DIECISIETE
AÑOS EN EL OPUS DEI
Testimonio de un ex numerario de Estados
Unidos
(Traducido por Hormiguita, Dionisio y Galileo)
versión
original en inglés
Vuelta a los Estados Unidos y mi salida de la obra
Seguía quejándome en cuanto veía cosas
raras, sobre todo motivado por una cuestión de conciencia.
También hablaba cuando sentía que se manipulaba
a la gente. Me devolvieron a los Estados Unidos a finales
de 1986 y un año después fui expulsado de la
organización. Resumo brevemente como fue. Al llegar
a USA me destinaron a una parte del país donde no tenía
familia ni conocía a nadie, y entonces me dijeron que
me fuese. No me permitieron hablar con ninguno de los directores
que había tenido anteriormente. Les pregunté
si como miembro de pleno derecho con muchos años en
la obra, podía consultarlo al Vaticano. Me contestaron
que éramos una organización completamente laical
(el primer instituto secular y posteriormente la primer prelatura
personal) y que los estatutos -que se mantenían ocultos-
autorizaban a expulsar a un miembro sin la intervención
del Vaticano. Los estatutos del Opus Dei se guardan con la
máxima discreción y se usan en función
de las circunstancias. Cuando quieren mostrar lo abiertos
que son, en el Opus Dei se dice que dan copias de los estatutos
a todos los Obispos de las diócesis donde la obra se
establece. Más adelante pedí a algunos obispos
que me mostrasen los estatutos, pero no me los enseñaron.
Afortunadamente, y gracias a ODAN,
he podido ver recientemente una copia. El nº 32 de los
estatutos dice que
un miembro tiene derecho de apelar al Vaticano si es expulsado.
El Opus Dei sigue insistiendo en que no hay secretos.
Desde que me fui del Opus Dei, las situaciones que viví
durante mi vocación supusieron una carga de conciencia
para mí. He comentado los hechos que viví con
sacerdotes diocesanos y me han confirmado que muchas de aquellas
cosas estaban mal. En cambio, los sacerdotes del Opus Dei
siempre me dijeron que debía creer y obedecer a los
directores. Cuando estaba en la Obra en un par de ocasiones
un sacerdote de la obra me dio consejos que me podrían
haber ayudado, pero en cuanto se enteraban los directores,
anulaban la sugerencia. Me decían que el Opus Dei era
una organización laical, y que tenía que obedecer
a mis directores laicos.
En una ocasión confesándome con un sacerdote
de la obra, le comentaba sobre las cargas y conflictos que
sentía. Necesitaba que me diera un criterio moral.
Me estaba cansando de esta ambigüedad moral que vivía,
y le pregunté al sacerdote porqué estaba callado
sin decir nada. Me miró durante unos segundos y me
dijo que si no tenía pecados para comentarle, daba
por acabada la confesión, y se marchó del confesionario.
Unos años más tarde me encontraba en Roma y
ya no tenía el vínculo de la obediencia. Sentía
que -por fin- podía hablar claramente sin que me silenciaran.
Me dirigí a la oficina central del Opus Dei con la
intención de hablar con uno de los directores que me
había mentido. Primero quise ir a la capilla para rezar
al fundador ya fallecido. El Opus Dei lo tiene todo organizado
para aprovecharse de la situación del "fundador
muerto". En la cripta hay acompañantes con la
misión de preparar el ambiente adecuado para propiciar
el "planteamiento de la vocación". Antes
de la visita a la cripta me entrevistó una mujer preguntándome
acerca de mi visita y de cómo había llegado
a conocer al fundador. Le dije la verdad, aunque respondiéndole
en general y sin entrar en detalles. Contesté a sus
preguntas sin decirle nada que pudiera utilizar. Entonces
me preguntó si quería ir a confesarme. Me explicó
que el fundador había inspirado a muchas personas a
vivir una vida santa, y que muchos visitantes deseaban confesarse
en la capilla donde estaba enterrado. Le contesté "no,
gracias". Me acompañó por las escaleras
hacia la capilla donde estaba la cripta, y cuando pasábamos
por el confesionario un sacerdote entró para escuchar
confesiones. Me vio y me preguntó si quería
confesarme. Le contesté que no, pero le pregunté
dónde podía encontrar al director que quería
ver. El sacerdote comentó que no podíamos hablar
en la capilla porque molestaríamos a la gente que estaba
rezando. Me sugirió que hablásemos privadamente
en el confesionario. Le pregunté de nuevo dónde
podría ver al director en cuestión. Me dijo
que no lo sabía, y que podía preguntar en otra
de las entradas, pero dado que estábamos en el confesionario
me preguntó porque no me quería confesar. Desde
mi punto de vista, el Opus Dei está tan obsesionado
por su visión de la santidad que prescinde de la realidad.
Había ido hasta Roma a la casa central. Estaba dispuesto
a acusar a uno de sus principales directores de un comportamiento
malo y gravemente erróneo, y en cambio lo primero que
esperaban de mi -antes que nada- era que me arrodillara delante
de uno de sus sacerdotes y que me confesase!
Una de los modos que tiene el Opus Dei para controlar una
situación es mediante el control de con quien se habla.
Tal como he explicado, me expulsaron de la organización
y no me permitieron hablar con los directores que había
tenido previamente. Después de pasar varios años
para "recomponerme a mi mismo", ayudado por la oración
y un mayor discernimiento, llamé a quien había
sido mi director espiritual. Se trataba del Vicario que me
había propuesto ir a Australia. Me contestaron que
se había trasladado a otra parte del país. Entonces
llamé al centro donde había vivido preguntado
por él y me dijeron donde podía contactar con
él. Para mí, tenía sentido que estas
personas escucharan mi historia y conocieran las consecuencias
de sus actos para que en el futuro pudieran tomar decisiones
de carácter moral plenamente informados. Me interesaba
que conocieran los hechos porque lo entendía como una
cuestión de dignidad personal y de conciencia. Llamé
por teléfono a dos directores para explicárselo.
Ambos me contestaron que sólo eran responsables de
obedecer a sus respectivos directores, y que no sentían
ninguna responsabilidad por lo ocurrido ni tampoco hacia mí
en adelante. Ambos me colgaron el teléfono.
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