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LA OBRA COMO SECTA

E.B.E., 8 de julio de 2004

 

Mucho se ha hablado acerca de si la Obra es una secta o no. A mí me cuesta todavía hablar de secta, principalmente porque la Opus Dei se encuentra “adentro” de la Iglesia.

Esto no me impide, sin embargo, hablar de preocupantes “coincidencias”. Lo que la Obra no quiere reconocer o “nombrar” con las palabras apropiadas, eso mismo llamo “coincidencia”.

En la Obra el “amor” por el fundador “coincide” con el culto de idolatría hacia el líder carismático en cualquier secta.

La Obra tiene comportamientos propios de una secta. En los hechos manifiesta esas características y provoca los efectos alienantes que producen las sectas.

Concretamente, hay unas características –las leí hace mucho tiempo en algún libro- de las que la Obra no escapa fácilmente:

1- culto idolátrico de un líder carismático: lejos de ser simple amor filial;

2- El secreto: no sólo el hecho de no hablar sino también el de no dar nada por escrito, generalmente todo se transmite vía oral, de manera que no haya pruebas de nada.

3- Actitud poco clara en las finanzas: aquí habría que hacer un análisis a fondo de todas las sociedades anónimas o de fomento con las que la Obra se escuda para dar cuentas de sus finanzas.

Dentro de este mismo tema entra el testamento que cada miembro célibe hace al incorporarse definitivamente a la Obra. Muchos lo hicieron con 23 años. Siendo un acto soberano, el testamento debe ser el resultado de un acto hecho a conciencia. Pero ¿quién recuerda el contenido de ese testamento? ¿Qué miembros numerarios y agregados actualmente recuerdan la voluntad que han expresado en ese papel? Un testamento que está archivado en los edificios de gobierno de la Opus Dei, y el interesado no tiene acceso a él si no es por pedido expreso y justificado. Es un signo más de la entrega que se vive en la Opus Dei: libre sólo al comienzo –para beneficio y justificación de la Obra, quien alardea de respetar la libertad-, porque el resto es sometimiento y ausencia de libertad sobre sí mismo, para disponer de la propia persona.

4- Generación de dependencia: sin la Obra, los miembros no son nada y además corren el peligro de irse al infierno. La destrucción psicológica de las personas, que se fundamenta en gran parte en esa relación de dependencia.

5- Falta de pluralismo o uniformidad.

6- Lenguaje especial: sobran los comentarios.

7- Apropiación de Dios: donde Dios tiene preferencias por la Opus Dei y le confiere privilegios. Sentido de elite, de elegidos. De faroles encendidos. Sentido de seguridad y predestinación.

***

Tomando como base otro libro sobre sectas (el que se encuentra en esta web), extraje algunos párrafos. Cada uno verá si se relacionan o no con la praxis de la Obra. Para mí las “coincidencias” siguen siendo alarmantes.

(extractos del Capitulo 6)

«Al examinar y evaluar cualquier grupo del que sospecho que pueda tratarse de una secta destructiva, me fijo antes que nada en el terreno de la psicología y no en el de la teología o la ideología.(…) Observo lo que hace el grupo, no lo que dice»

«Cuando usted se convierte en miembro de una secta destructiva, pierde por completo su derecho a la intimidad, y en el futuro puede sufrir graves daños.»

«Los grupos que califico cómo sectas destructivas tienen unas características muy especificas que socavan el libre albedrío y la libertad del individuo.»

Liderazgo

«[un] aspecto importante del liderazgo se refiere al flujo de poder dentro de la organización. ¿Cuenta la organización con una estructura dotada de un verdadero equilibrio de poder?»

Doctrina

«La doctrina del grupo, ¿proclama públicamente ser una cosa cuando en realidad es otra? (…) las sectas destructivas cambian la «verdad» para adecuaría a las necesidades de la situación, porque creen que el fin justifica los medios. Ayudar a la «salvación» de alguien es una racionalización utilizada para justificar el engaño y la manipulación»

Afiliación

«La afiliación es el último y más importante criterio para la evaluación de las sectas (…): reclutamiento, mantenimiento del grupo y libertad para marcharse.»

«La característica básica del reclutamiento en la mayoría de las sectas es el engaño. (…) Actúan con la presunción de que la gente es demasiado “ignorante” o muy poco “espiritual” para saber qué les conviene. En consecuencia, se atribuyen la prerrogativa de tomar las decisiones por las personas que reclutan.»

«Cuando las facultades críticas del individuo están intactas y a pleno rendimiento, la información que le proporciona la secta destructiva es muy escasa. Sólo cuando tales facultades se hallan disminuidas y no funcionan correctamente, la secta le brindará más información. El engaño incluye las mentiras más descaradas y el ocultar o distorsionar informaciones importantes.»

«La mayor parte de los reclutadores de las sectas destructivas negarán que intenten reclutar a nadie. (…) Lo que no le dirán al recluta en potencia es que deben alcanzar unas cuotas de reclutamiento.»

«La práctica del engaño por parte de las sectas destructivas llega a la utilización de diversas “organizaciones pantalla” que sirven para confundir al posible recluta y ocultar los auténticos propósitos de la organización»

«Un buen reclutador sabe cómo conseguir que la “presa” se sienta cómoda para poder sonsacarle informaciones muy íntimas y confidenciales. Mientras tanto, el reclutador revela lo mínimo posible acerca de sí mismo, y menos aún sobre el grupo (…). Este desequilibrado flujo de información es otra señal de advertencia de que algo está mal. Casi siempre, la impresión más común que recibe el recluta en potencia es que está haciendo un nuevo amigo.»

«El mantenimiento de la afiliación se consigue mediante las actividades de la secta deliberadamente organizadas para socavar las relaciones del nuevo miembro con sus familiares y amigos. Una manera de lograr este objetivo es encomendar al nuevo miembro que reclute a todos sus conocidos. (…) Pero tan pronto como manifiestan su inquietud y anuncian que jamás se unirán al grupo, los líderes ordenan al nuevo miembro que deje de malgastar su tiempo con los no creyentes.»

«En las sectas destructivas se dedica muchísimo tiempo a las actividades de grupo, y se permite sólo un mínimo para dedicarlo a uno mismo, a los amigos o a la familia. (…) Claro está que los miembros utilizan todos los medios para convencer a los foráneos de que llevan una vida “normal”».

«Uno de los síntomas más evidentes de que una persona está en un grupo de control mental es la falta de capacidad para tomar decisiones independientes. A pesar de que los adeptos intentan convencer a los extraños de que son autónomos, en cuanto se rasca un poco la superficie resulta obvio que no pueden tomar decisiones importantes sin primero pedir permiso a sus superiores.»

«Los adeptos a menudo les dicen a sus familiares que «ya verán» si pueden ir a su casa por sucesos familiares importantes, como una boda, un sepelio o un cumpleaños. Lo cual significa que deberán preguntar a su líder. (…) los miembros de una secta tienen que pedir permiso para hacer cualquier cosa que la mayor parte de la gente da por sentada.»

«El último criterio para juzgar a un grupo es la libertad de marcharse de los adeptos. En otras palabras, los miembros de las sectas destructivas son prisioneros psicológicos. Como ya he mencionado antes, las sectas destructivas implantan fobias en las mentes de sus seguidores para fomentar el temor a abandonar el grupo.»

«Los grupos legítimos tratan a los individuos como adultos, capaces de determinar qué es lo que más les conviene. A pesar de que todas las organizaciones intentan retener a sus afiliados, los grupos legítimos nunca llegan a los extremos de controlar a sus miembros por medio del terror y el sentimiento de culpa como hacen las sectas destructivas.»

«Algunos de los grupos más violentos no vacilan en perseguir y tratar de silenciar a sus antiguos adeptos a través de la violencia encubierta, el acoso legal, la intimidación emocional y el chantaje.»

(extractos del Capitulo 4)

«En la época en que yo estaba sometido a control mental, en realidad no entendía muy bien de qué se trataba. Suponía que el control mental guardaba alguna relación con ser torturado en un sótano húmedo con una luz muy fuerte»

«El control mental de las sectas (…) creo que se comprende mejor como un sistema que desbarata la identidad del individuo. La identidad está formada por elementos tales como las creencias, el comportamiento, los procesos de pensamiento y las emociones, que constituyen un patrón definitivo. Bajo la influencia del control mental, la identidad original del individuo, formada por la familia, la educación, las amistades y, lo que es más importante, las cosas elegidas libremente por la persona, es sustituida por otra identidad, por lo general una que el individuo no habría escogido si no hubiera estado sometido a una tremenda presión social.»

«La esencia del control mental consiste en fomentar la dependencia y el conformismo, y desalentar la autonomía y la individualidad.»

«En un entorno de control mental, la libertad de elección es lo primero que se pierde.»

«El adepto de una secta de control mental está en guerra consigo mismo. En consecuencia, cuando se trata con un miembro, es de suma importancia tener siempre presente que posee dos identidades.»

«…con el transcurso del tiempo, la vieja identidad se rebela y busca caminos para recuperar su libertad. Este proceso se acelera mediante los contactos positivos con personas que no son adeptos, y mediante la acumulación de las malas experiencias vividas en el grupo. Es la identidad «real», enterrada muy hondo, la que ve y registra las contradicciones, las preguntas y las desilusiones.»

(extractos del Capitulo 5)

«[los ex miebros en su] gran mayoría eran sujetos estables, inteligentes e idealistas, con una buena educación y procedentes de familias respetables (…) [lo que] no me sorprendía demasiado, porque (…) hacíamos un reclutamiento selectivo de gente «valiosa», es decir aquellos que eran fuertes, inquietos y estaban motivados. (…) Cuesta mucho tiempo, energía y dinero reclutar y adoctrinar a los miembros, así que procurábamos no desperdiciar nuestros recursos. (…) Como cualquier otra empresa, todas las grandes sectas vigilan la relación coste/beneficio».

«Los foráneos que tratan con los líderes de las sectas destructivas nunca dejan de asombrarse ante el hecho de que éstos no son unos locos de atar. Una secta, por lo general, busca a las personas más educadas, activas y capaces que puede encontrar. (…) Cualquiera, no importan sus antecedentes familiares, puede ser reclutado por una secta.»

«La doctrina es la realidad. (…) Las doctrinas sectarias más eficaces son, en palabras de Eric Hoifer, «aquellas que son inverificables y no evaluables». Pueden ser tan intrincadas que se necesitaría años de esfuerzos para ponerlas en claro. (…) La doctrina debe ser aceptada, no comprendida.»

«Dado que el control mental se basa en la creación de una nueva identidad en el individuo, la, doctrina sectaria requiere siempre que la persona desconfíe de sí misma.»

«A los miembros se les hace sentir que forman parte de un cuerpo de élíte de la humanidad.»

«Estos sentimientos de elitismo y predestinación, sin embargo, conllevan una pesada responsabilidad, pues les dicen que si no cumplen a conciencia con sus obligaciones, le están fallando a la humanidad. El miembro de base se muestra humilde ante sus superiores y los reclutas en potencia, pero arrogante frente a los extraños.»

«La «intención total» debe ser el foco; la «intención personal» debe quedar subordinada. En cualquier grupo definido como secta destructiva, pensar en sí mismo o para sí mismo está mal.»

«Con mucha frecuencia, envían a los miembros a nuevos lugares que éstos desconocen, les cambian los trabajos, los ascienden y degradan a su capricho, con el único fin de mantenerles desequilibrados. Otra técnica consiste en asignarles metas imposibles del alcanzar.»

«Las buenas amistades representan un riesgo, y son desalentadas con disimulo por los líderes. El compromiso emocional del miembro de una secta debe ser vertical (hacia el líder), no horizontal (hacia sus iguales). Los amigos son peligrosos, en parte porque si un miembro abandona la secta podría llevarse a otros con él. Cuando alguien deja el grupo, por supuesto el «amor» que se le dirigía se convierte en irritación, odio y burla.»

«Las relaciones dentro de estos grupos son por lo general superficiales, porque se desaconseja activamente compartir sentimientos íntimos, sobre todo los negativos.»

«La vida en la secta es como un viaje en una montaña rusa. El adepto oscila entre la felicidad extrema de experimentar la «verdad» junto a una élíte privilegiada, y el aplastante peso de la culpa, el miedo y la vergüenza. Los problemas son siempre debidos a su incapacidad, no a la del grupo. Es el eterno culpable por no alcanzar las metas. Si plantea objeciones, se le aplicará el «tratamiento de silencio» o se le trasladará a otra parte del grupo».

«La mayoría de las sectas no permiten que los «bajones» duren demasiado tiempo. Un procedimiento habitual consiste en someterlo nuevamente al adoctrinamiento para que vuelva a funcionar. No es raro que alguien reciba un adoctrinamiento formal varias veces al año. Algunos de los miembros más antiguos se queman sin llegar a renunciar. Estos individuos ya no pueden soportar por más tiempo la carga ó la presión para que rindan, y comienzan a señalar las incongruencias en la política del grupo. Se les puede enviar a que realicen tareas manuales en lugares alejados donde no molesten, y se espera que permanezcan allí durante el resto de su vida; ó si se convierten en una carga, se les pide (o se les ordena) que se marchen. A uno de mis clientes le habían enviado dé vuelta con su familia, después de diez años en la secta, porque había comenzado a solicitar que le trataran mejor y que le dejaran dormir un poco más.»

«Para el miembro de una secta, el futuro es el tiempo en que será recompensado porque ya se habrá producido el gran cambio (o puede ser también donde reciba su castigo). En casi todos los grupos, el líder proclama que tiene el control del futuro, o al menos es el único que lo conoce. Sabe cómo pintar visiones del paraíso celestial o del infierno.»

«En las sectas destructivas, jamás existe una razón legítima para marcharse. A diferencia de las organizaciones no sectarias que reconocen el derecho inherente a la persona de abandonarlas, (…) dejan bien claro que no existe un modo legítimo para dejarla. Se dice a los adeptos que las causas que llevan al abandono son la debilidad, la locura, las tentaciones, el lavado de cerebro (hecho por los desprogramadores), el orgullo, el pecado, etc.

«A los miembros se les adoctrina concienzudamente para que crean que si alguna vez se marchan, las consecuencias serán terribles para ellos, sus familias y la humanidad.»

«… el problema nunca está en el líder, la doctrina o el comportamiento de la organización; siempre es culpa de los miembros.»


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