DESAPEGO
Y DESARRAIGO
Galileo, 10 de noviembre de 2003
¿Porqué en el opus Dei se insiste tanto en
el desapego?. Tienes que desapegarte de la familia, y está
mal visto que hables de ella en la vida de "familia",
a no ser que tu familia sea como una especie de "obra
corporativa" andante, no puedes tener fotos de tus padres
en tu habitación, cuando les escribes (llamarles también
está mal visto) la censura vigila que no te apegues
demasiado o recibas malas influencias. Hay que estar desapegados
del trabajo, porque numerarios y numerarias están siempre
disponibles a las necesidades de la prelatura; también
hay que estarlo del centro y de las personas con las que vives
porque puede ser necesario un traslado; de tus amigos, porque
lo anterior implica que puedes perderlos en cualquier momento;
de lo material porque no puedes tener nada como propio, las
cosas sólo las utilizas. Y así podríamos
seguir con un largo etcétera.
¿Qué le queda a un miembro cuando le han quitado
todo esto?. ¿Dios?. O, más bien se convierte
en un ser dócil, maleable y desprotegido, y por tanto
sumiso a los directores. ¿Es que Dios quiere que nos
desapeguemos de todo?. ¿Somos verdaderamente "humanos"
tan desapegados?. Yo creo que no, que Dios, nuestro Padre
no nos pide esto, que Jesús estaba "apegado"
en el sentido positivo y si no, ¿por qué llora
cuando se entera de la muerte de Lázaro?, ¿y
cuando en el huerto de los olivos ve acercarse su final en
este mundo, con los suyos, y el sufrimiento que le espera?.
Claro que nos pide generosidad, desprendimiento, altruísmo,
poner a Dios por encima de todas las cosas... Pero el desapego
que propugna Jesús es posterior a estas cosas. Sólo
pide que dejes algo cuando es necesario para seguirle mejor
a El, para servir a los demás.
Parece que la normativa del opus Dei ha invertido peligrosamente
los términos. Primero hay que desapegarse de todo,
por si acaso, aunque no sea imprescindible. Los criterios
son universales, vienen en la praxis y las notitas. Creo que
el desapego "a priori" no es necesario: las personas
cuando están motivadas y conformes con un proyecto,
son capaces de grandes sacrificios para sacarlo adelante.
Pero los sacrificios hay que pedirlos cuando son necesarios,
vuelvo a insistir, no por si acaso, por si te apegas, porque
no se fían de ti, etc.
El "desapego" que se pretende de los miembros dentro
de la institución, lleva -tal como se aplica- a un
peligroso "desarraigo" personal. Y el desarraigo
siempre es negativo para las personas y comporta, antes o
después, trastornos psicológicos de tipo depresivo,
de ansiedad-angustia y de tipo obsesivo. La prelatura está
llena de estas patologías. Todo ser humano necesita,
por su propia naturaleza social, enraizarse de múltiples
maneras: en un lugar determinado, en una cultura, grupo familiar,
en un trabajo... etc, y una característica propia del
enraizamiento es la permanencia. Obviamente, a veces se pierden
algunas raíces: se cambia de país, de trabajo,
fallece un familiar... pero deben persistir otras. Los problemas
vienen cuando el desarraigo es total y se impide o no se encuentra
una posibilidad de enraizarse otra vez. Este es uno de los
motivos, a mi modo de ver, por los que hay tanto sufrimiento
oculto y tanta enfermedad mental declarada en el opus Dei.
El hueco que queda en nuestro interior por este desapego
global, es ocupado por la institución (un ente moral)
y el prelado, un señor al que la mayoría de
los miembros nunca llegarán a conocer personalmente,
por el que hay que hacer todo y ofrecer todo, y justifica
que cualquier director (delegado implícitamente por
él) tenga un poder casi absoluto sobre nosotros. Que
no nos engañen, el hueco no es para Dios, que quiere
que le sirvamos a través de un apegamiento bueno a
las cosas de este mundo, porque tenemos que ser muy humanos,
como Jesús, y porque además nos dijeron que
seríamos cristianos corrientes en medio del mundo,
como los demás.
A esto que hace la institución lo llamaría
la monopolización del "apego" o la redirección
del enraizamiento de los miembros en beneficio propio (de
la institución), y no es más que una de las
características de las "instituciones totales"
de corte sectario:
1.- Se promueve la desvinculación física y
afectiva de la propia familia (se podrían poner incontables
ejemplos) que constituye el enraizamiento más nuclear
y permanente en cualquier persona.
2.- Los traslados a otras ciudades o países, a veces
dudosamente imprescindibles, y con frecuencia para alejar
a esa persona de su familia.
3.- Las enormes dificultades -sobretodo de numerarios/as-
para tener amigos de verdad y duraderos, que son los que aportan
un enraizamiento personal importante.
4.- Se impide tener algo material como propio (ese "comunismo"
radical no tiene mucho que ver con la pobreza de un cristiano
corriente, ni siquiera con la del evangelio, por muchos ejemplos
que pongan).
5.- Se prohíben acciones que te hacen sentir parte
del tejido social y por tanto ayudan a un enraizamiento social
en el lugar concreto en el que vives: participar libremente
en muchas entidades de la sociedad civil o en obras sociales,
acontecimientos culturales, dar limosna, dar sangre o hacerse
donante de órganos, llevar una vida social mínimamente
normal sobretodo si obliga a faltar a alguna comida o tertulia
en el centro...
6.- La ausencia de una verdadera vida de familia (que compense
los puntos 1 a 5) dentro de la institución (es una
condición sine qua non de la entidad familiar la prolongación
vitalicia de este vínculo, y en el caso de separación
física necesaria, la persistencia del vínculo
por los cauces posibles).
Alargándome un poco en este punto, pienso que la vida
en común y las muestras de cariño no son patrimonio
exclusivo de un vínculo familiar. Hay familias "separadas"
por necesidad que son verdaderas familias y hay individuos
que viven en común que no lo son. Por ejemplo: los
estudiantes que comparten un piso pueden ser buenos amigos,
charlar en ratos de tertulia, ayudarse, comentar las preocupaciones
y escribirse cuando se marchan, y no por ello se les ocurre
decir que forman una familia. En un centro del opus Dei hay
una jerarquización: el director hace de padre, los
demás del consejo local de hermanos mayores, y el resto
de hermanos pequeños (eso decían). No obstante
un centro difícilmente puede equipararse a una familia
normal, incluso puede quedar por detrás de un piso
de estudiantes que se lleven bien. Las relaciones horizontales
tan propias de una familia son muy escasas en un centro (no
se hacen confidencias entre hermanos), en las tertulias no
se habla con espontaneidad de las cosas que le pasan a cada
uno, las muestras de cariño son las que tocan (no digo
que no haya personas que lo hagan con verdadero cariño),
la duración del vínculo es perecedera (en cualquier
momento pueden destinarte a otra parte y vas a perder todo
vínculo y trato con esas personas que se suponía
eran tu familia, a veces nunca más sabes nada de personas
con las que has vivido durante años), cuando alguien
enferma con frecuencia la información que se da es
escasa y nadie pregunta nada más, si quien enferma
es joven y la enfermedad tiene mal pronóstico (sea
física o mental), entonces reaparece "milagrosamente"
la VERDADERA familia y se acabó el problema (yo también
lo he visto), cuando necesitas algo material importante y
se lo consultas a papá (el director), éste tiene
que consultarlo a la delegación y la respuesta es definitiva
y sin recurso posible (se supone que quien contesta es el
abuelo, puestos a seguir con la terminología familiar),
cuando recibes una carta tienes que dársela a papá
para que la lea primero, y llegado el caso puede no dártela,
etc, etc...
En realidad los consejos locales, que son los realmente próximos
a las personas, no tienen poder de decisión en nada
que se aparte de lo ordinario. Eso es radicalmente contrario
a la estructura familiar y se asemeja más a la organización
militar o de una empresa multinacional. El porqué los
consejos locales no tienen más poder y atribuciones,
como sería deseable, daría mucho que hablar:
la formación de los mismos es muy escasa y los cargos
se utilizan para incentivar a personas jóvenes e inexpertas
(las barbaridades que hemos visto y aguantado, o incluso cometido
nosotros mismos), al tiempo que se les adiestra en la docilidad
y la consulta permanente a través de las notitas, por
no hablar del miedo obsesivo a la desunión.
¿Por qué ese empeño en hablar de familia
de algo que no lo es?. Porque supongo que para quitarte la
tuya, te tienen que "vender" que te meterás
en otra, y cuando uno es joven, rebelde e idealista, se deja
engañar por sucedáneos, pero cuando vas madurando
te das cuenta del engaño, y de ahí las crisis
de vocación -que muchas veces son crisis de desarraigo-
cuando te acercas a los 30 años. ¿Cómo
no va a ser normal que un numerario, una numeraria, tengan
"envidia" de sus amigos o familiares, que llegados
a esta edad se van casando, van formando una familia verdadera?.
Pues no, en la institución se insiste como siempre,
en culpar a la concupiscencia personal (no ha guardado el
corazón, se ha enamorado, no vive la pureza...) cuando
en realidad ellos han planificado ese desarraigo, con la excusa
del desapego, y esas crisis ocultadas durante años
son crisis muy profundas, porque el opus Dei nos ha defraudado
y engañado, diciéndonos que íbamos a
tener una familia y a ser cristianos corrientes como los demás,
y ambas cosas son mentira.
¿Por qué no reconocen la verdad?. El opus Dei
es una organización totalmente jerarquizada, autoritaria
hasta la médula, con tintes paternalistas, muy misógina,
donde se manipulan las conciencias y los fines de la institución
priman sobre las personas individuales y además justifican
los medios, donde lo das todo sin recibir nada a cambio (la
supuesta formación que están obligados a darte
es sobretodo adoctrinamiento para que sigas dentro), donde
si estorbas y pueden procurarán quitarte de en medio,
y donde no existe ningún ámbito de libertad
individual en sentido estricto, ni de intimidad. NO ES UNA
FAMILIA!!! Hay decenas de testimonios que lo corroboran, uno
de los últimos y más contundentes es el de fede.
¿En que familia si alguien enferma por el humo del
tabaco seguirán los demás fumando en su presencia?.
Y no en un caso, sino en toda su trayectoria de muchos años
en la institución. Las FAMILIAS donde hay niños
o un enfermo, la persona fumadora sale a fumar al balcón
o se baja a la calle a dar un paseo. Es lo normal, no hace
falta ser seguidor de san Josemaría para darse cuenta.
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