Generalidades
sobre... El Opus Dei (Venezuela)
Luis O. Varela G.
El haber sido no garantiza el seguir siendo
El Opus Dei, cuyo nombre completo es Prelatura de la Santa
Cruz y Opus Dei, fundado el 2 de octubre de 1928 por Monseñor
José María Escrivá de Balaguer, nacido
en Barbastro, España, en 1902, muerto en Roma en 1975
y beatificado en 1992. Su objetivo original se fundamentó
en ayudar al hombre cristiano corriente o laico a encontrar
un sentido a cada una las actividades más ordinarias,
a ver el valor trascendente de todo lo que hacemos, sea grande
o pequeño y así cada movimiento que hagamos
encaje dentro de un sentido grande que une a todos los hermanos
que le dan un valor, un orden, una finalidad. Analizando su
esencia desde este enfoque no presagia nada que pueda crear
la duda de que su intención podría cambiar hacia
cierta perversión donde la igualdad sería permutada
por el elitismo, es decir, cambiar a una actitud política
destinada a formar y seleccionar, a costa de las masas desheredadas
de posición económica, social y educacional,
a los mejores de los grupos en el plano de rancios apellidos
con poder social, político y económico. A partir
de esta tesis donde el concepto ser se traduce
en la percepción desvirtuada de la esencia original
y citada, nace el opusdeísmo cuyos visos, aparentemente
inocuos a la luz física, mental y espiritual que en
conjunto estructuran la razón pura o el racionalismo
de quienes desde el orden de la lógica fisiológica
analizan el comportamiento y la conducta de los integrantes
del Opus Dei desnaturalizado.
En Venezuela, como en cualquier otro país hispano
colonizado a través de la cultura de la religión
católica practicada por la España de la época,
son fácilmente inidentificables los personeros del
Opus Dei, por la trazas que los caracterizan:
- Hacer alarde de profesar una vida impregnada de jactanciosa
santidad y de observar más religiosamente que nadie
los mandamientos de la ley.
- Se consideran más justos e ilustrados que el resto
de los hombres de los que viven completamente separados por
considerarlos ignorantes y pecadores. Pero estas pretensiones
no los libran de verse públicamente acusados de hipócritas,
de déspotas, de inmorales y de plutócratas.
- El alto concepto que tienen de sí mismos y el desprecio
con que miran a los demás, les hace ser soberbios y
orgullosos, egoístas, amantes de su propia gloria,
solícitos de ocupar los puestos más relevantes
en los gobiernos de derecha, plutocráticos y socialcristianos.
- Se exhiben en público con la mayor ostentación
y hacen gala de extremada avaricia.
- Se sirven habilidosamente de la santidad y de la justicia
de las que saben hacer tan vano alarde para lograr sus objetivos.
- Su justicia es puramente exterior y aparente, pues mientras
aman, orar y avisan cuando van a dar limosna, no pueden esconder
su altivez que raya en la inhumanidad: prepotencia, intolerancia,
soberbia, autosuficiencia, sectarismo y con la prestancia
del bombo: Mucho fuera y poco dentro.
- Su influencia es tan omnímoda, que se han apoderado
de todos los destinos públicos, pueblan los tribunales
de justicia, dominan los congresos y asambleas legislativas
y han adquirido tal preponderancia, que los mismos opositores
y demás entes que conforman la estructura del Estado,
se ven casi obligados a halagarlos y tomar su partido para
conservar su influencia y no exponerse a ser blanco de sus
iras.
- Son muy inclinados a la oposición y a las revueltas
y son reacios a prestar juramento de fidelidad y sumisión.
Actúan con catatonía morbífica y oscurantista.
- Utilizan la sutileza para imponer censura que violenta
la libertada de expresión en aquellos aspectos, muy
particularmente relacionados con los cuestionamientos que
se les pudiese hacer al comportamiento del clero católico
o a la papalatría, principalmente, a la del actual
Papa. Así que, aunque los opudeístas dicen no
ser idólatras formalmente, sí lo son en la práctica.
- Son clasistas e intolerantes con quienes no están
a la altura donde ellos creen encontrarse.
Los semilleros donde se cultivan los futuros miembros que
alimentará la membresía del Opus Dei, se encuentran
en los institutos de educación privada de alto rango
católico-económico-social. Sus causas, sus fines
y sus efectos sociales sería necesario analizarlos
a la luz de la sociología, de las leyes y del pensamiento
tríplice de cuerpo, alma y espíritu.
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