párroco o con el sacerdote oficiante en esta parte
de la misa. Finalmente el celebrante se veía en la
obligación de hacerlo él. Algunos de esos asistentes
incluso me decían que así eran más laicos
y no unos "meapilas", acusación que lanzaban
contra otros que deseaban ser fieles a lo establecido por
la Santa Sede y los obispos. Algunos sacerdotes agregados
y supernumerarios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz
me hacían quejas de este tipo.
Al haber sido autorizados por la Conferencia Episcopal, con
la aprobación de la Santa Sede, los fieles de las parroquias
de la calle pueden comulgar indistintamente en la mano o en
la boca. Sin embargo, a los fieles de la prelatura se aconseja
solo comulgar en la boca. En los primeros tiempos, cuando
ya losfieles de la calle comulgaban de pié, los del
opus lo hacían de rodillas y muchos lo siguen haciendo.
Está claro. Como dicen ellos, son iguales a los demás
y no se "distinguen" de ellos.
Siempre he oído decir, con palabras del fundador, que
el opus dei desea servir a la Iglesia como la Iglesia desea
ser servida. He narrado unos hechos. ¿Esta es la forma
como la Iglesia desea ser servida? De acuerdo que la Iglesia
ha hecho mal al ir perdiendo el uso del latín que es
una lengua muerta y que ahora está más que muerta.
Pero eso no implica que haya existido un choque entre lo que
se vivía dentro y lo que habitualmente experimentábamos
agregados y supernumerarios fuera. En algunos momentos, me
ha sorprendido la actitud de algunos numerarios del opus que
se extrañaban de cosas cuando iban a una misa fuera
de su residencia. Muchos de ellos me manifestaron que se "quedaban"
con la misa que tenían dentro del centro, en el caso
de que tuvieran que elegir.
Todos estos casos han hecho que en algunos centros eclesiásticos
se haya hablado del opus como una "iglesia paralela".
Con hechos como los que acabamos de describir, se puede llegar
a esa conclusión. No hace falta tener muchas luces.
Eso sí, los del opus dicen que ellos son los que realmente
interpretan el espíritu del Concilio Vaticano II y
no los demás, a los que acusan de no cumplir con las
normas de la Iglesia. De acuerdo que existen algunos sacerdotes
que se saltan las normas, pero unos pocos casos no pueden
dar lugar la interpretación de que una mayoría
no las cumplen. Como esto ya se hace largo, otro día
continuaré con la "magnífica" unión
que existe entre los fieles de la prelatura y el resto de
la Iglesia.
EL SACERDOTE MISÓGINO
Existe en España un sacerdote numerario del opus cuyo
nombre omito, que, casi desde que fue ordenado presbítero,
se ha negado a predicar o confesar a las mujeres de la obra
o a otras mujeres. Lo malo de todo es que hasta los directores
le han permitido esta actitud, con lo que, cuando los restantes
fieles de la prelatura se enteran, hacen comentarios entre
sí, por lo extraña que es esta situación.
En algún momento y en conversaciones privadas con personas
mayores dentro de la obra ha llegado a reconocer esa situación.
Médico de profesión, parece como si nunca hubiera
tratado con mujeres o ellas sean algo malo. No conozco ni
una sola vez en que haya dicho que ha ido a un centro a predicar
a "nuestras hermanas", como se dice dentro de la
obra. Eso sí se dedicaba a tratar toreros, mientras
ignoraba a las mujeres de la obra. Atendió en sus últimos
momentos del matador Antonio Bienvenida, que era de la obra.
Claro que también existen sacerdotes que se encuentran
en el otro extremo: siempre han predicado a mujeres y echan
en falta confesar y tratar con hombres. En este último
caso no cabe decir que exista misoginia.
Tal sacerdote sigue la actitud de algunos de la obra que solo
saben hablar mal de las mujeres y nunca se dirigen a ellas
o a sus subordinadas les hacen la vida imposible para que
su "coto" de trabajo no cuente con tentaciones de
la carne. Sé del caso de un numerario que, siguiendo
esta práctica, al final consigue que todas se alejen,
con lo que se presenta más cómoda la situación
para hacer apostolado y atraer posibles vocaciones de hombres
a la obra.
Ayer, un compañero que fue supernumerario hace unos
pocos años, me comentaba que siempre en la obra había
observado una actitud de desprecio o de olvido hacia las mujeres,
a las que se asignaba funciones de madres dentro del hogar,
sin salir a trabajar a la calle para sostener a los suyos.
Eso sí se elogiaba el papel de nuestras madres, mientras
a las demás se las tenía por casquivanas, ignorantes,
tontas o feas. Como si no pudieran ser tan competentes o más
que los hombres.
En la mayoría de los ejemplos que se ponen entre los
hombres de la obra, cuando uno deja la prelatura siempre es
porque se casa con una mujer fea, que, a la larga, le termina
mandando. Este es el caso que se suele contar en algunas convivencias
de la zona de Andalucía, donde se explicaba que un
supernumerario de la obra fue a visitar Sevilla, ciudad que
desconocía. No encontró mejor guía que
su cuñada, "que era fea" y le enseñó
las zonas bonitas de la ciudad. Con el tiempo, se enamoró
de su cuñada y abandonó a su mujer. Como siempre
en los ejemplos de los hombres de la obra, una mujer fea había
roto un matrimonio y había hecho perder la vocación
a uno de la obra. ¡Qué casualidad!
Dentro de la obra se suele decir que "nuestras hermanas"
se encuentran a mil kilómetros de distancia. Las mujeres
que llevan las administraciones de los centros se dice que
son maravillosas. Sin embargo, se les "condena"
a un papel que no quieren hacer muchos de los numerarios,
que, eso sí, en muchos casos no son capaces de limpiar
los pelos de los sumideros de las duchas, una vez que han
sido usados por ellos. De ahí que se produzca una actitud
de machismo y misoginia. Si hubieran sido los hombres quienes
hicieran esas funciones de servicio a las mujeres, veríamos
lo que hubiera pasado. Claro, como el opus ha sido fundado
así, las que permanecen dentro en muchos casos tienen
que servir a los hombres y realizar tareas domésticas.
Una de las cosas que me chocó cuando pertenecía
al opus fue que el fundador, Josemaría, decía
que tenía hijos e hijas. Era el padre. Pero uno que
es padre besa a los hijos y a las hijas, cosa que no se producía
en Escrivá, que siempre besaba a los hombres. ¿Por
qué esa diferencia de trato? Si se decía 'padre'
tenía que admitir que los padres besan lo mismo a los
hijos que a las hijas y no se tienen en cuenta consideraciones
de la carne o de pecado contra el sexto mandamiento de la
Ley de Dios. Francamente no entiendo cómo se pudo producir
una situación así.
Desde que escribí la carta de incorporación
al opus como agregado, siempre se me dijo que había
que cuidar "la vista, la revista y la entrevista".
Eso llevaba a no tener relaciones de amistad con mujeres.
Una vez me armaron una buena bronca por decir que había
viajado solo en un coche con una compañera, que, a
su vez, era supernumeraria. En mi caso concreto, que solo
tengo un hermano varón, solo podía besar a mi
madre, pero no a la hermana de mi madre o a mis tías
más lejanas. Esto llevó a que se extrañaran
ellas desde el momento en que me hice del entonces instituto
secular, pues no las besaba por consejo de los directores
de la obra. "Qué raro se ha vuelto", comentaban
a mi madre, que a su vez me preguntaba: "¿Qué
te pasa?". Yo respondía con evasivas, pues no
podía decir que me había hecho del opus dei.
¡Qué alegría en el momento en que salí
del opus!. Se me acabaron esos problemas. Ya era uno más,
pero habían pasado casi 34 años (estuve en la
obra entre los 20 años recién cumplidos y los
53 largos). Poco a poco me voy serenando. Lo importante es
disfrutar de la vida sin hacer cosas raras. Nunca fui hombre
que le gustaran los papeles asignados. Pienso que ellos y
ellas pueden aportar mucho dentro del hogar, y esto deben
aprenderlo los numerarios y muchos agregados, aunque estos
últimos tienen más experiencia de la vida.
UNA VIEJA ASPIRACIÓN
Cuando ya os había enviado mi artículo para
hoy, esta mañana se ha hecho público
que la Santa Sede ha nombrado a Jaume Pujol, sacerdote numerario
del Opus Dei, como nuevo arzobispo de Tarragona, en lugar
de monseñor Lluis Martínez Sistach, que pasa
a ser el nuevo arzobispo de Barcelona. Por ello, al saber
todos que soy periodista, me permito este breve comentario.
Desde que pité en la obra, oí frecuentemente
a los demás de la obra que por qué no se habían
realizado nombramientos de sacerdotes de la obra para estar
al frente de las distintas diócesis españolas.
En la época de Pablo VI, cuando el Sustituto de la
Secretaría de Estado del Vaticano era monseñor
Giovanni Benelli se atribuía a él la falta de
nombramientos en este sentido. Sin embargo, por España
pasaron distintos nuncios del Papa y por el Vaticano varios
Papas sin que esto se produjera.
Monseñor Benelli luego fue arzobispo de Florencia y
llegó al cardenalato. Durante un tiempo de su vida
trabajó en la Nunciatura Apostólica de la Santa
Sede en Madrid. Eran los tiempos inmediatamente posteriores
a que el Nuncio del Papa en España fuera monseñor
Ildebrando Antoniutti, que luego llegó al cardenalato,
y que tenía como secretario a un sacerdote numerario
del Opus Dei, Julio Atienza. Al ser muy estrecha la relación
entre Nunciatura y Opus Dei hizo que monseñor Benelli
no estuviera muy de acuerdo. Con el tiempo fue adquiriendo
peso y dentro de la obra se habló que este sacerdote
no quería. Luego se demostró que tuvo mucho
peso con el Papa Pablo VI.
Dentro de la obra se hablaba entonces que si no se producían
nombramientos de sacerdotes diocesanos pertenecientes a la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz era porque monseñor
Benelli lo impedía. También se le relacionaba
con el hecho de que la intención especial --la solución
jurídica de la obra-- no saliera. Por ello, el nombramiento
de obispos era una vieja aspiración, pero se prefería
que fueran sacerdotes diocesanos a que fueran sacerdotes propiamente
de la prelatura, como son numerarios y coadjutores o agregados,
pues están ordenados al servicio de la Iglesia, pero
principalmente para la atención a los centros e instituciones
del Opus Dei. De ahí que haya sido una sorpresa, en
cierto modo, el nombramiento para la sede primada de Tarragona,
aunque primada también se dice la de Toledo.
Con este nombramiento, en toda España existen dos arzobispos
relacionados con el Opus Dei: el actual arzobispo de Burgos,
monseñor Gil Hellín, agregado diocesano de la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y ahora monseñor
Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona, numerario. Por cierto,
éste último tiene un hermano sacerdote diocesano
de la diócesis de Urgell, Joan, que en su día
estuvo al frente del secretariado de la Comisión Episcopal
de Medios de Comunicación Social. No pertenecía
a la obra ni a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz ni
al Opus Dei.
En su día hubo en España algunos obispos que
pertenecieron a la obra, aunque lo dejaron antes de ser ordenados
obispos: el hoy arzobispo emérito de Barcelona, cardenal
Ricard María Carles (fue el primer sacerdote agregado
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz de Valencia), pero
lo dejó y fue nombrado obispo de Tortosa; monseñor
José Antonio Infantes Florido, obispo de Córdoba
y antes de Canarias, que primero fue seglar numerario y luego
agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz; monseñor
Manuel Casares Hervás (fallecido), que fue obispo de
Almería y que también fue agregado de la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz; monseñor Mauro Rubio Repullés,
obispo de Salamanca (fallecido) que fue primero numerario,
y al dejar la obra se ordenó sacerdote; y monseñor
Jesús Domínguez Gómez (fallecido), que
fue obispo de Cáceres y antes perteneció a la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, aunque por por poco
tiempo.
HACERTE MAYOR
Quede claro que el motivo de irte de la obra después
de casi 34 años no es uno, son muchos. Yo ya empezaba
a hacerme mayor y no acababa de ver claro el trato que iba
a tener en el futuro. Deseaba cariño y la mayor parte
de las veces no lo encontraba. Eso sí se hablaba y
se recomendaba vivir la fraternidad con los demás de
lo que llamaban "casa", pero observabas que muchos
de ellos habían optado por una amistad con otros y
tu te quedabas solo.
En mi caso, se unía la circunstancia de haber sido
trasladado obligatoriamente a otro centro, pues el que teníamos,
en la calle General Yagüe 5 de Madrid (nosotros estábamos
en el piso quinto letra K y existía uno de numerarios
jóvenes en el tercero letra E) se cerraba y así
se el opus se ahorraba 200.000 pesetas mensuales de alquiler.
Fue en 1996. Éramos quince agregados mayores y profesionales
que pasamos a otros centros. Los numerarios del 'consejo local'
residían en un piso de la calle Infanta Mercedes. Tuvo
un gran impacto en la perseverancia de algunos de nosotros,
pues tres decidimos abandonar la obra en el plazo de dos años.
Mi experiencia en el llamado 'piso K' no había sido
del todo satisfactoria. Antes había llegado a aquel
centro procedente de otro de Madrid, en la calle Monte Esquinza,
que pedí el cambio, pues el director que tenía
en la obra era uno de mis jefes dentro de mi trabajo. Un día
tuve un problema laboral y discutí con él. Al
llegar al centro, observé que esa misma tirantez existía
allí. Inmediatamente fui a la delegación y lo
conté. El resultado fue un inmediato cambio al 'K',
que dependía de Infanta Mercedes (en la obra se le
llama Lima, por estar cerca de la plaza del mismo nombre y
del estadio Santiago Bernabéu).
Una de las experiencias de 'Lima' (está bien empleada
la expresión) se produjo cuando, al igual que había
sucedido en Monte Esquinza entré en la sala de estar
y me senté. La televisión, cosa rara, estaba
encendida. Un sacerdote contemplaba un partido de tenis. Se
me ocurrió hacer un comentario y luego otro. El sacerdote,
ya mayor, me dijo: "Fuera de aquí". Me resistí,
pero me fui. Otro día volvió a suceder lo mismo
con el citado sacerdote y también con un partido de
tenis. Ese día el clérigo salió y se
fue a buscar al director, hoy sacerdote en Chile, que inmediatamente
me echó de allí, diciendo que no era mi sitio.
Esa escena indica cómo algunos numerarios tratan a
los agregados.
Otro día estaba en la sala de cooperadores, donde estaban
las publicaciones internas. Otro numerario me echó
de allí, asegurando que aquel lugar era de su habitación.
Como ya había tenido la experiencia anterior me resistí
y dije que no salía, que aquello era de todos los de
la obra. En vista de ello no continuó. Eso sí,
entre unos y otros hicieron que, a partir de entonces, cuando
llegaba a Lima solo visitaba la sala de cooperadores o el
oratorio. Si esperaba algo, me quedaba en el hall de entrada.
En esa postura me quedé hasta que me fui de la obra.
No quería problemas con los numerarios. Cuando escribo
esto se me raja el corazón, pero pienso que lo debo
decir.
Al llegar a 'Amaniel', otro centro situado en la calle Federico
Rubio de Madrid, ya no tenía el buen ambiente del 'K'.
Yo antes era el encargado de preparar las meriendas, pues
se me da la cocina. Antes elaboraba tartas, pero aquí
eso ya no existía. No me encontraba acogido. Para colmo,
no me dieron ni las llaves. Mejor, así más tarde
no tuve que devolverlas. Conmigo vino Jaime, pintor con un
gran prestigio, que luego abandonó la obra, y Eustaquio,
catedrático de instituto e ilusionista, que también
se fue.
El centro 'Amaniel' no me acogió. Invitaba a la gente
a llevarles a casa en mi automóvil, pero nunca lo conseguí.
Siempre había un pretexto. A ello se unió lo
que describí en el artículo titulado 'La
madre de sangre'. No me encontraba acogido. Deseaba
también hacer el llamado 'paseo semanal' que deben
hacer los de la obra, pero todos encontraban un pretexto para
evitarlo. Las puertas se iban cerrando poco a poco. Para colmo,
avisé al director que estaba pensando irme, pero no
me hizo caso. Ya lo conté anteriormente en "El
'Buen Pastor'".
Una manera de evadirse de mi situación eran las convivencias
o cursos anuales de verano. Cuando te vas haciendo mayor el
cuerpo empieza a fallar en determinadas cosas. Perdonad que
sea tan claro. En el Colegio Mayor Ayete de San Sebastián,
donde fui de convivencia en los últimos ocho años,
se me asignó una habitación que estaba a unos
20 metros del primer cuarto de baño. Yo tenía
53 años y, por mi edad, me levantaba varias veces en
la noche para orinar. ¿Sabéis que dormía
poco por la noche, porque me costaba volver a reconciliar
el sueño después de haber hecho esa "excursión"?
Durante los años que estuve en la obra, las "suites"
con baño incorporado en la habitación solo eran
para unos pocos. Yo ya pasaba de los 53 años, pero
no había una habitación así para mí.
En una situación parecida se encontraba Andrés,
un alto cargo de la Xunta de Galicia (gobierno regional),
que tenía una edad parecida a la mía y que se
fue de la obra poco antes que yo, cuando ya llevaba dentro
más de treinta años. He intentado ponerme en
contacto con él, pero no lo he conseguido.
Allí en Ayete había otra peculiaridad. Dentro
del colegio mayor existe una residencia de numerarios profesores
de la Escuela de Ingenieros de San Sebastián, dependiente
de la Universidad de Navarra, que atiende la labor de San
Gabriel en un ala de la casa. Se nos decía en la obra
que todos somos iguales y participamos del mismo puchero.
Eso no es cierto. Durante las convivencias, los agregados
no podíamos pisar la zona de esos numerarios. Se podía
ir en línea recta la piscina, pero aquellos numerarios
lo impedían. Si eras numerario de otra ciudad y pasabas
por allí, sí podías pasar por su "vivienda",
pero no los agregados. Vaya clasismo.
Ante esa prohibición, los agregados teníamos
que salir al jardín y casi hacer una ese para poder
acceder a la piscina. Y luego decían que en la obra
todos eran iguales. Eso sí, se invitaban a las tertulias
nuestras gente que venía de fuera y nos hacían
propaganda para estudiar en la escuela de ingenieros. Nos
habían tomado por tontos. Yo siempre comuniqué
mi desacuerdo al director de la convivencia por esos hechos.
Incluso hablé con uno de la delegación de Pamplona,
pero no me hizo caso.
Llegó el día de abandonar la obra. Lo primero
que me planteé buscar un piso para pasar los veranos
y para cuando me jubilara. La experiencia de la obra había
sido mala. Un agregado no tiene garantizada su atención
en una residencia de agregados, como me lo dijeron. Eso se
repitió con otros de la obra que han pasado por la
misma situación después de muchos años
de entrega. Uno de ellos, ya de 60 años, se fue instantáneamente
del centro para no volver, ante la respuesta de que "la
obra no es una agencia de colocación". Ya sabéis
que encontré un piso. Soy feliz. Me he replanteado
muchas cosas. Por lo menos vivo de mi sueldo y estoy ahorrando
para mi vejez y mi jubilación. Ahora mis nuevos amigos
sois vosotros y en especial Félix,
uno que forma parte en estas páginas y que recuperé
la amistad, al encontrarnos en un vagón de metro después
de abandonar los dos. El está solo yo. Yo estoy solo.
Son dos soledades juntas, con cada uno en su casa, y una amistad
recuperada.
LA SUERTE DE TENER A TU MADRE
Confieso que tuve la suerte de vivir con mi madre hasta que
ella tenía casi 86 años (iba a cumplirlos un
mes después). Ella fue mi consejera, mi paño
de lágrimas y mi todo en el trance de dejar la obra
después de casi 34 años, tanto tiempo. Tengo
viva en mi mente la imagen de ella, que me dejaba hablar y
oía mi conversación, mientras una noche y otra
tenía que despachar telefónicamente con distinta
gente de la obra, que quería verme o dialogar ante
el tiempo que pasaba y yo no aparecía por el centro
de la obra. A ello se unían las llamadas al trabajo,
cada tarde, lo que hizo que una de mis compañeras me
preguntara qué me pasaba. La respondí la verdad
y ella se quedó tranquila, a la vez que asentía
con mi actitud. "Lo mejor que puedes hacer", comentaba.
En la obra se suele decir que ellos son tu "familia".
En mi caso concreto no se notó para nada. O para casi
nada. Eso sí no podíamos hablar de nuestros
problemas con los que nos trajeron al mundo, que tenían
demostrado que nos querían, mientras otros querían
quitarles ese papel de amigos, confidentes y, sobre todo,
padres. En mi caso solo quedaba mi madre, con la que viví
solo con ella durante 19 años, desde que murió
mi padre.
Leo testimonios en opuslibros.com
de ex numerarios/as que han tenido muy difícil su salida,
pues tenían a su lado personas que se autodenominaban
"su familia", pero que la abandonaban tan pronto
como sabían que se iba a ir de la obra, una traición
para ellos, o declaraban su homosexualidad en la dirección
espiritual, opción que para la obra parece ser el peor
pecado y no merece la pena ni mantener a esas personas, que
también requieren un trato de hijos de Dios. Eso sí
dicen que el sexto mandamiento de la Ley de Dios es el sexto
y, por lo tanto, no está en primer lugar. Pero ellos
lo consideran el primero y de ahí que echen de la obra
a quien se dice que es homosexual.
Pero me he desviado del primitivo camino de este artículo.
La mayor parte de esos casi 34 años dentro del primero
instituto secular, y luego prelatura, fueron de felicidad
aunque con algunos intervalos de nubes negras, como todo en
la vida. Pero con la experiencia de la madurez dentro, desde
hacía diez años yo me estaba planteando la posibilidad
de dejar el opus. Ella (mi madre) lo sabía todo. Fue
una suerte tenerla conmigo en esas circunstancias.
He hablado con otros que fueron de la obra. A ellos no les
fue tan bien. Es el caso de numerarios/as que volvieron a
casa después de muchos años y, después
de la separación a que se habían visto sometidos,
la relación familiar ya no era de la misma manera.
El colmo es el caso de esos que, siendo sus padres supernumerarios,
no les acogen bien y les consideran como unos traidores, por
lo que no pueden vivir en casa de sus progenitores.
Decía el fundador que la obra ayudaba a unir más
a los hijos con sus familias. Este caso de numerarios que
cito contradice totalmente esa teoría "tan bonita"
que difundía Escrivá. Otras frases suyas se
pueden comprobar y la solución final es la misma. Se
habla en general, lo que en algunos casos es particular. Por
eso, más vale no hacer generalizaciones, que luego
la vida demuestra que no son ciertas.
Los que son agregados normalmente tienen mucha suerte en este
campo. Claro que también puede suceder que papá
y mamá también sean de la obra y, por lo tanto,
se puede repetir el caso que antes decía de los numerarios.
Pero no es lo normal. Lo que sí recuerdo es que algunos
años abandonaban a la vez dos hermanos, que estaban
en centros diferentes y los dos habían decidido empezar
de nuevo e irse. Dos de los primeros casos que conocí
fueron los de Lucio, antiguo alumno de Tajamar, que estaba
conmigo en el centro 'Recoletos, 5' --han pasado más
de treinta años y le recuerdo-- y su hermano que seguía
en otro centro del mismo colegio. En el de General Oráa,
5, que fue donde pité, sucedió lo mismo con
otros dos hermanos, Javier e Ignacio, pero este último,
al cabo del tiempo, después de haber participado en
los comienzos de la obra en Málaga.
Ahora me dirijo a los que os estáis planteando abandonar
la obra. Salvo excepciones, contad en todo con vuestras familias.
Son lo mejor que tenéis y ellos os oyen y desinteresadamente
os dan consejos. Quieren lo mejor para vosotros, no los directores
de la obra que se dicen tu "familia" y te mandan
a un psiquiatra, también de la obra, por supuesto,
que os dan unas pastillas y os destrozan el estómago
y vuestra vida. Si tenéis dudas, id a un psiquiatra
de la Seguridad Social o a uno que no tenga nada que ver con
la obra. Ángeles
me acuerdo de ti en estos momentos. Tu última carta
demuestra esto. Estoy contigo. Ya te conté el caso
de ese otro amigo mío que han intentado hacer lo mismo
y se ha rebelado. Naturalmente que la médica de la
Seguridad Social no encontró los síntomas del
psiquiatra de la obra. Para comprobarlo, mi amigo iba acompañado
del celador (laico director espiritual suyo), llamado Javier,
que no quiso dar su brazo a torcer y al cabo del tiempo le
volvió a pedir volver al psiquiatra de la obra.
Los padres son los que primero se dan cuenta "si te falta
un tornillo", como dicen aquí en España,
o te encuentras en una depresión. En especial las madres
tiene un sentido distinto. ¿Qué sabrán
los que quieren llevar a otros de la obra a los psiquiatras,
mientras ellos no solucionan los problemas de estas personas?
Me han dicho que mi colaboración de 'opuslibros' de
ayer, 'Hacerse mayores', le
ha puesto la piel de gallina a alguno/a. Lo siento, lo único
que deseo es abrir los ojos a quien me lea y, si está
dudando si entrar, se dé cuenta que lo que describo
existe, como lo he podido comprobar en mi vida. Yo les daba
todo y pedía un poco de cariño, pero no, casi
no me lo daban. Les daba casi todo mi dinero y cuando pedía
una cantidad para hacer un arreglo en mi casa, me respondían
con evasivas o me echaban en cara que mi madre iba al bingo.
Así es como nos quería esa "familia".
Vaya ejemplo. Eso sí sus centros estaban decorados
a la última de su gusto particular, que normalmente
es un poco a la antigua.
MAS SOBRE LA IGLESIA
En mi escrito anterior titulado 'UNA
VIEJA ASPIRACIÓN" hablaba de unos datos
sobre las relaciones entre el Opus Dei y la jerarquía
de la Iglesia Católica en España. Una vez pasados
estos días después del nombramiento del primer
sacerdote numerario de la obra que llega a estar al frente
de una diócesis española (monseñor Jaume
Pujol, nuevo arzobispo de Tarragona) estoy en condiciones
de decir no solo que influyó monseñor Giovanni
Benelli, en la falta de nombramiento como obispos de sacerdotes
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz sino otras instituciones
de la Iglesia.
Vayamos por partes. En los últimos años del
gobierno del general Franco en España hubo un personaje
eclesiástico que tuvo mucha influencia en la Conferencia
Episcopal y en el conjunto de la Iglesia. Era el cardenal
Vicente Enrique y Tarancón, más conocido como
'Cardenal Tarancón" (así firmaba). Pues
bien, con la llegada del Nuncio del Papa en España,
monseñor Luigi Dadaglio, y tras la marcha de monseñor
Benelli, las cosas cambiaron en España en cuanto a
nombramiento de obispos. Eran los tiempos inmediatamente posteriores
a la terminación del Concilio Vaticano II.
Os aclaro que los sacerdotes diocesanos agregados y supernumerarios
pertenecientes a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz tienen
como superior a su obispo, teniendo su dirección espiritual
en la obra. En caso de duda de obediencia deben obedecer a
su obispo. Sin embargo, los sacerdotes numerarios y agregados
o coadjutores (los que pitaron de agregados y luego se ordenaron
en la Prelatura) tienen como superior al obispo prelado, al
que se denomina "padre" dentro del Opus Dei.
A partir de un determinado momento, se dijo que los obispos
nombrados eran "taranconianos". Muchos de los designados
aún quedan. En estos años están dimitiendo
con motivo de cumplir los 75 años, edad fijada por
el Código de Derecho Canónico para que los obispos
pongan su cargo a disposición del Papa, el cual se
lo puede aceptar en cualquier momento. El cardenal Carles
(antiguo sacerdote perteneciente a la Sociedad Sacerdotal
de la Santa Cruz), hasta ahora arzobispo de Barcelona, ha
tardado casi tres años en ser relevado por razón
de edad, pero otros obispos llegaron a tardar hasta dos días
en que se produjera el cambio. Prefiero no dar nombres.
Para que un sacerdote sea nombrado obispo hace falta el informe
confidencial favorable de su obispo. En el caso concreto del
cardenal Tarancón y la mayor parte de los obispos de
entonces no deseaban que alcanzaran el rango episcopal los
sacerdotes numerarios o agregados de la obra (también
pertenecen a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz) o los
agregados y supernumerarios de la Sociedad de la Santa Cruz.
Tal hecho extrañaba dentro de la Obra, cuyos directores
no entendían que habiendo nacido el opus en España
no contara con obispos en este país. Sin embargo, el
cardenal Tarancón fue claro: no quería obispos
de la obra.
Por ello, era "una vieja aspiración" de la
obra que se nombrara obispos a sus sacerdotes, sobre todo
a los diocesanos, ya que tienen una alta representación
en la mayor parte de las diócesis españolas.
A título de ejemplo os indico que en Madrid existen
tres centros de sacerdotes diocesanos de la Sociedad Sacerdotal
de la Santa Cruz en las calles Mayor, 81, Lepanto y Luis de
Salazar. Incluso en algunos momentos se habló de "obispables"
como el sacerdote numerario Gonzalo Lobo (se le presentó
como candidato a Sevilla, pero fue retirado tras una filtración
periodística) y el agregado de la Sociedad Sacerdotal
de la Santa Cruz Evencio Cófreces, deán de la
Catedral de Toledo, fallecido hace un año, a consecuencia
de un fallo renal. Este último sacerdote era el que
atendía a los de la obra que vivían en la llamada
'Ciudad Imperial' o "de las tres culturas" (judíos,
cristianos y musulmanes).
Durante el tiempo que el cardenal Marcelo González
Martín estuvo al frente de la diócesis de Toledo,
varios de sus sacerdotes fueron nombrados obispos. Entre ellos
se encuentran el que fue su vicario general, Rafael Palmero,
hoy obispo de Palencia, y Juan García Santa Cruz, que
fue vicario, y hoy es obispo de Guadix-Baza. Este último
hay que añadirle a los que fueron primero de la Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz, luego lo dejaron y finalmente
fueron nombrados obispos. Es el mismo caso de Jaume Camprodón,
obispo emérito de Girona, que también perteneció
a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y que no figuraba
en mi lista anterior.
Actualmente existen candidatos de la Sociedad Sacerdotal de
la Santa Cruz que en el futuro podrían ser nombrados
obispos: los directores de los secretariados de Misiones y
de Medios de Comunicación Social, Anastasio Gil y José
María Gil Tamayo, respectivamente; y el vicesecretario
de la subcomisión de Familia y Defensa de la Vida,
José Miguel Granados. Este último fue chico
de San Rafael, sin llegar a pitar, y posteriormente estudió
en la facultad de Teología de Pamplona e ingresó
en el seminario de Madrid, donde fue ordenado sacerdote.
Existen algunos obispos españoles que son muy simpatizantes
de la obra. Es el caso del arzobispo de Valencia, Agustín
García Gasco, que tiene como secretario a Antonio Corbi,
sacerdote de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y el
obispo de Segorbe-Castellón, Juan Antonio Reig, presidente
de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia
Episcopal. En algunos obispados, existían sacerdotes
de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, pero no han perseverado.
LA BURBUJA DE LOS HIJOS
Todos los padres desean para sus hijos lo mejor y facilitan
los medios para que el día de mañana sean unos
hombres de provecho. "Con lo mal que está el ambiente",
algunos matrimonios de supernumerarios, desde la más
tierna infancia, envían a sus descendientes a los clubes
juveniles de la obra o relacionados con la obra para que reciban
el buen alimento de la doctrina que ellos consideran la mejor,
la del opus, que se autoproclama seguir fielmente la de la
Iglesia.
Pues bien, para mí, que los supernumerarios envíen
a sus hijos a los clubes juveniles de la obra lo único
que hace es que los menores de edad se vayan convirtiendo
poco a poco en una especie de niños burbuja que están
"bien alimentados" dentro de la obra, pero que no
pueden salir al exterior, porque vienen los virus y las enfermedades
y corren el riesgo de contaminarse y tirar por la borda la
ilusión de sus padres.
Existen otros medios de "estar en medio del mundo sin
ser mundanos" , como le gustaba decir al fundador, sin
necesidad de recurrir al consabido club juvenil del opus,
donde todo es muy bonito y, cuando se sale a la calle, aquélla
teoría que explicaban a los menores se demuestra que
es falsa y no pisa la realidad. Así el menor se encuentra
desarmado y, por mucha doctrina que haya recibido, si en casa
no ha visto el mundo a través de la televisión
o no se ha puesto en contacto hijos de familias que pasan
dificultades, esas situaciones tan idílicas de los
matrimonios de los supernumerarios son solo eso, una fábula
o una situación imaginaria que no sabe que la realidad
es otra.
No hace mucho, un amigo mío, que había dejado
la obra, visitaba la casa de uno de esos matrimonios de supernumerarios
con muchos hijos. El mayor interrumpió la conversación
para decir, ante aquella persona, que tal día cumplía
los catorce años y medio, edad de partida fijada por
la obra para incorporarse como aspirantes, y en consecuencia,
iba a escribir la carta para en el futuro ser un numerario.
Claro, papá y mamá se mostraron muy complacidos
de que su niño ya hubiera tomado tal decisión
de ser de la obra. ¿Es esa una edad lógica para
tomar una decisión tan importante que afecta a su vida?
El matrimonio de supernumerarios al que me refiero ha instalado
a sus hijos en "una burbuja". En casa reciben la
doctrina cristiana con la palabra y con el ejemplo de sus
padres. Cuando terminan las clases del colegio, por supuesto
obra corporativa o de Fomento de Centro de Enseñanza,
que es prácticamente lo mismo, acuden a un club juvenil
del opus. Así se pasan todo el día hablando
de lo mismo. Vamos, la cosa más amena que una mente
calenturienta se puede imaginar. Si en el colegio hablaban
con el sacerdote, que siempre vestía de negro y con
alzacuello, luego cuando llegan al club juvenil vuelven a
experimentar lo mismo, con sotana y alzazuello. Todo está
envuelto en una burbuja. Eso sí, muy cuidada, para
que los malos vientos y las tempestades no le afecten.
Por si había poco, dentro del opus se ha inventado
una nueva cosa que añadir a la burbuja: lo que en Torreciudad
se llaman "Los Tozalitos",
una especie de apartamentos donde acuden las familias en verano
y que han sido promovidas por los mismos que el santuario
de Torreciudad. Muy recomendable. Los niños no padecerán
"las enfermedades" de las desnudeces de las playas,
ni se dejarán guiar por los malos ejemplos de los jóvenes
que acuden cada noche a divertirse y a pasarlo bien. Eso sí
van a rezar a la Virgen que apoya la prelatura y así
su alma no está contaminada.
Se solía cantar en algunas convivencias de la obra
una canción. Yo la oí por primera vez en el
Colegio Mayor Moncloa de Madrid. La letra de la melodía
decía más o menos: "Cómo está
el mundo, señor Macario, como está el mundo
qué atrocidad. Con tanto cine, con tanta radio, vamos
pa'lante, vamos pa trás". Pues bien, aunque parezca
broma, esta es la mentalidad que existe en algunas personas
de la obra. Solo saben lamentarse y no saben aprovechar lo
bueno que hay en cada situación. El fundador invitó
en su homilía de campus de la universidad de Navarra
de 1967 a descubrir lo divino que existía en las cosas
más sencillas. En estos casos, no se ve que lo vivan
los de la obra, y no me refiero a situaciones de pecado.
Desde que me hice de la obra, se me prohibió acudir
a las playas, pues te ponías en ocasión de pecado
y eso ya era pecado mortal, por lo que tenías que confesarte,
se me decía por parte de los directores de la obra.
Un día, coincidiendo que estaba en San Sebastián,
en el País Vasco, cuando vi delante del Colegio Mayor
a un obispo, hombre preclaro de la Iglesia. Como por mi trabajo
conozco a muchos personajes eclesiásticos, este no
era diferente, y me puse a hablar con él.
Al cabo de pocos días, quedé con el obispo para
una excursión o marcha por los montes que rodean la
ciudad. Tuvimos oportunidad de hablar largo y tendido. Salió
a la conversación el caso de las playas y, claro, le
expuse lo que me recomendaban en la obra: no se podía
ir a la playa, pues era ocasión de ponerse en riesgo
de pecado mortal, si acudíamos teníamos que
ir a lugares solitarios. Pues bien, este obispo, cuyo nombre
prefiero no decir, pues no le he consultado, se bañaba
diariamente en una de las playas principales de San Sebastián,
la llamada 'La Concha' (en Argentina suena muy mal este nombre).
El no tenía remordimientos de conciencia por ir diariamente
a este lugar. Deseo aclarar que él se bañaba
a primera hora de la mañana y luego volvía a
su casa. Me dejó claro que ir a playas como ésta,
donde todo el mundo va con su bañador, no es pecado.
¡Qué diferente en un caso y en el otro!.
Está claro que los supernumerarios que van a "Los
Tozalitos" lo hacen en virtud de su libertad
y aconsejados por sus directores. Me parece muy bien. Cada
uno escoge lo que quiere: monte o playa, acampada o pasear
por la ciudad o localidad donde se vive, pues no se ha ahorrado
suficiente para viajar a otro sitio. Allá cada uno.
La falta de descanso luego repercutirá en lo que ocurra
después. Una de las consignas que recibí durante
los más de 25 años que fui encargado de grupos
de supernumerarios fue que éstos no fueran a las playas.
De ahí lo que existe en torno a Torreciudad.
La historia que comencé a contar no ha terminado. Se
de varios matrimonios de supernumerarios que, llegados sus
hijos a los catorce años y medio, han pitado. Más
tarde, cuando pita el cuarto hijo, el primero decide irse
de la obra, y cuando lo hace el quinto, se va el segundo y
así todos, o casi todos. Al final quedan pocos que
continúen en la obra. Se de varios matrimonios que
esto les ha sucedido. Claro, al llegar a la universidad, ese
burbuja se ha roto. El mundo era diferente a como nos lo presentaban.
Había amigos que no creían y, por supuesto,
cuando el joven numerario se acercaba a ellos y les invitaba
a alguna actividad, el primer día van, pero luego dejan
de ir, por entender que les pueden "pescar" y le
señalan como "el del opus". Como el niño
había vivido en los paraísos de los colegios
relacionados con la obra, los clubes juveniles y "Los
Tozalitos" no tenía defensas y consideró
que lo mejor era vivir la vida de una manera real, no como
se la presentaban en el centro, en su colegio o en su familia,
donde estaba prohibido encender el televisor.
Si siguen las cosas así como he descrito, una base
importante del futuro de la obra se habrá fracasado.
Ellos (los del opus) te dicen que tengas más visión
sobrenatural. Sinceramente entre lo que pensaba durante los
casi 34 años que fui de la obra y ahora, me quedo como
soy actualmente. Por lo menos piso la realidad.
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