NAVIDADES
EN EL OPUS DEI
A.A., 28 de agosto de 2003
¿Recuerdan aquellas Navidades? Quienes estuvimos en
la Obra, sabemos que el regalo de Niño Dios (creo que
en España es el día de los Reyes Magos y en
otros países, el día de Navidad) era verdaderamente
un momento esperado, con la ilusión de que al escribir
nuestra carta con el nombre del regalo deseado- por lo menos
una vez en el año- un regalo material, se quedaría
en nuestras manos.
Siempre me llamó la atención desde que era
nueva vocación, el contraste en la calidad de los regalos
de Niño Dios, me parecía una incongruencia que
se compraran regalos de Niño Dios de mejor calidad,
de marca, para las del consejo local, y que para las numerarias
auxiliares se compraran regalos más sencillos, siendo
que todas pertenecíamos a una misma familia.
Podría escribir anécdotas alrededor del antes,
durante y después del tan esperado regalo de
Niño Dios, pero quisiera compartirles mi reflexión
Los regalos de Ñiño Dios, eran proporcionalmente
adecuados a los ingresos de cada una de las que vivíamos
en el centro, y al cargo que se tenía dentro de la
obra.
Regalos para miembros del consejo local:
Se hacía todo lo humanamente posible e imposible por
conseguir exactamente el Niño Dios de quienes
integraban el consejo local. Fui testigo varias veces de cómo
se le pedía a alguna supernumeraria, o amiga de alguien
del centro, para que fuera generosa y contribuyera con el
regalo de Niño Dios para las del consejo local.
Niño Dios para las que viven en el centro:
La calidad y correspondencia exacta a lo plasmado en la famosa
carta, se encuentra en relación al cargo que cada una
ocupa (por ejemplo, si alguna es directora de un consejo local
para supernumerarias- su regalo será mejor que otra
persona que no ocupa ningún cargo) Y así las
nuevas vocaciones tendrán un regalo más modesto
que alguien de un consejo local, o que alguien mayor en casa.
Niño Dios para numerarias auxiliares:
Fui testigo varias veces y participé como restauradora
de varios objetos de bazar, o de doble uso , para que se convirtieran
en regalo de Niño Dios para las numerarias auxiliares.
Lo que se presupuestaba para sus regalos era una cantidad
menor que la presupuestada para las numerarias. Los regalos
que se compraban eran en almacenes comunes, no de marca, cosas
sencillas. Al elegir los regalos de Niño Dios para
las numerarias auxiliares, siempre se cuidaba que fueran modestos,
o cosas restauradas (de doble uso) para no sacarlas
de su sitio.
En una familia verdadera, no hay esta diferenciación,
este elitismo de fondo y forma que se vive en el Opus Dei,
en algo tan simple como lo es el regalo de Niño Dios.
Otro capítulo aparte se merece el asunto de la broma
de navidad, y el resopón....
La broma de Navidad.
Vivir la Navidad en el Opus Dei como miembro numeraria/o
, numeraria auxiliar o agregada/o significaba seguir una serie
de disposiciones para hacer de la fiesta una celebración
"muy de familia".
El regalo de Niño Dios era parte de estas disposiciones
y aunado a esto, cada uno de los miembros debíamos
elaborar la broma de Navidad, que como sabemos los exmiembros,
la broma consistía en una especie de intercambio de
regalos. Aproximadamente unos quince días antes de
Navidad se hacía un sorteo en una de las tertulias
para que cada uno tuviera a quien regalarle el regalo de broma
(conocido como la broma). Dicho regalo era la materialización
de algún aspecto, o anécdota que aludía
a la persona. Según el criterio "de casa",
debía ser algo positivo, planteado con buen humor y
que no fuera hiriente, (como sabemos los exmiembros hasta
el detalle del tema de la broma se consulta al director)
Algunas de estas bromas eran elaboradas con ingenio, utlizando
al máximo cosas de bazar, o de mínimo costo,
para elaborar metáforas escultóricas, maquetas
explicativas o simples objetos que a veces no venían
al caso, con el anexo del escrito en el que se explicaba el
porqué de esa broma. Durante la tertulia de Navidad
se abrían los regalos de Niño Dios seguidos
de la broma.
En muchas de las Navidades que viví en el opus dei,
fui testigo de ver caras distorsionadas a punto del llanto,
en especial entre las numerarias auxiliares después
de abrir la broma.
En una Navidad, para mí fue especialmente hiriente
una broma que me hicieron
(ahora puedo recordarlo hasta
con sentido del humor). Pero en aquellos momentos estaba comenzando
mi centro de estudios, en una nueva casa, en una nueva ciudad,
con una nueva cultura de trabajo, y muchas de las cosas me
suponían miedo, no sólo a los cambios, sino
a el nuevo ecosistema en mi ciudad, como bichos que no había
visto en mi vida. Y reconozco que en aquella etapa en mi vida
era una mujer muy miedosa y muchas de casa lo notaban. Digamos
que podría haber sido más asertiva la alusión
a este aspecto de mi persona si se hubiera hecho a través
de la corrección fraterna. La broma consistió
en una especie de gabardina con toda una serie de herramientas
escondidas que me permitirían vencer todos mis miedos
de aquel tiempo
En una Navidad en un centro donde vivía con numerarias
auxiliares, una numeraria auxiliar se retiró llorando
de la tertulia, después de abrir su broma
era
un gusano de juguete. Tiempo atrás coincidí
con esta numeraria auxiliar en otro centro y me platicó
que en su pueblo sufrió junto con su familia una gran
plaga de gusanos durante varios años, y esto significó
mucho dolor para ella y su familia por la pérdida de
la cosecha y por las condiciones de pobreza que sufrieron.
Para ella ver un gusano suponía el recuerdo de una
época de dolor y sufrimiento familiar y la misma numeraria
auxiliar reconocía que le tenía fobia a los
gusanos. Varias de las del centro habían percibido
que le tenía miedo a los gusanos, pero no conocían
la historia de detrás
Es verdad que algunas bromas eran ingeniosas, con chispa
y producían hilaridad entre las asistentes, la autora
de la broma y la aludida, pero también es verdad que
muchas de las bromas que se hacían, no tenían
razón de ser y producían un efecto contrario
en las aludidas, y muchas de ellas bien podrían haber
sido motivo de corrección fraterna
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