VIDA Y MILAGROS DE MONSEÑOR ESCRIVÁ,
FUNDADOR DEL OPUS DEI
APOTEOSIS
Y aquí termina esta semblanza del fundador del Opus
Dei. En la inmediata posguerra, Escrivá se traslada
a Madrid, donde abre una residencia de estudiantes en la calle
de Jenner número 6. Allí encontramos de nuevo
a su familia y a los estudiantes que antes de la guerra vivían
en la residencia de Ferraz. Allí vive también
Albareda quien, en noviembre de 1939, va a ser nombrado secretario
general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
la base del futuro imperio universitario del Opus Dei. Comienza
el proselitismo, entran nuevos socios en la Obra y, a medida
que ésta crece y se estructura, se van haciendo más
escasas las noticias que nos llegan sobre la persona de Escrivá.
A quien, a partir de 1940, podemos empezar a llamar ya Escrivá
de Balaguer.
En 1940, también, el padre Escrivá de Balaguer
obtiene la aprobación inicial del obispo de Madrid-Alcalá
y patriarca de las Indias Occidentales, monseñor Eijo
Garay. La aprobación definitiva no vendrá hasta
1947, en que Pío XII dicta la Constitución Apostólica
"Provida Mater Ecclesia" que regula los institutos
seculares. Vemos a don José María Escrivá
como profesor de religión en la escuela de periodismo
de la Iglesia, abierta en 1940 como continuación de
la vieja escuela de periodismo del "Debate". Es
nombrado también, dando ya muestras de su pasión
por acumular títulos, para el cargo de rector del Patronato
de Santa Isabel. En 1946 se traslada a Roma, no sin haber
enviado por delante a dos juristas hijos suyos, Alvaro del
Portillo y Salvador Canals, que son quienes lograrán
el Decretum Laudis que significa la aprobación del
Instituto Secular llamado Sociedad Sacerdotal de la Santa
Cruz y Opus Dei. A su llegada a Roma, el padre Escrivá
vive primero en Cittá Leonina y se traslada después
al barrio de Ai Monti Parioli, donde el Opus Dei se instalará
poco tiempo después en el palacio de la calle Bruno
Buozzi.
Pero ahora, la historia de Josemaría Escrivá
de Balaguer es la historia de la Obra. Su personalidad se
oculta cada vez más tras la cortina de la "discreción"
opusdeísta. Tenemos noticias de él, como ya
hemos ido viendo a lo largo de estas páginas, por algunas
personas que le visitan, por algunos viajes que él
realiza a España. Tras la lucha por el reconocimiento
oficial como instituto secular, el Opus Dei empieza la batalla
jurídica, que no ha terminado todavía, por dejar
de ser un instituto secular, por obtener el reconocimiento
como "Asociación de Fieles" [Posteriormente,
en 1982 como ya he dicho, el Opus Dei obtiene dc la Iglesia
la calificación de Prelatura Personal, cuyo prelado
es el sucesor de Escrivá, Monseñor Alvaro del
Portillo. Esto significa que sus miembros no dependen ya de
sus respectivos Obispos sino directamente de su Prelatura.]
Mientras tanto, la Obra va creciendo. Las primeras fundaciones
de los becarios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
comienzan a constituir el "mar sin orillas". Se
crean residencias se abren centros educativos, se fundan universidades
y colegios mayores. Socios del Opus Dei inician en España
la aventura política que culminará con el "gobierno
homogéneo" y justificará el interés
de escritores y periodistas por el tema del Opus.
Así termina la semblanza del hijo de arruinado comerciante
de tejidos de Barbastro; del colegial que flojea en latín,
aunque compensa luego con creces su deficiencia hablando a
todas horas la lengua sagrada; del seminarista distanciado
de sus compañeros; del fugaz cura rural; del sacerdote
que debe ser trasladado a Madrid porque es santo; del "burro
de Dios"; del ardoroso cura de la guerra civil española;
del padre de los niños aunque no niñoides; del
educador de superhombres; del reformador de apellidos y nombres
de pila; del marqués de Peralta; del acaparador de
títulos y distinciones; del despreciador, al mismo
tiempo, de honores y dignidades; del conductor de multitudes;
del constructor de Torreciudad...
Pero la semblanza termina en apoteosis y, para ello, tenernos
que volver por un momento a la universidad del Opus en Pamplona,
mientras se celebra la "Asamblea de Amigos". Hay
un momento, en el curso de aquellas jornadas, en que los hijos,
devotos y seguidores de monseñor Escrivá se
sitúan en la gran escalinata de mármol del edificio
de la universidad y en el amplio vestíbulo que a su
pie se abre. Monseñor está en el centro de la
escalinata, rodeado de la multitud de cientos de personas
que le aclama. Periodistas del Opus, por ejemplo Pilar Salcedo,
en "Telva", cuentan la insólita escena. En
un momento dado, se escuchan los compases de una canción
cantada a coro por los presentes. Es la canción de
monseñor:
Solamente una vez
se ama en la vida...
Monseñor se enternece. Es su canción favorita
y sus hijos, sabedores de esta preferencia significativa,
gustan de regalarle los oídos con ella. Cantan y don
Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás
levanta los brazos y mirando a la multitud a la que ama como
padre, como educador, como ¡caudillo!, se pone a dirigir
el coro:
Solamente una vez se ama en la vida. Solamente
una vez y nada más...
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