CONTRASTES
CARMEN CHARO P. de San Román, 20
de octubre de 2004
He estado esta semana pasada en el monasterio cisterciense
de nuestra Señora de Vico, en Arnedo (La Rioja), en
España (para los de allende los mares). Quise felicitar
a las Teresas y Margaritas, los días 15 y 16, porque
me consta que hay unas cuantas Teresas, por lo menos, que
están vinculadas de una forma u otra a la web, pero
el ordenador de la biblioteca municipal de Arnedo, desde el
que os pude seguir, no me dejaba mandar mensajes, así
que os felicito en vuestra octava.
También quería contaros unos cuantos detalles
que delatan los contrastes entre estas monjas, y seguro que
cualquiera de las Ordenes de la Iglesia, y nuestra obradedios
y su permanente doble vida o doble discurso.
Para empezar, vi un día en un banco de la iglesia unas
hojas anunciando un Congreso de apostolado seglar los días
12 a 14 de noviembre en el Palacio Municipal de Congresos
de Madrid, organizado por la Conferencia Episcopal Española.
Los fines, reflexionar acerca de de la acción apostólica
de los laicos, acrecentar el conocimiento y apoyo entre los
distintos movimientos de laicos e intercambiar experiencias,
y afianzar el espíritu de comunión entre los
distintos grupos eclesiales. Creo que todos estos fines le
van a la obra como anillo al dedo, si es cierto que su función
es la de servir a la iglesia, promover la santidad en medio
del mundo... Bueno, pues NADIE, nadie de la obra, figura en
las ponencias y comunicaciones del programa. Deben de andar
a "su labor", a conseguir los 500... A ellos no
les hace falta intercambiar experiencias con nadie y menos,
apoyar a otros movimientos laicales, con reirse de su "estilillo",
como diré, falto de tono humano e intelectual y de
alta cuna, dando en monjigato y sensiblón, ya tienen
más que suficiente. Este es un buen botón de
muestra de que la obra es una iglesia paralela, que va a su
bola siempre y en todo, menos en lo de meter las narices para
conseguir que el próximo Papa sea más afin a
sus intereses que el presente.
También quería comentaros unas cuantas cosas
que me han hecho pensar y con las que quiero de nuevo denunciar
la forma de actuar de la obra por contraste con lo que viven
personas buenas dentro de la iglesia, de la que yo no me siento
parte en cuanto institución jerárquica.
El monasterio es de monjas de clausura, a las que atiende
un monje de su misma orden, que vive en una zona apartada
del mismo monasterio, aunque come con ellas cada día
(o sea, como en la obra...). Este, es un hombre cordial con
el que tuve ocasión de pasear un día y hablar
con toda normalidad en varias ocasiones. Por la noche yo acudía
al oficio de Completas y él me invitaba a pasar a la
hospedería, donde yo residía, a través
de su zona, para no tener que salir a la calle cuando llovía...
No pasó ninguna cosa rara, quiero decir, que él
no puso los ojos en blanco, ni levitó, ni se me tiró
encima en un arrebato incontrolable... ni nos vigiló
nadie. Se portó como una persona normal y sana mentalmente.
Este hombre pudo mirarme a los ojos y sonreirme, hablar y
darme la mano con toda normalidad (para saludarme), sin que
se tuviera que echar litros de agua bendita para poder conciliar
el sueño sin tentaciones extrañas. Aquí
la rara, más bien era yo, que aún tras 15 años
fuera de "la secta", la presencia de un sacerdote
me sigue envarando y dejando rígida, y sigo teniendo
la tentación de no mirarles a los ojos, de ser parca
al hablar... Tengo que agradecerle a este buen hombre haberme
ayudado a quitar parte de esta manía absurda y enfermiza
aprendida en la obradedios.
El carisma de las monjas esta claro que no es el apostolado
activo, y sin embargo también hablé mucho con
la hospedera, que me contó de dos chicas que habían
caído como por casualidad en el monasterio y a las
que habían dado cobijo, comida, cariño, atención
espiritual, psicológica, médica... durante dos
años. Una de ellas con problemas con el alcohol y las
drogas, y la otra totalmente desestructurada. La presencia
de ambas no fue simultanea, sino en tiempos diferentes, asi
que por lo menos, estoy hablando de cuatro años de
caridad excepcional. Me contó cómo habían
ido, ella misma, la abadesa, y otra monja médico, varias
veces a urgencias con ambas, en una ocasión a la comisaría
de Calahorra, a unos 30 km de allí a las 2 de la madrugada,
para administrarle un valium y hacerle compañía
tras ser detenida una de ellas, al propinar una patada a un
guardia civil. Tras dejar el monasterio, la llevaron a en
un centro especializado de desintoxicación, y ellas
le pagaban una tercera parte del costo del centro, o sea,
30.000 ptas al mes. El resto, lo pagaban otras dos familias
amigas del monasterio.
Yo, por más que pienso, no me acuerdo de detalle semejante
vivido en la obradedios. Las chicas que se prostituían
o se drogaban no eran aptas para la labor de San Rafael, daban
mal ambiente, no eran de nuestro estilo, no eran tarea nuestra,
¡vaya! Y, cómo vamos a dar dinero a nadie, ¡si
nosotros somos una familia numerosa y pobre! ¡Señor,
perdónanos! Si alguien tiene la tentación de
decirme que en la obra se ha hecho algo similar con alguien,
estoy segura de poderle demostrar, si dispongo de todos los
datos, que cuando se actua de forma caritativa con alguien,
siempre es por un motivo interesado, y ¡jamás!
como un fin en sí mismo, porque se ve en esa persona
al propio Jesucristo, como un acto de amor al propio Dios,
que eso es lo que es cada persona. Mercy,
creo que fue, nos contó cómo a su familia, por
ejemplo sí que quisieron darle una ayuda económica,
pero cuando ella ya se puso en mal plan y quería abandonar
la obra. Antes no le hicieron caso.
Otro sucedido: Una de las monjas quedó sin madre al
nacer y la crió una tía. Pues esta tía,hace
tres años que se quedó sola y sufrió
una trombosis que la dejó completamente indefensa e
inválida. Ella, su sobrina, vió claramente que
era deber moral suyo ineludible, atenderla en esta situación,
a pesar de su condición de monja de clausura. Pidió
a la comunidad hacer gestiones para traer a su tía
a una residencia en Arnedo para poder visitarla a diario.
Toda la comunidad en pleno, quisieron acoger a la tía
en el monasterio y cuidarla entre todas. De esta forma la
sobrina no debería dejar el monasterio y le facilitarían
la vida comunitaria.
Desde hace tres años pues, la tía es mimada
y querida en el monasterio. Vive en la clausura, en la mejor
celda, donde le da un sol maravilloso, donde se turnan todas
para hacerle compañía, donde dos monjas se levantan
a las cuatro y media de la mañana para cambiarle los
pañales (las demás lo hacen a las 5, pero a
esas horas creo que el mérito es mayor)... Y cuando
muera, la enterrarán en su propio cementerio. Ni qué
decir tiene que la tía ni se lo cree. Lejos de morir,
está feliz de la vida, agradeciendo a Dios el recibir
el ciento por uno en esta vida, sin haberlo programado. Ellas
la consideran un regalo de Dios, un bálsamo y un descanso.
La monja que me lo contaba me decía que todas iban
alli a descansar, les gustaba estar con ella porque les relajaba
y les daba paz. En este caso, también me he roto la
cabeza pensando, cuándo he podido yo vivir algo parecido
en la obra, y encuentro miles de ejemplos de lo contrario.
Por ejemplo, yo no he podido acompañar a mi madre
en una operación quirúrjica. En Albalat, mis
padres no pudieron pasar del vestíbulo de entrada.
Jamás se les ha invitado a comer en ningún centro.
Gracias a Dios, no he vivido anécdotas grandes o importantes,
pero invito a quien las tenga, no las cuente.
Otra faceta del mismo sucedido es la de tomar decisiones
en comunidad o en familia. ¿Cuándo en un centro
de la obra alguien decide nada en familia? ¿Alguien
tiene voz y voto en un asunto personal de otra persona del
centro? Es el consejo local el único que decide sobre
todo, y casi hasta sobre la marca de papel higiénico.
Pero la marcha de la casa, los problemas materiales, familiares...
de las personas que viven en el centro son un misterio profundo
para las personas, como familia unida, que viven en el centro.
¡Esto es aberrante, y quiero denunciarlo aqui, a la
vez que le pido al Señor nuevamente que nos perdone!
Otra anécdota que no puedo dejar pasar es la siguiente:
Cuando yo llegué al monasterio ya estaban dos parejas
alojadas en la hospedería. Una, era un matrimonio mayor,
de unos sesenta y tantos años. Ella había sido
monja cisterciense en otro monasterio durante 15 años,
hace ya treinta. Sigue muy vinculada a la Orden, y le gusta
visitar distintos monasterios para ayudar en lo que puede.
Mantiene relación con muchas monjas. La abadesa salío
a hablar con ella cariñosamente. Todos hablaban con
normalidad de su anterior pertenencia a la Orden. La hospedera
se refirió a ellos en una ocasión, diciendo
que son "personas de casa".
La otra pareja, aún novios, hospedados en la misma
habitación, y en la que ella también había
sido monja de ese monasterio durante seis años. Ya
hacía ocho de eso. La hospedera, con autoridad e independencia
para decidir sobre lo que se hace y cómo se hacen las
cosas en la hospedería, no es que bendijese su proceder,
en cuanto a convivir sin casarse, pero les dejó compartir
la habitación, en un acto de respeto por las personas
y sus conciencias.
Yo, incluso hubiese entendido que no les dejasen compartir
habitación, por aquello de guardar las formas en un
monasterio, pero creo que ese respeto por las conciencias
les honra. La maestra de novicias actual, que fue novicia
con ella, habló con ella con infinito cariño,
y hablaba de ella como de su hermana. Yo hice el ridículo
comentando que no se parecían fisicamente para ser
hermanas. Fue cuando me enteré de que la relación
era espiritual y no consanguínea. En este caso tampoco
hubo misterios ni secreteos, y mucho menos adoctrinamientos,
anatemas y malas palabras.
Compré un video que han hecho sobre el monasterio,
y sale una chica que ya no está. Nadie la ha quitado
ni le ha colocado una nube en la cara para que no se el reconozca.
¡Cuánto podemos decir de todo lo contrario en
la obradedios! ¡Señor, perdónanos!
Pero a la vez, yo no pienso callar. Es preciso que sigamos
denunciando la actuación sectaria y anticristiana de
la obra, para que no haya ni uno más que sufra, por
desconocimiento, lo que sufrimos nosotros.
Hay más detalles, que nos darían para otras
tantas enseñanzas, pero creo que ya me he pasado, así
que en otra ocasión será.
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