LO
BUENO DEL OPUS DEI
IVÁN, 24 de noviembre de 2004
Introducción.
Ante las graves acusaciones de que el Opus Dei es objeto
no es raro que algunos, para defenderle, argumenten que en
la Obra hay mucha bondad: en las personas que la integran,
en su doctrina, etc.
Estoy de acuerdo con quienes afirman eso. No sólo
es verdad que en el Opus Dei hay muchas personas buenas, sino
que una condición imprescindible para que te pidan
hacerte de la Obra es la de tener un nivel de virtudes humanas
y sobrenaturales muy superior al de la media. Por lo tanto,
si todos y cada uno de los que ingresan en la Obra son buenísimos,
no es extraño que muchos de ellos sigan siéndolo
después. También es cierto que la doctrina que
predican es muy atractiva. Además, cuando te acercas
a la Obra encuentras un tono humano raro de hallar en otros
lugares: todo está muy cuidado, limpio; el trato interpersonal
es muy delicado, versallesco; te hacen sentirte bien, importante,
se preocupan por ti, te da la impresión de que te quieren
de verdad; toda su ocupación es la de inculcarte cumplir
normas de piedad, etc.
Esa bondad que existe en la Obra es la que logra que la gente
se le acerque, la que mantiene a sus miembros dentro, la que
confunde a quienes leen críticas sobre ella (porque
no terminan de aceptar las graves acusaciones de que es objeto)
y el motivo por el que es una institución aprobada
y apadrinada por la Iglesia.
En este escrito voy a reflexionar sobre esa bondad que hay
en el Opus Dei.
Definición de bueno.
Bueno es aquello que le conviene a un ser para su perfeccionamiento.
La abeja hace la miel con el polen de las flores, por lo
que para ella es bueno, mientras que es malo para una persona
alérgica a él.
Características de lo bueno.
Se desprenden de la definición anterior:
1 - Es beneficioso, mejora al ser a quien le conviene.
Esta característica es esencial: si algo no beneficia,
no es bueno.
2 - Es apetecible. El ser a quien le interesa se siente
atraído por él.
Como cada ser está destinado a su perfección,
su naturaleza se siente inclinada a buscar y conseguir todo
aquello que se lo permita y, por tanto, a alcanzar lo que
le es bueno.
Cuando nos falta agua en el cuerpo sentimos sed (nos apetece)
y la buscamos para beberla.
Aunque ésta es una característica muy importante
para el perfeccionamiento de un ser, no obstante es algo que
no siempre acompaña a lo que más le beneficia
(lo más bueno para él), como trataremos en el
siguiente apartado.
Combinación de las posibilidades de las dos características
de lo bueno.
1 - Beneficioso y apetecible.
Es la combinación perfecta: algo nos beneficia y
por sernos atractivo no cejamos hasta conseguirlo.
2 - Beneficioso y no apetecible.
Si algo nos conviene y es desagradable, no lo aceptamos,
por lo que nos dañamos al no recibirlo.
Porque tiene mal sabor, un niño escupe la medicina
que necesita.
3 - No beneficioso y apetecible.
Por ser agradable lo aceptamos por lo que nos causa un
mal.
Todos aquellos que se envenenan por comer setas caen en
este apartado: es un plato sabroso pero mortal.
4 - No beneficioso y no apetecible.
Es la única circunstancia en la que lo malo no daña,
pues al ser algo que se muestra como repugnante no se acepta.
Por su mal olor nadie se come un huevo podrido.
Lo bueno según la intención de quien nos
lo proporciona.
1 - Lo concede con un fin altruista.
Sucede cuando quien lo proporciona busca única y exclusivamente
el bien de quien lo recibe. Ocurre con cualquiera de los dos
primeros puntos del apartado anterior (da algo bueno, le apetezca
o no al interesado).
El plato de comida que una madre le da a su hijo, las medicinas
que nos receta el médico, las lecciones que nos hace
aprender el profesor, etc.
¿Cómo se puede saber que la actuación
de alguien busca este fin?
Lo podemos descubrir observando su diligencia en rectificar.
Como el bien que se da a otro es exclusivamente para su beneficio,
quien lo proporciona está abierto al diálogo
y al consejo ajeno para modificar su conducta, en el caso
de que descubra que está equivocada.
Si alguien nos comenta que a nuestro perro le perjudica comer
las patatas que le damos, se lo consultamos al veterinario
y, en el caso de que lo confirme, dejamos de alimentarle con
ellas.
2 - Lo concede como medio para un fin egoísta.
En esta ocasión, quien nos pone delante un bien no
lo hace para beneficiarnos sino para que nos sintamos atraídos
hacia él, para así obtener con ello otro objetivo
que desconocemos.
Es el punto tercero de la combinación de las características
de lo bueno que vimos con anterioridad: nos da algo perjudicial
de forma apetecible, para que así lo aceptemos.
El cebo que colocamos en un anzuelo hace que el pez se sienta
fascinado por él, por lo que pica y conseguimos pescarlo.
La simpatía, alegría, don de gentes, etc., de
un estafador no es para hacernos felices sino tan sólo
un medio para que confiemos en él y nos dejemos desplumar
sin resistencia.
Quien procede de esta manera no quiere cambiar. Cuando el
bien que proporcionamos a otro es exclusivamente para nuestro
beneficio, y tan sólo lo usamos como un medio para
atraerle, entonces estaremos cerrados a cualquier consejo
que busque modificar nuestra conducta.
Un pescador no dejará de poner cebo en el anzuelo
por mucho que le repitamos que es perjudicial para el pez,
ya que lo que él busca precisamente es perjudicar al
pez.
La intención del Opus Dei con respecto a lo bueno
que proporciona.
Todas las asociaciones humanas son imperfectas, por la sencilla
razón de que los hombres que las componen lo son. Por
ese motivo quienes defienden al Opus Dei no entienden la diferencia
que existe entre la Obra y cualquier otro grupo religioso
(los agustinos, dominicos, franciscanos, etc.) por considerar
que todos ellos tienen cosas buenas y malas, lo que les lleva
a exponer lo bueno que encuentran en el Opus Dei como justificante
de que es una institución eclesial semejante a las
otras, soslayando por ello sus defectos al entender que, como
todas las demás, la Obra también está
en el derecho de tener imperfecciones.
Pero hay una diferencia abismal entre las imperfecciones
que se dan en la Obra y las de los demás grupos religiosos.
Cualquier institución de la Iglesia que no sea el
Opus Dei dialoga sobre las críticas que se le hacen,
con el ánimo de defenderse o rectificar sus errores
(cuando se confirman); lo que implica, según vimos
en el capítulo anterior, que su fin es altruista: los
bienes que esos grupos ofrecen buscan el beneficio de los
demás.
Ahora veamos como actúa el Opus Dei.
Aplicando lo estudiado antes, el criterio para saber si la
intención de lo bueno que la Obra proporciona es altruista
o un medio para beneficiarse ella, está en conocer
su diligencia o cerrazón al diálogo, a las críticas
y a rectificar.
La Obra ni dialoga, ni responde a las críticas que
se le hacen, ni rectifica ante las acusaciones de que es objeto;
tanto las que versan sobre su praxis inhumana y anticristiana
(por ejemplo las incluidas en el escrito "¿Se
respetan los Derechos Fundamentales?"), como
las que le hacen ver que su conducta es herética, incluso
ni responde, ni rectifica cuando se le demuestra que siempre
es un pecado grave su
silencio ante lo negativo que se afirma de ella.
Ya no hay nada más que mirar, queda demostrada la
razón por la que la Obra actúa así:
Tan sólo puede ser porque toda la bondad que la Obra
nos presenta no es para beneficiar a la humanidad sino exclusivamente
un medio de atraerla y "cazarla" para sus fines
egoístas, entre los que se encuentran dominar a la
sociedad civil, su poder económico y, sobre todo, sustituir
a la Iglesia poniéndose ella en su lugar.
Arriba
Volver
a Tus escritos
Ir
a la página principal
|