¿PARA
QUÉ VALGO?
Hormiguita, 14 de febrero de 2004
"Un maestro espiritual, educador experimentado, recomienda:
"Busca en ti aquella cualidad, aquel talento, aquella
capacidad, o habilidad, aquello extraordinario que solo
tu posees y para lo que de verdad vales y sirves. Dedícale
el máximo de tiempo y esfuerzo. Poténcialo.
Hacerlo es ya buscar las mayores expectativas de felicidad
personal y de éxito profesional."
Hay quien posee una capacidad excepcional para un tipo
de trabajo, oficio o profesión. Unos tendrán
memoria, otras inteligencia, quienes bondad o entrega o
don de gentes, etc. En cada uno siempre hay algo realmente
extraordinario.
El canadiense Jean Vanier, exoficial de Marina, profesor
universitario, fundador de las Comunidades del Arca, dice:
"Es muy importante descubrir aquello que tenemos
dentro..."
El Padre Baltasar Gracian, jesuita, gran literato y conocedor
del hombre escribe: "El primer paso del saber es
saberse."
San Juan Bosco repetía a los jóvenes: "Tienes
en tu vaso el mejor vino del mundo, el tuyo, bébelo."
Pon en juego tu capacidad, tu talento, tu valía,
y da las gracias a Dios porque llevas dentro de ti fuerzas
secretas.
La regla fundamental de toda persona, desde Píndaro
pasando por san Francisco de Sales hasta nuestros días,
es: "Llegar a ser lo que eres en el fondo. Lo que
tienes en tu interior."
Escrito por J.M. Alimbau, en la hoja dominical de la diócesis
de Barcelona. (un domingo de 1997)
Unas consideraciones breves que deseo añadir
En la Obra si la persona desea buscar su personalidad, lo
consideran una falta de humildad. Lo predica Escrivá
cuando dice: "Déjame que te recuerde, entre
otras, algunas señales evidentes de falta de humildad:
... buscar o desear singularizarte." Surco 263.
No pienso que singularizarse una persona es falta de humildad.
Falta de humildad puede ser muchas cosas, pero no el hecho
de descubrirse a uno mismo como ser singular.
"Amaras al prójimo como a ti mismo".
Por favor Escriva, léelo bien: la Biblia dice: "el
prójimo", y "como a ti mismo".
Es decir, "el otro" y "yo"
en singular. De lo contrario, no se puede amar. Porque somos
singulares. Dios nos hizo así.
En la obra valen los escritos singulares de Escrivá
y las costumbres singulares puestas por él. También
él puso la familia suya como única. Escriva
pudo ser singular, pero los demás ¡qué?
¿Acaso la santidad no es personal? En la obra la respuesta
es no. No te quieren así de singular ni te dejan serlo.
Y por eso, siempre pensaré el acierto que tuve en marcharme.
Se anegaba mi espíritu mas intimo. Y me fui. Jamás
me he arrepentido. Gracias Dios por nuestra singularidad.
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