A QUIEN
PUEDA INTERESAR
Autor: Satur
1. Josecar anda erre
que erre... (4-3-2004)
2. ¿Qué
has hecho del pasado?... (20-3-2004)
3. Se ha escrito
esta semana sobre temas... (4-4-2004)
4. Esta Semana Santa
coincidimos La Piedra y yo... (11-4-2004)
5. Muy buena la anécdota
de Salomé... (20-4-2004)
6. Sigamos con
más anécdotas... (5-5-2004)
6. Asomarte a
los orejas es... (9-5-2004)
7. Quizá
sean las frases más citadas... (16-5-2004)
8. Sigamos con
más anérdotas... (23-5-2004)
9. ¡¡¡Más
anérdotas!!!... (30-5-2004)
10. Hanibal
Lecter a su lado era una catequista ... (5-6-2004)
11. La Piedra,
antes de ir a trabajar... (13-6-2004)
12. De cómo
salvé de morir quemada a una agregada (28-6-2004)
13. De cómo
salvé también de morir abrasada a una hermosísima
chica de san Rafael (5-7-2004)
14. Anercdotones
de noches de verano (11-7-2004)
15. ¡Venga
ya, hombre! (16-7-2004)
16. Oye, Ferrán... (25-7-2004)
17. Llama muchísimo la atención
(9-8-2004)
18. Un tipo muy enamoradizo (16-8-2004)
19. La cosa sexual (23-8-2004)
20. Regreso de un viaje profesional...
(27-8-2004)
21. Me cita Josercar en un asunto...
(6-9-2004)
22. Nos escribió Conchita Regojo
(10-9-2004)
23. Creo que Tomás
no insulta en su escrito (12-9-2004)
24. Pillaste,
Josecar (21-9-2004)
25. ¡¡¡Vaya
la que se ha armado con Josecar!!! (1-10-2004)
26. En la
opus se anima con machacona repetición (13-10-2004)
27. Al
sobrecogedor relato de María Cristina... (17-10-2004)
28. En la
última correspondencia de Pentium... (24-10-2004)
29. Hace una mañana
lluviosa y fría (31-10-2004)
30. ¡Ayyyy
la política! (7-11-2004)
31. Más
anécdotas (Última entrega 19-11-2004)
Oye, Ferrán,
eso de llamar a Juan Pablo II, a Juan Pablo I, a Paulo VI
y a Juan XXIII "personajillos de poca talla y competencia"
no me parece bien. Nada de ironías. Son Papas y merecen
un respeto, aunque uno fuera gordo y cuando se reía
se le movía la tripota así, como de arriba abajo
cuando el santo le decía "yo de usted no he aprendido
el ecumenismo" (aunque la pregunta es, ¿aprendiste
algo de alguien, majete?); y otro sospechaba que San Pío
de Pietralcina era un liante (Juan Pablo I: ver biografía
del Padre Pío en la Editorial Palabra), y otro no recibió
a San Josemaría durante años y el mismo santo
dijo de él, de sus secretarios y cardenales cosas que
la pluma no puede, no debe reflejar (el que haya escuchado
las tertulias de L.F.M.S., que asistió al Vaticano
II como secretario de un cardenal aragonés y donde
con un puñado de selectos asistentes al mismo tenían
tertulias donde el santo les decía sobre Benelli, por
ejemplo, que era un "sifilítico" (sic)...
el que haya asistido a esas tertulias, digo, sabe lo que escribo...
bueno, pues a pesar de eso, de personajillos nada.
Otra cosa es que, como cualquier persona con altas responsabilidades
religiosas, políticas o aristocráticas, tienen
su biografía repleta de textos como los que señalas:
auténticos ladrillos glosando tal o cual figura, por
motivo de homenajes, canonizaciones, jubilaciones, fallecimiento
o incluso muerte. Todas son de "herramientas", "cortar"
y "pegar". Más o menos de celofán,
más o menos encendidas, más o menos laudatorias.
Si el homenajeado es un notas, tipo beatificación del
Gitano Ríííchal, el de la fregoneeeta,
pues se dice algo asín como "En las palabras
del Ríííchal hemos advertido la vibración
del espíritu encendido y generoso de la etnia gitana,
nacida en este tiempo nuestro como expresión de la
perenne juventud de la Iglesia (...). Consideramos con paterna
satisfacción cuanto el Ríííchai
ha realizado y realiza por el Reino de Dios; el deseo de hacer
el bien, que lo guía; el amor encendido a la Iglesia
y a su Cabeza visible, que lo distingue; el celo ardiente
por las almas, que lo empuja hacia los arduos y difíciles
caminos del apostolado de presencia y de testimonio en el
Carreful con su fregoneta". (Carta manuscrita al
párroco del barrio de Los Palominos). Y a por otra
cosa, mariposa.
Si es un personaje que se presenta con coros, miles de tribus
con kit de canonización- abanico, silla, parasol, misal,
gorra y disident- pues se le dan un poco más de incienso,
loa y pomposidad: ¡¡¡LAUDAT JERUSALEM!!!.
En la carta de contestación que Don Fernando, de parte
de Don Álvaro, le envía a Topex
hay un momento de esos de "cortar y pegar", cuando
le escribe "El Padre se apoya en ti, en tu oración,
en tu trabajo santificado y en la labor apostólica
que realizas. Continúa encomendado sus intenciones."...
Porque no tendría tiempo aquel día Don Fernando,
pero podría seguir escribiendo "en tu deseo de
hacer el bien, que te guía; el amor encendido a la
Iglesia y a su Cabeza visible, que te distingue; el celo ardiente
por las almas, que te empuja hacia los arduos y difíciles
caminos del apostolado de presencia allá donde estuvieres
doquier".
En fin, algo se ha mejorado. Mejor eso que no lo de Bonifacio
VIII: "prefiero ser un perro que un francés".
Muy diplomático, Boni. O Sixto V que comisionó
a cuatro reconocidos arquitectos la reparación del
puente: "Fabricio", que une la única isla
del Tiber, con tierra firme. Durante el trabajo, los arquitectos
reñían constantemente, por celos profesionales.
Sixto estuvo disgustado con su actitud, todo el tiempo. Al
terminar la obra, los cuatro constructores fueron castigados.
El Papa mandó que los decapitaran, en el mismo puente.
Mandó esculpir en piedra, la efigie de los cuatro
pendencieros arquitectos. Y colocarla en cada esquina del
puente. Ahora ese lugar es llamado: "Puente de las cuatro
cabezas".
Los constructores que trabajaron para el Papa en adelante,
ya no sintieron celos profesionales. Cero de celos delante
del Papa. Por eso, a Sixto V, se le considera como: "El
santo patrón de los constructores." ¡¡¡Qué
majete el Sixto!!!
En la edición en idioma español de L'Osservatore
Romano, de fecha 16 de agosto de 1996 se lee la siguiente
bendición Apostólica.
"Saludo, cordialmente, a las personas de lengua española
que están presentes aquí, especialmente a las
religiosas de la Congregación de 'Santa Teresa de Jesús'
y LOS GRUPOS ESPIRITUALES DE LA 'VERDADERA VIDA EN DIOS'.
Les deseo a todos ellos un verano espiritual que les ayude
a reafirmar su promesa Cristiana, para que su generosa respuesta
a Dios pueda ser testigo de Su Amor en el mundo. Les doy,
con afecto y para todos sus seres queridos, la bendición
Apostólica".
¿Quiénes son los GRUPOS ESPIRITUALES DE LA
VERDADERA VIDA EN DIOS que son tan generosos en sus respuestas
a Dios?, pues son unos grupos fundados por una señora
que se llama Vassula, vidente muy conocida. A ésta
Jesús le coge la mano y escribe por ella; una de sus
obras más conocidas es la Verdadera Vida en Dios. Vassula
es ortodoxa, no católica. Además su biografía
es algo chocante para una mentalidad como conservadora, pues
en 1966 se casa por la Iglesia Ortodoxa, unión de la
cual nacen dos hijos. En 1980 se divorcia y 6 meses más
tarde, el 13 de julio de 1981 se casa con Per Ryden, luterano
sueco que es su actual esposo. Es en esta situación
cuando empiezan las manifestaciones místicas. O sea,
que es ortodoxa, se divorcia a los catorce años de
matrimonio, con dos criaturas, y se ajunta con un luterano
en seis meses y, encima, sueco. Y luego, venga, a manifestarse
Jesucristo con las manos de Vassula escribiendo a troche y
moche... ¡Hombre, podía haberse manifestado con
una persona un pelín más normal, o más
de perfil tipo como una pastorcita, una monjita o una agregada
viuda, por ejemplo.
Vassula también tiene Bendición del Santo Padre,
Ferrán. Narra un sacerdote católico
que le entregó al Papa el libro de Vassulla y le comentó:
"Ella se lo dedicó a usted". Con un cálido
y sincero interés, el Papa miró el libro, lo
abrió y vio el saludo de Vassula y luego, dijo: "Gott
segne sie": "Que Dios la bendiga". Hizo la
Señal de la Cruz sobre el libro. Después, se
lo entregó a Monseñor Mietec, quien recoge los
regalos, para que el Santo Padre los vea, después de
la audiencia. 14 de febrero de 1998".
Bueno, eso es lo que se piensa él, para mi que el
tal Monseñor Mietec, nada más terminada la audencia,
lanzó el libro por la ventana a la piazza del Vaticano:
dijo "por el Papa, por la Iglesia y por sus vinos...
¡¡¡a tomal pol saco el libro!!!". Y
lo tiró.
Ya ves como está el patio. Vamos que, aunque la Iglesia
no me obliga, a mi y a ningún católico, a dirigirme
a determinados santos o a hacer de esas figuras una parte
importante de mi fe -la Iglesia permite el culto pero no lo
impone-, pues entre Vassula y San Josemaría me quedo
con San Josemaría. A mi eso de que las manos se muevan
solas me da mucho yuyu. Le pasa a La Piedra y me da algo:
me hago pastor luterano sueco de Arriba del Norte.
Una más, Ferrán. Te envío un prospecto
de un nuevo juego que ha salido a la venta. Se llama "Ego
Sum". Puede ser una buena idea para que se haga con San
Josemaría, o los futuros santos de la prelatura, que
se contarán por miles. Se trata el "Ego Sum"
de un videojuego para que los niños busquen a Jesús
en la Palestina del año 30. Y continúa.
"Ego Sum es un juego de aventura gráfica en
tres dimensiones, del tipo "entrar en sitios, explorar
lugares, hablar con personajes, coger objetos". El Papa
Juan Pablo II ha otorgado una bendición a quienes se
aventuren a jugar una partida. Los niños que jueguen
a Ego Sum, entre 7 a 14 años, se identificarán
con su protagonista, un chaval que, después de un concierto
del grupo católico Arca de Noé (primer puesto
de música general en Polonia con 500.000 ejemplares
vendidos de su primer disco) entra en una iglesia y se ve
transportado a Palestina, año 30, donde su Ángel
de la Guarda le anima a buscar a Jesús. En su búsqueda
hablará con el Zebedeo, los pescadores de Tiberíades,
la samaritana, y otros personajes que conocen al Maestro o
le han visto, oído, etc."
Se puede hacer lo mismo pero, no sé, que el chaval
se encuentra después de un concierto de la tuna del
UNIV -último puesto del festival David con "la
pesca submarina"- con un joven numerario apóstol
que le transporta a Barbastro y de allí a Logroño
-si se queda mucho tiempo en la casilla de la nieve con los
pies descalzos dibujados en ella se resfría y debe
guardar cama (pierde puntos) y de allí a Zaragoza...
Y asín. Conoce Encarnita Ortega, pasa los Pirineos
y charla con el depravado Fisac, saluda a Isidoro Zorzano
y le corta él mismo -sí, sí, el chaval-
el pelo al cero porque viene su prima, la de Zorzano, y le
tiene que salvar de caer en locuras del corazón, lo
mismo que con Don Álvaro en Berga durante la mili (no
lo quitéis, orejas, el pueblo se llama así)
cuando una niña bien del pueblo trata de seducirle,
pero nuestro niño interactivo le anima a que de no
siga por allí y le dice que muy lejos el Padre le está
encomendando porque algo se huele... Por supuesto cada partida
que se juegue, y no sólo una, tiene bendición
del Papa. Faltaría más.
Bueno, es una idea. Si vale, pues vale, si no, pues nada.
Pie de foto: A mi me gusta la pescaaaaaa
Llama muchísimo la atención
la cantidad de reglas, cánones, costumbres, normas
y pijadinas que encauzan, enjaulan, encorsetan y ordenan el
espíritu de la opus. Es colosal el esfuerzo que se
hizo desde el principio -que se hace- por hacer un acopio
grande y costoso de todo tipo de detalles que abarcan la vida
toda de cualquier fiel de la prelatura. No se le escapa nada:
desde los modos de vestir, de hablar, de comer, de dar una
charla, de recibirla, de usar el coche, de ver televisión,
de tratar a la administración, de leer libros, de cantar,
de comprar, de confesarse, de rezar... ¡de todo!. Hay
guiones, glosas y vademecums para cualquier actividad. Cualquier
día editan un apéndice a las "glosas de
San Gabriel" sobre el uso del matrimonio y el triquitriqui:
cómo se hace, dónde se hace, requisitos para
hacerlo, horarios aconsejados, posibles deficiencias, criterios
y normas de pudor aconsejadas, prontuario de oraciones para
la preparación del acto y disposiciones finales.
Reglas donde se mezcla lo espiritual más profundo
hasta lo material más tontaina (como esa del "agregado
camarero" cuando se invita a alguien a un centro:
¡¡¡GUEROOOOOOPÁÁÁÁ!!!).
Una medallita con reliquia para el jambo que se le ocurrió
la idea. Y una patada en el culo también, por imbécil.
Una estructura que pesa en las conciencias de un modo agobiante
y obsesivo, especialmente en aquellas que tienden a ser rígidas,
legalistas, escrupulosas. Conocí un numerario, notario
de prestigio y con una estructura cerebral como los lectores
de códigos de barras de Carreful, que la noche que
dejó la opus me comentaba llorando: "es que tengo
la impresión de ir por una autopista repleta de señales
de tráfico contradictorias y que quiero cumplir todas
porque si no me angustio. Y no puedo con ellas; aquí
pone ochenta, allá cuidado con el viento, acullá
peaje, más en de allá peligro de alces sueltos...
y me estoy volviendo loco".
Eso fue así desde el principio. San Josemaría
era un hombre que tiraba bastante al escrúpulo -él
mismo afirmaba que se confesaba tres veces a la semana (Álvaro,
recuérdame que esta tarde me tengo que de confesar
-y en alguna ocasión se había confesado el día
anterior, o aquella misma mañana). Alguien pensará
que es vida interior. Vale. Pues yo pienso que no: Escrivá
era un hombre obstinado, compulsivo y a veces histérico,
con una extraña inclinación por la pasión
actoral y el drama ruidoso. No hace falta haber estudiado
psicología en Harvard para descubrir en el texto que
nos transcribió el amigo Vitrubio en "el
teléfono del colegio Romano" (texto que
conocí en 1975) una personalidad, contri menos, de
preocupar: en menos tiempo es difícil mezclar tantos
sentimientos distintos. Su formación era la propia
de su tiempo, estudió leyes y alguien le aconsejó,
ya desde muy pronto, que debía vestir con un buen ropaje
jurídico su obra: durante años forjó
una armadura de platino e iridio que se conserva en el museo
de pesas y medidas de Villa Tévere.
Escrivá no era tanto una gran cabeza como una suma
de fuerzas extraordinarias que tiraban de él en distintas
direcciones y, con alguna frecuencia, alguna de ellas saltaba
por los aires y le desequilibraban: era de una sensibilidad
extrema, un carácter muy fuerte, apasionado, terco...
Pero era una persona que trasuntaba convicción. Cuando
hablaba de oración, de Dios, o de amor, sabía
conmover los más profundos resortes de las personas
que le escuchaban. Conocía la fuerza de sus palabras
y sobretodo del recurso a la oración como algo primero
y último en las personas que le escuchaban. Era su
receta, su letanía constante: reza, reza, reza... Pero
ése algo de histrión, de buen actor, le perdía.
También su vanidad... Es difícil no ver en algunos
de sus gestos, de sus acciones, incluso de su gustos al decorar,
al distinguir a las personas, matices clasistas, aristocráticos
y algo trasnochados, como cuando en alguna tertulia, adelantando
el pie izquierdo, juntando las manos sobre el pecho -esas
manos le hablaban solas- comentaba "yo que soy doctor
en derecho, doctor en sagrada teología, que tengo no
sé cuantos doctorados honoris causa...", y se
reflejaba en él la tontería del mundo, como
a cualquiera. Conocía la energía que irradiaba.
Era un don. Y actuaba según la convicción de
ser un hombre elegido por Dios -aunque afirmarse de boquilla
lo contrario, que era un pingajo, un trapo. "El Papa
quitó el índice, pero yo puse el mío...":
sí, pusiste allí a Ratinzger, entre otros, con
todas sus obras, y luego tus hijos tuvieron que quitarlo de
allí zingando cuando el cardenal pasó a ser
mano derecha del Papa. Puso a unos cuantos en el Índice
sólo por despecho y enfado: un enfado más de
los que de vez en cuando le daban.
Escrivá evangelizaba concentrando la atención
en unos pocos mensajes relativamente simples que difundía
mediante una repetición incansable y una energía
furiosa. Por esa razón todos los Orejas -algunos con
muy pocos años de pertenencia- y los Opus conocemos
tan bien sus mensajes, frases, modos, filias y fobias. Nos
lo sabemos todo de él.
Las mejores cabezas de las primeras generaciones de numerarios,
sacerdotes y laicos, las dedicó y las encauzó
hacia el derecho canónico, y muchos de ellos sirvieron
durante años en la administración burocrática
interna de la prelatura como pasantes y voceros de sus indicaciones.
San Josemaría tenía un carácter muy fuerte
y toda esas promociones de sacerdotes y estudiantes que vivían
con él quedaron marcados por su pensamiento. Imantaba,
aunque muchas veces esos modos, ese carácter, lo observaban
con perplejidad y cierto miedo, cuando no con acojone: se
sentían espectadores de una representación única,
irrepetible -le tenían por santo y por genio- donde
el baranda actuaba a sus anchas: reía, lloraba, cantaba,
echaba broncas, se sentía incomprendido, te besaba
y te despreciaba... y a todos les pedía una fidelidad
de perro, marcando a fuego sus modos de gobernar, de dirigir,
y de legislar.
Recuerdo que en las primeras tertulias después de
su "tránsito al cielo" -Escrivá no
palmó, Escrivá se fue al cielo de punta cabeza-
muchos numerarios de la primera época venían
a contarnos anécdotas de su vida junto a él.
Llamaba la atención la cantidad de historias que se
centraban en las broncas del Fundador: que si un día
cerré mal una puerta y, pimba, paquetorro, que si otro
día me pidió una cosa y como retrasé
el cumplimiento del encargo dos horas me dijo que de qué
iba, que así la opus se iba abajo, que si a otro le
dice que si quiere ir a no sé donde y va el colegui
y dice que mejor que no y el Chamán le contesta "pues
si no quires ir, te vas con tu madre, majadero". Fue
tal el cúmulo de anécdotas de cienes de numerarios
contando paquetes, paquetines o paquetones de el Hombre de
Villa Tévere, que tuvo que darse un aviso diciendo
que porfa, que a ver si no nos pasamos... y entonces las tertulias
comenzaban "¡¡¡qué de bien se
estaba con nuestro Padre!!!, ¡¡¡jamás
vi un hombre más divertido y simpa!!!". En fin,
que ni tanto ni tan calvo, que sería como cualquiera
hombre, un tipo con sus luces y sus sombras.
Como buen escrupuloso le encantaban las reglas y las normas,
saber qué hacer, cómo hacerlo, pautar fronteras,
señalizar caminos, atenerse a los signos. Son conciencias
que recaban constantemente dónde está el límite
escrito de la moral y de las costumbres para obedecer sus
mandamientos. Sufren con la libertad de espíritu. Son
personas inmaduras, con frecuencia inteligentes, que necesitan
ir de la mano en su conciencia escrupulosa.
Cientos de canonistas en la opus se dispusieron a pensar
y trabajar en esa dirección. Y lo consiguieron. Pero
los caminos de las leyes, cuando los dejas en manos de canonistas,
son como una tela de araña y acabas enredado en toda
esa casuística que termina matando el espíritu
para convertirse en una institución más de orden
tan natural como un camping, un club de fútbol o un
partido político. A la Iglesia también le sucedió
en épocas pasadas. Pierde su sentido vocacional y se
convierte en ritos, cánones en manos de liturgistas,
leguleyos, policías y jueces. Eres libre, dicen, porque
hay leyes. Nada más equivocado. Para ser libre necesitas
dar respuestas a las preguntas que te hace la vida -eso es
ser responsable-, y eso resulta imposible cuando "todas
las preguntas" te son respondidas en " ¡todos
los códigos", se llamen Glosas, Vademecums, o
Reglas... ¿Que tengo que escribir un artículo
en Crónica?, pues toma el vademécum
y mira lo que hay que hacer. ¿Que deseo invitar a un
amigo a comer en el centro?, toma, lee
y come, que le decían al profeta... ¿o fue a
San Agustín?
Cuando, además, el propio fundador se encargó
de que quedara muy claro que todo, absolutamente todo, es
sagrado, inviolable y perpetuo, y que el espíritu es
"obedecer o marcharse", que allí no sobra
un ápice, ni una tilde, entonces, en los directores
no se buscan personas libres sino personas obedientes. Al
libre el cuerpo acaba por vomitarlo. No lo asimila.
Por esa razón hay tan pocos teólogos en la
prelatura. Y los que hay se bañan en aguas poco profundas
y muy cerca de la orilla -liturgistas, eclesiólogos,
moralistas,etc. Para ser teólogo de los de verdad,
hay que plantearse muchas cosas, hay que adivinar, hay que
buscar en mundos difíciles y nada reglados, hay que
tener imaginación: hay que tener una sensibilidad y
una inteligencia libre. También hay que ser humilde.
En los sacerdotes de la prelatura no es extraño encontrarte
algún snob vanidoso que sueña con su libro,
o su folleto de Mundo Cristiano, o su tesis doctoral editada,
o su algo teológico; muchos en sus predicaciones envuelven
en el celofán de una teología ascética
más bien barata y que les reviste de distinción,
de arrogancia y de petulancia, y en realidad no son más
que abogados, físicos, pedagogos, historiadores o economistas
que un día alguien les dijo que si querían ir
a Roma para estudiar y ordenarse. Y así lo hicieron.
Lo hicieron porque alguien se lo dijo.
Cuentan que en el 1100 la profesión clerical -si así
se le puede llamar- se amplió enormemente: quizás
una de cada cincuenta personas podía afirmar que habían
tomado las órdenes. Y de éstas una de cada seis
tendría problemas con las leyes eclesiásticas;
en realidad, muchos nunca habían tenido intención
de ordenarse sacerdotes. El follón que se armó
fue mayúsculo. Como escribió Giraldo Gambrensis,
y no es coña el nombre, muchos sacerdotes "están
ocupados por amantes entrometidas, cunas que crujen, pequeños
recién nacidos y mocosos chillones". No es el
caso del presbiterado de la prelatura, supongo, pero sí
el que pasados los años -me gustaría conocer
la proporción de sacerdotes numerarios elegidos entre
los candidatos numerarios laicos con la fidelidad hecha- no
sería sorpresa que, además, ese "uno de
cada seis" se cumpliera también aquí: bastantes
tienen serios problemas de adaptación al mundo clerical
y personal (vamos a escribirlo finamente) y que se manifiesta
en muchos terrenos, desde el físico hasta el psíquico.
Normal.
Me contó uno que trabajaba en la Secretaría
General, un tipo que tenía una lengua indiscreta, indomable
y algo femenina, que Don Álvaro recibió la visita
de Kiko Argüello. Según me comentó el bífido,
Kiko se entrevistó con Don Álvaro porque se
lo pidió el Santo Padre, vete tú a saber si
es verdad o no, para que le aconsejara sobre la organización
del movimiento Neocatecumenal. Hablaron y, dice éste,
que Don Álvaro le sugirió: búsquese un
buen canonista. Al parecer, sigo con la misma fuente, los
Kikos tiran mucho de la cosa carismática, del Espíritu
y del Aleluya y el asunto canónico no lo tenían
resuelto: su configuración jurídica. Vamos,
lo más contri de contri con el opus dei.
Efectivamente, toda la batalla que se libró para que
el opus del Sumun Subsistens fuera prelatura se hizo con glebas
de canonistas que poco a poco se abrieron paso en un mundo
tan cerrado y acortezado como el del derecho canónico.
Pero si estás en el Código existes, si no,
narices. No eres nadie.
Alguien dijo que no tienes una idea hasta que no haces de
ella una institución, y no tienes una institución
hasta que no está en un Código. Pues eso.
Continuará
Desde que salí del barro primordial fui un
tipo muy enamoradizo: bastaba que viera una escoba con faldas
y algo dentro de mi me impulsaba a hacer y decir unas tonterías
que ni ojo vio, ni oído oyó.
En el momento que mis glándulas se aceleraron la cosa
se puso mucho peor. La cosa mental, digo. A los catorce años
la testosterona, o lo que fuese eso, me convirtió en
un tipo que parecía decidido a volver al árbol,
dejar de ser un bípedo y darse mamporros en el pecho
cada vez que veía una hembra. Durante esos años
me dio por atusarme millones de veces al día el flequillo
-dando unos golpecitos al ciruelo de pelo que desafiaba la
gravedad por encima de mi frente-, y mirarme de un modo compulsivo
a todos los escaparates desde mi mejor perfil. Incluso llegué
a creer que mi fuerte estaría en tener una sonrisa
achinada, así que me pasé muchas horas de entrenamiento
achinando los ojos hasta el estreñimiento preguntándome
qué dirían las chicas de mi.
-¿Has visto qué sonrisa más pícara
tiene Satur? -podía imaginar que decía una preciosa
chica.
-¡¡¡Oh, sííí!!! -replicaba
otra Indesainsain Hurt- ¡¡¡me vuelven loca
sus ojos chinitos!!!
- No sé, chica... ¿qué prefieres, sus
ojos, o ese ciruelo de pelo que le hace tan tan...?
- La verdad, lo mires como lo mires es un encanto... ¡¡¡¡hasta
las perras y las gatas se dan la vuelta para verle!!!
Bueno, esto pasó durante unos cuantos años.
Pocos. En realidad estaba más colgado que un fuet.
Un día decidí declararme a una chica que sólo
conocía de verla todos los días al ir al colegio
-juro por Sacantancangua que era un diez de mujer, aunque
no la conociera más que de vista. Un BMW de la serie
7. Fui directo. A saco.
- Me gustas -le dije dándome un golpecillo en la visera
de pelo y achinando los ojos hasta el cagansen.
- Pues tú a mi no.
Y a tomal viento. Allí acabó la historia.
Un mes después descubrí mi vocación
a la opus y decidí a los dieciséis años
y medio vivir por amor una vida de celibato carapato a muerte.
Pero, claro, una cosa son las ilusiones y el "¡¡¡a
la orden, sí, señor sí!!!", y otra
es que sigues siendo el mismo urco que eras antes de... aunque
no se note. Que sí que se nota.
El tiempo pasó y... ¡¡¡¡¡¡¡UN
DÍA!!!!!!
Un día alguien -un Locomotoro conductor de todo menos
del codo- me nombró director de un centro. Era un club
de bachilleres de así como de colgados: una zona lejos
de los barrios pijos donde otros clubes se alimentaban de
chavales de obras corporativas y personales top ten. Un centro
donde los residentes eran numerarios poco dispuestos a hacer
la labor con peña de colegios públicos y que,
encima, se dedicaban a labores como arquitectura, banca, inmobiliaria,
prensa económica... allí sólo dábamos
golpe tres. Aquello era La Fonda Paqui... ¡¡¡Pero
qué bien nos le pasemos!!!
Imagino que más de un orejas estará pensando
que adónde nos lleva este tío. Tranquis. Vamos
bien. Porque tengo para mi -y enlazo con el principio de la
anérdocta- que muchos en la opus éramos unos
adolescentes, testosterona ciento por ciento, aunque tuviéramos
entonces 25, 28, 30 o 40 años. Y es que pasó
lo de siguiente.
El centro era, por mi de culpa, por mi de culpa, por mi de
grandísima culpa, un desastre. Nos le pasábamos
muy de bien, pero aquello en horarios, en asistencia a los
círculos, en números de gente a la meditación,
a los retiros mensuales, era como el share del Teletienda
a las cuatro de la mañana en el canal 29. Habitualmente
comíamos cuatro, y la tertulia era como el principio
del "Quare femuerunt gentes", pero cantado en gregoriano
(eso de quaaaaaaaaaaaareeeeeeeeeee....), algo muy lento, denso,
pastoso y aburrido. Estábamos poco motivados, sin sensaciones
positivas...
¡¡¡UN DÍA!!!... se abrió
la puerta que comunica la administración con el comedor.
Yo había tocado la campana como sólo yo sé
hacerlo -¡piticlín, piticlín! -(creo que
he sido el director de centro con más estilo de todo
el opus dei tocando la campanica) y aparece -así, como
lo escribo, APARECE- la mujer más hermosa que jamás
se ha visto en este planeta y en el siglo XX. Nos quedamos
los cuatro mudos, aturdidos, sobrecogidos y blancos como el
tipex. Tipex total. Los corazones latían con fuerza
y transmitían sus vibraciones a la mesa y ésta
al primer plato que saltaba feliz sobre el segundo plato -¡chispum,
chispum!. No sé si era numeraria auxiliar, chica de
san Rafael, agregada auxiliar (último descubrimiento
en orejas), contratada sin papeles o flautista de la filarmónica
de Chichinabo, pero lo que sí sé, porque lo
vi, es que era inmensamente hermosa. De reportaje de moda
de primavera en Telva. Si era de la obra yo la hubiese puesto
de portada de Romana y pita hasta Abul Abás El Sanguinario.
Un bellezón. Y lo escribo lejos de la lujuria, de pensamiento
rijosos y de atentados contra la moral y las buenas costumbres.
Rubia, cabellos que parecían espigas doradas por el
sol, por el sol, unos ojos como diamantes sobre terciopelo
negro -una mirada de esas que decía el poeta "ojalá
que cuando venga la muerte tenga tus ojos"-, una pestañas
que eran como el abrir y cerrar de un paraguas, una sonrisa
que lo llenaba todo, disparaban los cláxones de los
coches y encendía farolas, unos dientes que daban ganas
de pedir "¿puedo tocar?" y unas manos como
las páginas blancas de telefónica.
Gracias a esa mujer, a esa pedazo de mujer, todo cambió
en pocos días. La gente se despertaba feliz, los desayunos
eran, aunque no fueran servidos, una fiesta de amigos que
ríen y cantan; las comidas estaban al completo, no
hay entradas; antes de la cena ya estábamos en amigable
conversación toda la casa esperando a que se abriera
la puerta del comedor. Escuchar los pasos de ella enllegando
a abrir era la mejor melodía que nunca se haya compuesto
-tocotoc, tocotoc, tocotoc.
No sé si fue la testosterona o las hormonas esfintereizadas
o el conquevo de la refractaria, pero estábamos increíblemente
divertidos. Parecíamos pavos reales mostrando sus mejores
plumajes... quien contaba chistes, quien trataba de su perspicacia
en asuntos profesionales, quien de sus hazañas deportivas,
otro de sus proezas, habilidades y destrezas. Y todos, mirando
sin mirar, empeñados en que ELLA sonriera y, en el
mejor de los casos, hacerla salir a carcajadas del comedor
porque, la pobre, no podía aguantar la risa. ¡Qué
edad maravillosa donde todos nosotros idealizábamos
a la mujer viéndola como un ser etéreo, puro,
fantástico!. Incluso me atrevo a decir que esa Doctora
Honoris Causa por la Universidad Complutense de la Hermosura
Soberana hizo un milagro, y es que uno de los residentes era
bizco. Cuando escribo bizco es que era muy bizco, de los que
si llora se le moja la espalda, pues bien, en ese tiempo cuando
estaba en el comedor le mejoraba el estrabismo que parecía
de anuncio de General Ópticos. Ya digo, un milagro.
Hubo momentos, cuando tenía que pedirle alguna cosa
que pensé -el director es el único que puede
dirigirse a la administración en el comedor-, que me
iba a saltar el corazón por la boca y la víscera
iba a estampar a la boca del residente que tenía delante.
-Pppp.or fafavoor, ¡puuuu puede saaaaa sacar más
de ppppp pan'.
La muerte era aquello.
Poco nos durarían esas alegrías, esa inocencia
alegre y festiva, esas ensoñaciones de adolescentes
platónicamente enamorados... Enviaron a vivir al centro
un sacerdote muy listo que había estado en Roma trabajando
en un dicasterio de esos. No era mala persona, pero con una
escoba en el culo y un ladrillo en la cabeza poco se puede
hacer. Un detalle del personaje: fuimos a comer un día,
el sacerdote y tres más, a un restaurante de carretera
y pedimos una ensalada para acompañar unos bocadillos.
Llega la dulce tabernera con la ensalada y nos le de pone
en medio de la de mesa. El sacerdote observa la ensalada con
la curiosidad de un entomólogo y le dice a la señora
"disculpe, ¿sería tan amable de suprimir
el huevo, por favor?". La doña se quedó
literalmente a cuadros cuadros. "¿Suprima el huevo?",
yo sí que te suprimiría a ti, debió de
pensar.
Bueno, pues Fray Escoba notó que tanta risa, tanto
corazón en fuegos artificiales y tanta alegría
de la huerta no estaba nada bien. Probablemente alguno en
confidencia le dijera que, bueno, que tenía cierto
apegamiento a la administración -quizás yo mismo
se lo dijera, pues hacía la charla con él y
no me cuesta reconocerme diciendo eso-, lo cierto es que la
chica desapareció. Hizó fú y nunca más
se supo. Y la casa languideció, a bastantes sillas
del comedor le salieron telarañas, los pasillos eran
habitados por fantasmas que deambulaban rosario en mano entre
suspiros y ayes, las tertulias musicales eran una cadena de
baladas que lloraban amores perdidos, imposibles - "para
decir adios, vida mííía, y estar por
siempre agradecidooooss", si a tu ventana llega una palomaaaaa...",
" Y te vaaaaaas, y te vaaaaaas, rompería casi
todo, si no estáááásss".
En fin un derrumbamiento del espíritu.
Tarde o temprano se curan los llamados mal de amores. Y la
vida siguió. Con los años descubrí que
las mujeres son de calne y hueso, y que pisan el suelo al
andar y cosas así. Cuando conocí a La Piedra
caí en un estado parecido al de entonces, sólo
que con 43 tacos. Pensé que ella era distinta a todas
las demás, que todo era como en cámara lenta
en paisajes idílicos y maravillosos, pensé que
Dios había venido a verme. Pero no. Es igual que yo.
Quiero decir que tiene fallos, defectos y cosas así.
Como yo, que alguno tengo... ¿Pero es normal que vaya
a coger el avión y me encuentre este aviso en el aeropuerto?.
¿Es normal?.
La cosa sexual
Algunos, al parecer, se sienten incómodos tratando
la cosa sexual y, más en concreto, la homosexualidad.
Alguno ha leído, "no sin asombro" una gran
cantidad de correos que hacen referencia a este tema. Aclara
el motivo de su perplejidad ... "muchos pensamos que
en esta página se hablaba sobre el Opus Dei, no sobre
los diferentes modos en que se puede dar rienda suelta a la
libertad que tenemos una vez fuera del Opus Dei, y mucho menos
si la Iglesia Católica, Jesucristo o los Santos han
permitido o no las relaciones sexuales entre personas del
mismo género (sexo)". Es verdad que en esta
página se habla del opus de dei, pero también
lo es que muchas biografías cuentan sus motivos, algunas
sus debilidades, otras sus enfermedades, otras sus complejos,
dificultades, incluso hay quien ha visto y charlado con su
Ángel de La Guardia que, muy cortésmente, le
ofreció su móvil: "toma mi Nokia, y si
ves alguna pluma, perdona; te le quedas, o me le das, porfa,
pero no la tires"... Y es normal, cada uno cuenta la
penícula como le pasó.
Hay quien ha perdido la fe y está hastiado, quien
ha salido reforzado y con ganas de seguir siendo aquel que
fue o quiso ser en el opus, hay quien se ha quedado con los
frenos descacharrados y la azotea hecha unos zorros y quien
se bebe las lágrimas y se sorbe los mocos como un niño
que tiene miedo. Algunos salen muy quemados, muy heridos,
muy dolidos y eso produce cosas como el resentimiento, la
desconfianza a toda la institución, incluso el odio;
otros están muy solos, y ya se sabe que la soledad
-si va de la mano de la tristeza- es capaz de muchas miserias.
Bastantes callan e intentan olvidar, intuyen que el tiempo,
y Dios (si creen), volverán a poner todo en su sitio.
Estos últimos son los que en el Opus Dei dicen que
son mayoría y que se van agradecidos y contentos...
No es verdad: se van con ese temple que te da el que te consideren
un fracasado, y con esa tristeza que te produce ver que te
miran como un pobre hombre al que no se da un duro por su
alma, y que en muy pocos día ya nadie se acordará
de ti. Pero callan, ¿qué van a hacer?. Miras
hacia delante buscando nuevas amistades, nuevos ambientes,
nuevo trabajo donde, a poder ser, nadie del pasado coincida
en él.
Piensas que con el tiempo toda ese fiemo que son los errores
de tu vida, ese humus putrefacto que hoy pisas alimentará
el futuro árbol que un día rebrotará,
y esa porquería quedará allá abajo, en
las raíces de tu vida.
Un hermoso nogal no lo sería si sus raíces
no se hubiesen alimentado de mierda, y a nadie se le ocurre
pensar que eso es malo... a condición de que no se
ponga encima de la mesa.
Varias correspondencias han decidido excavar en sus raíces,
darle a la pala y poner encima de la mesa un aspecto de su
vida: su sexualidad. Y dicen "mira, a mí lo que
me pasa es que soy homosexual". Desde luego, ser homosexual
y numerario, o agregado del opus dei, se intuye difícil:
el gallo en el gallinero. Por eso lo cuentan, porque se supone,
leyéndoles, el drama que se vivió en esos años
de sincera lucha pensando que, quizás, allí
poco a poco las cosas se encauzarían de otro modo.
Y lo escriben.
Más de uno se sentirá interpelado al leer esas
correspondencias, y más de una: de dentro y de fuera.
La sexualidad es un asunto muy complejo, muy personal también
y, en mi opinión -que ya me dirás para qué
sirve mi opinión- conviene que esté donde tiene
que estar, que es en las raíces. También pienso
que sacralizarla, tomársela en serio, es un error muy
grave. Vivimos en un cuelpo ,cada uno el suyo, y cada uno
con su carácter, sus afectividades, sus sensibilidades
y sus rarezas. La sexualidad se concreta en cada uno de modos
muy diferentes y no siempre sabemos el por qué de todos
esos modos. Yo, por ejemplo, ignoro por qué razón
si me rascan el cogote me pierdo, pero así, me pierdo.
Me pongo, me pongo... y ¡¡¡AUUUUUUU, un
lobo en Paríssss!!! Sin embargo, a Dany a lo mejor
le rascas el cogote y te da un sopapo que te pone en el jueves
de la semana que viene. Y hay quien es frígida, y otros
más salidos que un balcón neorrococó...
¡Un lío lo de la sexualidad!: le afecta todo:
el tiempo, la cultura, la música, la religión
, la herencia, la familia, la educación, las hormonas,
los olores, los colores...
Siempre me sorprendió el ejemplo que puso uno en una
charla sobre castidad en el centro de estudios. El tío,
sin cortarse un pelo, comentó "pues, si cuando
por la mañana al ir a Misa al centro ves una señora
mayor fregando las escaleras de un portal y que se le ven
las bragas, y los mollares, y las chinchorras, y te pasa que
cada día la miras y tal, pues lo cuentas en la charla".
Todo un ejemplo, sí señor. A mi, la verdad,
nunca me dio por allí, pero el tío ese debía
de tener la líbido al turmix. Como dice un amigo: he
caído tan bajo que cuando me levanto me pego con la
cabeza en el culo.
Claro, con esos mensajes, cuando llevas tiempo en el opus
del opus, con eso de que había que ser salvajemente
sincero, te enterabas de unas cosas tan raras -pero raras,
raras,raras-, que al final decías "¡mecagüen
la gallina Marcelina: ya no quiero saber más. Bastante
tengo con lo mío!". Porque a base de hablar y
hablar y hablar, lo único que conseguías era
meterte en unos berenjenales de Padre y Señor mío.
También pienso, como el Orejas del sábado,
que éste no es sitio para dar doctrina, pasión
dominante, y salvar a las almas. Aquí cada uno es hijo
de su padre y de su madre y dice la suya desde su punto de
vista. No estamos para que alguien me diga "oye , lo
del cogote háztelo mirar porque a lo mejor es de médico",
u "oiga, esa ansias por que recen todos, y consideren
las escenas del evangelio, y vayan al encuentro del Señor
Sacramentado como Amigo, y sigan las enseñanzas de
la Santa Madre Iglesia, eso puede ser una paranoia y también
se lo tiene que mirar"... No es el sitio.
Yo también, como algunos aquí, intento seguir
las enseñanzas de la Iglesia, pero procuro comprender
las razones de los demás, sobretodo si me tocan muy
de cerca por motivos de familia, de amistad -cuantas veces,
por comodidad, también por miedo, te gustaría
no saber nada de nadie, y que cada uno viviera su vida- .
Estoy convencido de que la Iglesia alguna cosa tendrá
que cambiar. La obedezco; pero la moral sexual de la Iglesia
es un caos heredado de tan distintas procedencias mágicas,
culturales, científicas y religiosas, y con miles de
años de sedimentaciones diferentes, que confunden más
que aclaran. A todas las religiones les ha interesado regular,
encauzar y normativizar la sexualidad. Es lógico: va
muy unida a la fertilidad, al misterio, a la vida y a la muerte.
Es estremecedora, si se piensa un poco en ella. Y fascinante
también.
Cambiará, como ha cambiado en otros asuntos, como
cuando veía con reticencias, algo más que reticencias,
el uso de anestésicos en el parto porque la terapia
se enfrentaba a las supuestas palabras de Dios en la Biblia
"parirás a tus hijos con dolor". Cambiará
porque sabe que la sexualidad se ha codificado en base a principios
que muchas veces eran, sencillamente, falsos. En ocasiones,
pura superstición. Nociones como "pureza"
e "impureza", "mancha", andan como por
su casa en el dominio de la moral sexual: curioso criterio
que no tiene en cuenta la voluntariedad del sujeto. Una enfermedad
se puede contagiar involuntariamente, y lo impuro también.
Basta echar un vistazo a toda la literatura escrita desde
la ética cristiana sobre la menstruación y el
semen, para comprobar que muchas cosas que deberían
de cambiar han cambiado: en la Edad media los penitenciales
cristianos prohibían que la mujer que tuviera la regla
comulgase, que tocase los vasos sagrados. Asombra leer la
relación de efectos malsanos que producía una
mujer durante el período. ¿De dónde se
lo sacaban?.¿por qué no eran desmentidas si
era facilísimo comprobar lo contrario?.
Santo Tomás escribe "la pérdida desordenada
del semen repugna al bien de la naturaleza, o sea, a la conservación
de la especie. Por tanto, después del pecado de homicidio
que destruye la naturaleza humana viviente en acto, este tipo
de pecado parece ocupar el segundo puesto: impide la generación
de una naturaleza humana". Hala, chúpate esa:
o sea, que el fetillo ya está en el semen y se le coloca
en la mujer para que lo alimente y tal. Claro, así
vistas las cosas, resulta que cada masturbación es
un manojo de abortos.
Esta idea del semen hizo que en Occidente se le diera más
importancia a las relaciones homosexuales entre hombres que
entre mujeres, o a la masturbación masculina que a
la femenina.
Problema complejo éste. La Iglesia todavía
tiene masas de fieles que viven en la miseria extrema, en
la ignorancia, y en el miedo, junto a ellas convive una nueva
mentalidad que no niega su fe, pero que le cuesta aceptar
criterios difícilmente comprensibles. Y no por pereza,
ni por visiones superficiales, ni por darle rienda suelta
al cuerpo y a la vida mollar. Son razones serias, profundas
y que piden una explicación. No debe de ser nada fácil
regular todo eso.
Hasta hace unos pocos años las instituciones vivían
amparadas en discreción y secretismo gracias a que
la información estaba reservada a unos pocos. Las comunicaciones,
la noticias y las corrientes ideológicas tardaban mucho
en llegar de una punta a otra, y con dificultad al pueblo
llano. Mucho han cambiado las cosas. ¿Cómo reaccionar
al escándalo que denunciaron las religiosas Maria O'Donohue
y Maura McDonald, publicados por la revista norteamericana
"National Catholic Reporter" y que el portavoz Vaticano,
nuestro querido Joaquín Navarro Valls, reconoció
que el problema es 'conocido' y que 'se está afrontando',
pero lo circunscribió a 'un área geográfica
limitada' (África), sobre los abusos sexuales dentro
de las congregaciones religiosas. Abusos también denunciados
por la religiosa O'Donohue, coordinadora del programa sobre
el sida de Caritas Internacional y del Cafod (Fondo Católico
de Ayuda al Desarrollo), cuando presentó un informe
sobrecogedor al presidente de los Institutos de Vida Consagrada
y Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal español
Eduardo Martínez Somalo. El cardenal, sorprendido por
las dimensiones del problema, encargó investigar la
situación a un grupo de trabajo presidido por O' Donohue.
O`Donohue es religiosa, no lo olvidemos. No trabaja para
el grupo Prisa.
La lista de abusos es descorazonadora e inquietante. El informe
incluye casos de novicias violadas por los sacerdotes a quienes
tienen que solicitar los certificados oportunos, habla de
médicos de hospitales católicos que se ven asediados
por sacerdotes que les llevan 'a monjas y otras jóvenes
para abortar'. O'Donohue cita un caso extremo, el de 'un sacerdote
que obliga a abortar a una monja, ella muere y él oficia
la misa de difuntos' por la joven fallecida. El informe reconoce
que determinadas culturas representan un serio inconveniente
para el mantenimiento de los principios de la vida religiosa.
En el continente africano, explica el texto, es 'imposible
para una mujer rechazar a un hombre, sobre todo si es anciano
y en especial si es un sacerdote', y la cultura está
lejos de favorecer el celibato.
En el informe de O'Donohue se habla de religiosos que piden
a las monjas que recurran a la píldora y, en concreto,
se alude a una comunidad religiosa femenina en la que la superiora
solicitó la intervención del obispo tras comprobar
que una serie de sacerdotes de la diócesis habían
dejado embarazadas a 29 monjas. La reacción del obispo
fue fulminante: la superiora 'fue suspendida' y sustituida
por otra religiosa. Hala, por chivata.
Estos datos han sido avalados por otro informe presentado
en 1998 por Marie McDonald, superiora de las Hermanas Misioneras
de Nuestra Señora de África, ésta ya
es jefa y todo, en el que se pasa revista a las diferentes
estrategias de acoso. Unas veces son sacerdotes que reclaman
una especie de contraprestación sexual a cambio de
la confesión. Otras el abuso se produce a partir de
'una dependencia financiera de las monjas de sacerdotes que
pueden pedir a cambio favores sexuales'. McDonald está
convencida de que hay que actuar con rapidez para atajar un
problema que aumenta, y no parece satisfecha de la línea
de actuación más bien tímida iniciada
por el Vaticano.
Es un asunto muy, pero que muy complejo este de la castidad.
En África el celibato es un valor muy devaluado y difícilmente
entendible. La selección de bastantes sacerdotes deja
mucho que desear, incluso para nombrar obispos se ha llegado
a recomendar candidatos que sólo tengan una esposa...
Lo mismo se podría hablar de zonas de América,
Asia, etc... en fin, un mundo más allá de nuestros
valores occidentales de puto hombre blanco que vive que te
cangas.
A pesar de todo lo escrito estoy convencidísimo de
que son muchas más las luces en la evangelización
de África, y de la labor misionera de la Iglesia, que
las sombras.
La homosexualidad ya es otro cantar. Se mezclan demasiados
intereses y ando lejos de comprender exactamente qué
es ser homosexual. Tengo claro que no son las mariconadas
locas del día del orgullo gay -que me resultan falsas
y patéticas-,pero tampoco lo que estúpidamente
por no decir otra cosa, repetía en todas sus conferencias
un afamado médico sexólogo de la prelatura "que
el agujero del culo está para sacar cosas, no para
meterlas". No se puede ser más humillante, más
incomprensivo y más cerdo.
De todas formas la Iglesia lo dice muy claro en el parágrafo
235, del catecismo de la Iglesia Católica, y el Papa
se ha hinchado de repetir allá donde ha ido: "Un
número no despreciable de hombres y mujeres presenta
tendencias homosexuales profundamente enraizadas. Esta inclinación,
objetivamente desordenada, constituye para la mayoría
de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con
respeto, compasión y delicadeza, evitando cualquier
estigma de discriminación injusta".
Pues eso.
Regreso de un viaje pofesional
por tierras astures y gallegas y me encuentro con un nuevo
ser vivo en casa: una gatita que responde al nombre de Kika
-no es neocatecumenal, que conste-. En mi vida pasada, en
mi anterior reencarnación en la opus, jamás
pude convivir con un animal en un centro -exceptuándome
a mí mismo y a alguno más que no diré
el nombre. Sí que pude ver los perros, alguno especialmente
adiestrado en instintos asesinos, que protegían Cavabianca
de asaltos exteriores aunque, como estaban más locos
que el doctor Tornasol hasta el culo de copas, en ocasiones
atacaban a los de dentro... que se lo pregunten a uno con
apellido de escasez que lo despellejaron a mordiscos hasta
dejarlo como Mesala en después de las carreras.
Esos perros, por cierto, son los mismos que salían
jugueteando por la playa en un reportaje que le hizo la tele
a un conocido personaje de la prelatura que trabaja en el
Vaticano. Una imagen bucólica, tierna, encantadora.
Me imagino la escena.
- ¿Cavabianca?... Oye, soy Peich Brawuenauer, mira,
que me van a hacer un raport los de la Uno y que pienso que
me podríais prestar la mieeeerda de perros esos que
tenéis para una toma en la playa, yo paseando y tal.
¿Cómo los tenéis?.
- Pues, cuidadín con ellos, que te ven en traje de
baño y se piensan que eres el Ríííchal
y se te llevan la pierna izquierda hasta el ombligo todo.
- ¿Pero tú quién te crees que soy de
yo?. Iré de sport, con fulard y chaqueta de ante...
- ¿De antes... de las del Sotanillo?
- De ante de tu padre, pimpím... ¿No teníais
un chaval allí que ya le han mordido unas cuantas veces?...
pues que le muerdan un poco más y así me los
llevo tranquilos y tal.
- OK, Peich. Te los dejo en Viale de la Campanella di Administrazione
ya mordidos y tal.
- PAX.
- PAX... Encomendamos.
- Yo también. Mucho.
- Yo más.
Bueno. No es textual. Lo que sí sucedió es
que las tomas quedaron fetén, en plan anuncio de Residencia
de la Tercera Edad "Prostratos"
El caso es que lo de la gata me tiene preocupado. Estoy con
la misma perplejidad que debió de tener el Papa Benedicto
XVI cuando vio por primera vez a la fundadora de las madres
Ursulinas, acompañada de las primeras, con la toca
esa de alerones superaerodinámicos de chúpame
la punta, en plan ¡¡¡yabadadadúúúúú,
Santo Padreeee!!!. Y el pobre hombre alucinando pepinos y
pensando "¿pero quién coño le habrá
diseñado semejante moñiga?. Pues asín
me quedé yo cuando, en lugar de encontrarme a La Piedra
como una fiel Penélope a mi vuelta de mi odisea, me
topo con una gatita gris y ojos ámbar que pasa totalmente
de mi. Y, claro, encima me vienen con lo que es tan bueeeena,
es tan liiiiiimpia, es tan cariñooooosa y te hace tanta
compañíííía... que estoy
pensando si no me estarán diciendo que yo soy un pringao,
un guarro, un palo y un muermo. Tengo que ganar puntos como
sea. A mi una gata no me desafía.
Después me dispuse a ponerme al día de Orejas
y me encuentro con la correspondencia de Diego,
el de la condición de persona NO MIEMBRA (octubra,
nomiembra y diciembra...) esta gracieta me ha salido bastante
mala, la verdad).
Me inclino a pensar que Diego tiene razón en bastantes
de las cosas que escribe. También creo que hay muchísima
gente buena dentro de la prelatura y que están haciendo
mucho bien, y que están donde tienen que estar. Mis
papis, sin ir más lejos Y, desde luego, no intento
que nadie se vaya, ni que se quede, ni que suba ni que baje...
Creo que ese no es el tema. Si lee bien todos los escritos,
cosa que dice no haber hecho, Diego verá por sí
mismo cuál es el tema de fondo. Incluido lo de si somos
o no católicos. Me gustaría oírte hablar
del cura de mi parroquia, campeón, que me hace cogerle
las manos al manguta de mi derecha, a la cacatúa de
mi izquierda, levantarlas en plan ¡viiiiiva la gente
la hay donde quiera que vas!, y mientras hacemos huhuhuhu
con la melodía de los "sonidos del silencio"
el tío se recita un padrenuestro que sólo le
falta ponerse la toca de las ursulinas para ponerle la guinda
a la horterada.. y no te cuento más de ese hombre porque
soy católico, que si noooooooo...
Lo que me llamó la atención del escrito de
Diego fue su redacción. Hubo momentos, leyéndole,
que pensé "jolines, qué majete es, qué
dulce, qué sensible". Uno iba leyendo cosas como
"y le digo una cosita que puede les desanime un poquitito",
que a mi me esponjaba los ojitos y parecía que se me
saltaban las lagrimitas por las mejillitas. O esa otra de
"aladito de Judas", o la de "su paginitas"...
mi corazoncito se estremecía ante tanta delicadeza.
O cuando escribe eso de "dar consejitos al personal"
- allí ya es que sudaba gotitas de bochornosa vergüenza
por mi colaboración en esta paginita.
Añade más, "con la de cosas bonitas que
hay por hacer". ¿Bonitas, dices, Diego?: ¡¡¡bonititas!!!,
te corrijo, con la de cosas bonititas que hay por hacer!!!.
Lo de "heroicos eruditos" lo he mirado en el diccionario
y no es diminutivo. No existe el vocablo "erudo".
Y, de repenete, de pronoto, al tío le da un frús,
se quita el careto de "Dominique, nique, nique, tan simpa
y bonachón" y empieza con que si tiene cojones
la cosa, que NO TENÉIS NI PUTA IDEA, que no sois NADIE,
digo NADIE, que deberíamos estar acojonados... y nos
exhorta a estar preocupados por el otro Juicio (joé
con el Juicio de las narices, sale siempre).
A ver si resulta que a ti en ese Juicio te cae alguna chispita
por tus pecaditos y tu mala lechecita, NOMIEMBRA.
Por cierto, la Piedra se está pasando ya conmigo.
Me
cita Josecar en un asunto que sólo de pensarlo
me pone la gallina de piel. Toda la gallina de piel. Escribe:
No sé si en el movimiento por la integración,
que está en auge por varias regiones de España,
los colegios de Fomento están en la vanguardia o en
la retaguardia. Me imagino que dependerá de los directivos
de cada uno; a lo mejor otros como Satur pueden comentar algo
al respecto. Pero dados los prejuicios generalizados entre
todo tipo de educadores de aquella época, no me extraña
que a tu hermana le ocurriera ese triste incidente. Lo entiendo,
aunque no lo justifico.
Difícil lo pones. En Fomento existe un programa de
Ayuda al Desarrollo de la Inteligencia. Bastante me he reído
del asunto por lo que me ha tocado sufrir el implantarlo en
algún que otro colegio, y creo que en muchos casos
se ha jugado a psicólogos, como en su día jugábamos
a médicos, a indios y vaqueros, o a cocinitas... Habrá
quien le habrá ido bien y habrá quien le habrán
dejado al hijo peor de lo que estaba... porque donde no hay
mata no hay patata. Y no hablo de que no exista el menor asomo
de mata y patata en el alumno con deficiencias, sino en el
profesorado que le pueda atender o en la psicóloga
que pueda liderar el proyecto. Las varitas mágicas,
los aparatos que lo curan todo (el último del que me
hablaron era una tal "Sinotrón" que era como
el anuncio de Buterfly Master el nuevo producto reductor de
grasas con biolípidos abductores concentrados que no
sólo le evita ir al gimnasio, reduce kilos de su cuelpo
y desestresa el duodeno, sino que alivia de las siempre engorrosas
almorranas, hace crecer el pelo del pubis hasta la liana feliz
y facilita un sueño reparador que hará que sus
amigas , al verla, comenten ¡¡¡OIGHTTT,
¿pero tú qué coño te has hechoooo?!!!".
Pues el Sinotrón se aplicaba a todo: niñas
sin medio hemisferio, hiperactivos desenfrenados, autistas
recalcitrantes, vagos de tomo y lomo, niño tipo "oye,
¿has comido? -mirada en silencio... un segundo, dos,
tres... y contestación: ¿cuál fue la
pregunta, profe?" ... ¡¡¡al Sinotrón!!!.
Un cajón de sastre donde cabía todo. No dudo
de la buena intención... pero se necesita algo más
que buena intención. No se trata sólo de crear
expectativas maravillosas y extraordinarias y potitas. Muy
potitas.
Por cierto, que el Sinotrón costaba lo que su nombre
indica... un cojón de pato. Y los programas de Ayuda
al Desarrollo de la Inteligencia, el otro. Del mismo pato.
No me burlo de los chavales. Yo mismo soy una biografía
con mucha fe de errotas. Me educaron los padres jesuitas y
tengo en la cara más huellas dactilares que la INTERPOL,
pero si llego a caer en manos de la Siniestra Sinotrón
estoy seguro que ahora me estaría haciendo la raya
del pelo a lápiz o a bolígrafo.
Es un tema muy delicado éste de la integración
escolar Josecar. Mucho. Dependen muchos factores: la calidad
de los padres -como los tuyos, o como la suegra de Adri
(por cierto, vaya revolcón te dio ayer, eso en Kárate
se llama "Preston Llave", es aquella que, una vez
que te la han hecho, abres los ojos y ves tus propios testículos
delante de tus propios ojos: un nudo de miembros difícil
de describir...); también la calidad, preparación
y profesionalidad del profesorado que debe aunar uniformidad
con diversidad en un aula (eso sí que es de Preston
Llave); de los medios e interés del centro: horarios
(no se puede atender nada ni nadie cuando tienes que dar 25
horas semanales de clase -Lengua, Historia, Religión...-,
acompañar tu curso a la plática, cuidar el estudio
mientras unos van a Misa (a "Misasuntos") preceptuar
a 23 fieras, recibir a los padres, y fuera de horario algún
petardo/a que te viene con que su hijo no puede hacer educación
física por tiene mocos, y que qué pasa, que
yo donde pago me cago, vigilar el comedor (así te sale
de gratis la comida del colegio, y eso que te ahorras), sustituir
al pedazo de cabrón que se ha ido de convivencia, o
de retiro, o con su prima la del pueblo, y te endilgan ocho
horitas más y una palmadita de "¡venga,
campeón, que pa eso estamos!, por el Padre". Y
te piden, a más a más, que rellenes el parte
de preceptuación, con tus crucecitas marcadas conforme
has preceptuado todos tus chicos dos veces por mes (por cierto,
que allí las colaba, lo de poner las x, hasta el mismísimo
san Juan Mª Vianney). O te viene un mingatriste de Madrid
apretando con los Equipos Técnicos y que hay que hacer
la programación corta de Lengua, de los BITS de Inteligencia,
de los rincones del aula y del Monomio de la Bernarda...
Y no acaba aquí la cosa, Josecar, no te vayas tú
a pensar. Un día cualquiera, sin avisar, se te presenta
un cura de Madrid, uno de esos que van en bicicleta de un
solo piñón y te sube el Tourmalet sin pestañear,
y, venga, reunión a las cinco de la tarde. Y, emocionado,
porque no hace otra cosa que chutarse con La Historia de un
Sí y alta teología, teología de la buena,
hijos míos, tipo folletos de Mundo Cristiano Juvenil,
y está más fresco que una lechuga, te mete una
soba sobre la importancia de la dirección espiritual,
las pláticas, la frecuencia de sacramentos, la devoción
a nuestro Santo Fundador, la importancia del agua bendita
en nuestros oratorios , el cuidado de la liturgia, el fomento
del Vía en los niños , la incidencia de los
mass media en los hábitos impúdicos de nuestros
alumnos, los remos de la barca de Pedro, el trato con el Custodio
del Colegio, la conveniencia de leer vidas de santos, la asistencia
a los clubes y Juan Pablo II te quiere todo el mundo, ¡¡¡TOTUS
TÚS, TOTUS TÚS!!!... que, claro, sales de allí,
y te encuentras con el de "¿cuál fue la
pregunta?, o con un papi decepcionado porque no educamos en
la integración, y no los mandas a hacer gárgaras
porque el que necesita un Programa de Ayuda al Desarrollo
de la Inteligencia eres tú.
Y un chute de Sinotrón. Sinotrón, en tu culo
campeón.
Por cierto , Josecar, ¿qué tal te fue la conferencia?.
¡¡¡Te pillé!!!
Nos escribió Conchita
Regojo. Yo pensé que era un seudónimo
, algo así como el masculino de Rejalgar , pero no:
existió Conchita Regojo. Me acordé de una corrección
fraterna que me hizo un sacerdote cuando en una charla cité
a Dorotea de Chupitea -creo que hoy es beata- nombrándola
como Dorotea Chúpatesa. Bueno, no fue exactamente una
corrección fraterna. El tío no se esperó
ni a consultarla. Allá mismo, delante de la peña,
me metió un paquete sobre que a las personas santas
hay que tratarlas con respeto y tal. Pero, ¿qué
culpa tengo yo de que se apellide Chupitea?. Suena a vasito
de licor en vasco: dame una chupitea de orujoa, Txomin.
A lo que iba. Conchita Regojo comienza directamente en vena:
que mala LECHE tenéis. Y después, sin audiokinetrón
que pueda con ella, se pone en plan "soy una mula, mi
niño, mi niñooooo...". Con zapateado y
soltándose la melena. Como, dicen, que comentó
un conocido escritor viendo bailar en directo a Lola Flores:
"¡joé, parece el Cristo de Velásquez
cabreado!"
Conchi, no te enfades, arréglate, te sienta bien ese
vestido gris. Se puede escribir lo mismo de otro modo y quedas
fetén. No generalices. Esto es un foro donde cada uno
dice la suya. No todos pensamos del mismo modo, ni todos,
aunque nos unan años en una institución, la
vemos igual. En una correspondencia comenté que yo
había sido muy feliz en mis años en la prelatura
-y es cierto-, y al día siguiente me contestó
otro diciendo que él para nada. Bueno, pues qué
le vamos a hacer.
A mi que la gente sea del opus me parece muy bien. Vamos,
ni bien ni mal. Allá dentro hay muy buena gente -y
ese no es el problema. Pero a uno le da la impresión,
el tufillo, de que hay muchos dentro que les cuesta dar el
paso de salida, de decir "oye, que me voy, que esto no
es lo mío" porque hay toda una tela de araña
de frases, proverbios, refranes, mensajes, profecías
y malasventuras, que les atenazan, les paralizan y les castran.
Y eso no puede ser. Eso no está bien.
Y esa es una de las funciones que tiene esta página:
que vean, que sientan, que palpen, que muchísimos hemos
salidos y somos gente normal y razonablemente feliz, que no
es verdad que fuera del opus no hay más que tristeza
y decepción, que no es verdad que somos unos cerditos
buscando su pequeño placer, que no es verdad que nos
jugamos la felicidad terrena y, quizás, la eterna,
que no es verdad que no sabremos amar y que todo nos parecerá
una mierda.
Y por mucho de Dios que diga que es el Opus, por muchas bendiciones
de Papas, de Cardenales, obispos, curas, monaguillos que tengan,
por muchas campanas que oigan, por muchos milagros que le
adornen y por mucho que Escrivá no fundara nada porque
el Opus se lo insufló el mismísimo Dios, no
se puede mentir así a la gente, no se le puede acojonar
así al personal. No se puede insistir una y otra vez
que basta ver la vocación -vocación , dicen,
que es una auténtica llamada de Dios personal y directa-
una vez a en la vida y a los catorce, quince o dieciséis
años para no dudar nunca más de ella. Es un
tema muy grave éste, muchacha que vives de rentas.
Muy grave. Y algunas de las consecuencias de esta siembra
de miedo se leen en estas páginas. Demasiados enfermos
del espíritu, demasiadas depres sin sentido y alguno/a
pasado de vueltas.
Por eso te digo, y te lo escribo de verdad y de corazón,
yo defiendo al que siga su camino porque ése es su
camino, pero defiendo también -con toda mi mala leche-
al que vea que no es su camino, al que lleva tiempo que no
da una, que está enfermo, o ciego, o muy triste,..o,
sencillamente, que quiere irse. Y tiene miedo. Pues a ése
le digo que, venga, que zapatilla.
Que en el otro lado le está esperando, también,
Dios. Y que no es verdad que pasa algo. No pasa nada.
Más aún sí de ya todavía te diré.
Aquí no se inventa nada. Son muchísimos los
testimonios que se basan en escritos del propio fundador,
en textos entrecomillados y con referencias a su correspondiente
cita, ya sea de alguna glosa, del libro de meditaciones o
del catecismo de la opus. ¿Quién inventa las
frases del rejalgar, de que no se da un duro por el alma de
uno que abandona y tira su vocación...?. Y no sigo
porque se cuentan por decenas las profecías del acojonamiento
divino.
¿Hay cosas buena en la opus?. Pues sí, Conchita,
sí, las hay. Pero también malas, muy malas y
perversas. Y hay que ir a por ellas. ¿Rendirse?,nunca.
No vale justificar la historia subrayando los defectos personales
de los putos humanos para salvar la institución y su
pretendido origen sobrenatural. No, no: hay cosas que no se
pueden dejar escritas para que una banda de insensatos, ingenuos
y fanáticos las tomen como auténtica Palabra
de Dios, porque la arman. Recuerdan al "ciegos que guían
otros ciegos..."
Los lenguajes en la opus son muchos, variados y calculadamente
dirigidos a distintos sectores. Los códigos de interpretación
son muy distintos según seas numerario, agregado, supernumerario
o cooperador. No a todos se les dice todo, ni de la misma
forma, ni con el mismo sentido. No a todos se les predica
las mismas doctrinas. Se cuentan por miles los supernumerarios
que se enteran de la mitad de la mitad. Auténticos
durmientes que van a lo que van, cumplen lo que cumplen, cuentan
lo que cuentan y asisten a lo que asisten. Un cachondeo. Principalmente
son los que se escandalizan al leer esta página; esos
y cooperadores, o gente que confunde ideología con
fe y mezcla el PP, la COPE, el opus, las reliquias de Santiago,
Paloma Gómez Borrero y Crónicas de un Pueblo.
Pero ex numerario/as y ex agregado/as, numerario/as y agregado/as,
pocos. Es difícil rebatir textos escritos.
Para muchos la fe, así en pequeñito, está
engarzada a lo cultural, a lo político y a la cosa
pública. Se es católico como se pudo ser animista
si llega a nacer en Boswuana, o musulmán en Turquía.
Me tocó esto. Y junto con la fe -unas creencias, unos
mandamientos, una liturgia-, se cumplen con unos ritos donde
todo es blanco o negro. Se es de derechas, o demócrata
cristiano, o nacionalista, se obedece ciegamente al líder,
al programa y a las consignas del momento, no se duda de la
eficacia de los programas, aunque su estulticia sea planetaria
: muchos semáforos y pocos criterios.
En la opus, y no sólo en la opus, hay bastantes supernumerarios
que son gente conservadora, de orden. Son del opus como podrían
ser de la cofradía de María de Magdalena Ortiz
de Landázuri y Chavela Vargas. Es una pertenencia donde
prima más la adhesión que el amor, la uniformidad
por encima de la aventura personal, la seguridad a la sorpresa.
Cuentan que viendo Escrivá de Balaguer y Albás
una penícula de guerra, en una escena donde cienes
y cienes de paracaidistas caían desde un avión
en tierras enemigas, el santo se incorporó y dijo "¡¡¡eso
es el opus dei!!!, un grupo de soldados que caen en tierras
enemigas que hay que conquistar para Cristo. Cada uno solo,
con su fusil, su mapa con las instrucciones y solo. Y el que
regresa, regresa.".
Quizás tuviera razón y eso tendría que
ser el opus, pero qué lejos ha quedado de esa idea.
Ahora son la guardia real, con sus plumitas, sus pantaloncitos
coloradines, sus borlas de purpurina y su paso de la oca.
Ser cristiano, se ha dicho, es ser revolucionario del amor.
Ser cristiano tiene mucho de ingenuidad, de locura, de eso
que los listos, también dentro de la iglesia, llaman
"hacer el gilipollas". Es imposible vivir la Fe
de verdad y no hacer el gilipollas. Te las dan por todos los
lados.
Al opus no le escandaliza que bastantes miembros supernumerarios,
especialmente en Latinoamérica, vivan a un ritmo de
vida de marajás. Un ritmo que el la P. M. H. ( la Puta
Maravilla Hindú). Tipos que se van de safari a África,
por ejemplo, y de paso visitan los restos del marqués,
y aquí no pasa nada. No es un ejemplo cualquiera éste.
Y a esa gente le importa un comino si en orejas se dice la
verdad o no. Para ellos el Opus es una maravilla. Fallarán
las personas, pero la institución no. Nunca. La prelatura
es de origen divino, no como otros... Hombre, a mi también
me gustaría vivir como un manguta y que, encima, me
tengan asegurado el cielo....Tiene gracia como les gusta predicar
eso de que hay gente muy mala que Dios no castiga en vida
y le permite todo tipo de excesos y placeres regalados porque
después, en la vida etenna les van a dar pal pelo con
sopletes y todo tipo de fogones....
¡¡¡Ayyyy, Conchita, que no sé quién
tiene más mala leche!!!
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