PREOCUPACIÓN
TEOLÓGICA
Jesús Manuel Martínez, 5
de noviembre de 2003
Soy profesor de religión y teólogo. Estudié
para sacerdote aunque siendo diácono sentí que
no era mi camino y lo dejé. Hace años, justo
antes de ser diácono me enviaron a una parroquia como
adscrito. El vicario, a pesar de ser diocesano, estaba claramente
vinculado a la Obra. Tuvimos discusiones y enfrentamientos
de muy diversa índole: eclesiológicos (concepción
de Iglesia), morales (para la Obra la moral y especialmente
la moral sexual es obsesiva), pastoral (en este aspecto los
enfrentamientos eran durísimos)... Todo esto motivó
que estudiara a fondo la Obra desde varios aspectos: organizativo,
pastoral, teológico y psicológico. Y no por
una cuestión meramente de interés, más
bien para evitar, prevenir e incluso tratar a jóvenes
de mi parroquia que estaban presionados para entrar en la
Obra o que después de haber entrado presentaban problemas
tanto psicológicos como de fe.
Desde entonces y a lo largo de los años he continuado
estudiando e investigando como teólogo sobre temas
muy diversos que encuentran su génesis, por una parte,
en las dificultades pastorales que se plantean a la Iglesia,
y que vivo de primera mano en la parroquia en la que colaboro
y en mi trabajo. Y en segundo lugar, en el amor que tengo
al conocimiento del mensaje de Jesucristo y a la verdad. El
resultado de todo ello me ha llevado a una profunda preocupación
por el estado de la Iglesia católica, y del cristianismo
en general en la actualidad. Y un elemento importante de esa
preocupación conduce al papel que está jugando
el Opus Dei porque escenifican una concepción de la
Iglesia, de la moral, del poder, de Dios... que no reponden
en absoluto a la Buena Nueva del Evangelio. De hecho representan
una verdadera fractura dentro de la Iglesia (algunos han definido
a la obra como una iglesia dentro de la Iglesia),
no sé si un cisma no declarado pero casi. Su actuación
y el papel que están jugando hacen daño a la
Iglesia: están detrás de muchos nombramientos
de obispos aún en contra del sentir de los fieles de
las diócesis, están detrás de muchos
documentos promovidos desde el Vaticano (especialmente sobre
moral y que son más que discutibles), están
detrás de condenas y procesos hechos a grandes teólogos
de la Iglesia (algunos de ellos verdaderos inspiradores del
Concilio Vaticano II), bién, seguro que vosotros conocéis
la lista. Para preocuparse.
Mi preocupación crece todavía más cuando
veo que muchos obispos, sacerdotes, religosos... actuan com
si el problema no existiera. Prefieren no pronunciarse, callan...
El hecho de que vosotros mismos tengáis que utilizar
el anonimato por temor a las represalias es indicativo y tendría
que hacer pensar que algo no va bién, nada bién,
porque Cristo llama por el nombre y eso es signo
de la libertad de los hijos de Dios, una Iglesia que
obliga con sus prácticas al anonimato no responde al
Evangelio.
Sin duda alguna, os debemos mucho. Estoy seguro y ojalá
vosotros también que es la llamada de Cristo a seguirlo
la que os ha llevado a superar tantas dificultades que los
demás no nos podemos imaginar. Porque Cristo cuando
llama construye a la persona, la humaniza y justamente ese
proceso humanizador os ha llevado a rechazar la deshumanización
de muchas de las prácticas que explicáis. Pero,
estoy convencido, de que hay asignaturas pendientes respecto
a vuestra situación: apoyo a vuestra dignidad personal,
respeto, derecho a ser escuchados sin temor a represalias,
ayuda para la reintegración y la recuperación,
formación crítica y sana (la teología
moral promovida y practicada desde el Opus es insana e inmoral)
desde el punto de vista teológico y espiritual. Y a
partir de vuestros testimonios presión a las instituciones
eclesiales para que reflexionen mucho sobre el papel del Opus
Dei y la conveniencia de su continuidad.
He leído algunas peticiones respecto a la necesidad
de hacer una crítica sistemática desde la teología
a lo que podríamos llamar doctrina opusiana. El trabajo
que eso implica es impresionante y difícil. Pero creo
que os lo debemos, este teólogo lo siente así.
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