Interpretación
en la Obra (o por Escrivá)
del relato del joven rico
Enviado por "Hormiguita" el 15
de octubre de 2003
El relato del joven rico es usado en la Obra como ejemplo
para convencer a los que les proponen la vocación.
Quiero ofrecer unos comentarios sobre esto. En primer lugar,
citaré lo que dice el Evangelio, seguido de lo que
predica Escrivá- con el fin de situar en contexto a
aquellos que no saben de qué trata este pasaje de la
Biblia- y en tercer lugar analizaré y comentaré
este relato evangélico y cómo se aplica en la
Obra.
En el Evangelio, San Mateo 19, 16-23 nos relata así
el pasaje:
"Se le acercó uno y le dijo: Maestro, ¿qué
obra buena he de realizar para alcanzar la vida eterna?
El le dijo: ¿por qué me preguntas sobre lo
bueno? Uno solo es bueno: si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos. Díjole él: ¿Cuáles?
Jesús respondió: No matarás, no adulterarás,
no hurtarás, no levantarás falso testimonio;
honra a tu padre y a tu madre, y ama al prójimo como
a ti mismo. Dijole el joven: todo esto lo he guardado. ¿Qué
me queda aún? Dijole Jesús: Si quieres ser
perfecto, ve, vende cuanto tienes, daselo a los pobres,
y ven y sígueme. Al oír esto el joven , se
fue triste, porque tenía muchos bienes. Y Jesús
dijo a sus discípulos: En verdad os digo: ¡que
difícilmente entra un rico en el reino de los cielos!"
Este relato también está en San Lucas, 18,
18-22 y San Marcos 10, 17-22. Cuando se va el joven rico,
Jesús continua hablando con los apóstoles sobre
la riqueza, y termina el relato con una frase de Jesús
apelando a la confianza en Dios. "Para Dios todo es posible".
Lo que dice Escrivá en Surco punto 218 es lo siguiente:
"Sé claro. Si te dicen que vas "a
pescarlos", responde que sí, que eso deseas...
Pero..., ¡que no se preocupen! Porque, si no tienen
vocación si El no les llama, no vendrán; y
si la tienen, qué bochorno acabar como el joven rico
del Evangelio: solos y tristes".
Y en Amigos de Dios 24:
"Volvamos la mirada a nuestro Jesús, cuando
hablaba a las gentes por las ciudades y los campos de Palestina.
No pretende imponerse. Si quieres ser perfecto..., dice
al joven rico. Aquel muchacho rechazó la insinuación,
y cuenta el Evangelio que "abiit tristis", que
se retiró entristecido. Por eso alguna vez lo he
llamado el ave triste: perdió la alegría porque
se negó a entregar su libertad a Dios".
No se lo que pensará Dios de lo que dice Escrivá.
Pero, ¿quiere Dios decirle a una criatura suya: si
no sigues la vocación, estarás triste y solo?
La tristeza del joven rico le vino por su apego a las riquezas,
que le llenaban de autosuficiencia. Lo dice el Evangelio:
"...se fue triste, porque tenia muchos bienes".
No dice la cita evangélica que se fue triste porque
se negó a entregar su libertad a Dios. Considero que
usar la tristeza como argumento para una vocación es
equivocado.
Para los comentarios que siguen, situemos al joven rico en
el contexto de la Obra actualmente. La Obra hubiera considerado
un buen candidato a vocación al joven rico. Era joven,
devoto y piadoso, y rico.
Primer comentario: pescar a la persona o dejarla ir.
Para empezar, el joven rico se va triste. Pero se va. Es de
notar cómo Jesús no va detrás del joven
rico para convencerle, ni le insiste, ni le da una charla
o un sermón, ni urge a los apóstoles para que
le intenten convencer. Jesús deja que se vaya. Y lo
que hace seguidamente es responder a la pregunta de los apóstoles
sobre las riquezas. Creo que Jesús le deja ir porque
sabe que sus palabras siempre son eficaces con independencia
de la respuesta del momento.
Escrivá dice en Amigos 24 que Jesús "no
pretende imponerse". Pero en la Obra... ¿siguen
la actitud de Jesús de no imponerse? En nombre del
proselitismo y de la "santa coacción" creo
que no pararían. Podemos enumerar una serie de acciones
consideradas "apostolado" que en la Obra hubieran
realizado. No son suposiciones, porque yo las he hecho, y
he visto durante varios años cómo la Obra actúa
así con gente joven que llaman a la vocación.
Muchos ex numerarios pueden relatar experiencias parecidas.
Al joven rico le hubieran asignado un numerario amigo mas
mayor para tratarle; hubieran hecho una lista con su nombre
en los primeros lugares; le hubieran invitado con frecuencia
a meditaciones y charlas. Se hubieran buscado encuentros "casuales"
con "amigos". Se hubieran montado actividades expresamente
-cómo por ejemplo ir de excursión a la montaña-
para poder estar con el joven rico y hacer proselitismo. En
dicha excursión un amigo se hubiera puesto a hacer
oración a su lado, seleccionando puntos de "Camino"
y "Surco" relacionados con la vocación. Regularmente
se le hubiera insinuado y sugerido ejemplos de entrega a la
Obra. Incluso en alguna ocasión le hubieran invitado
a tertulias internas de "gente de casa" como algo
especial, alegando que "ya casi es de la Obra".
Si la persona que le hacia apostolado no tuviera éxito,
se hubieran asignado otra persona para tratarle. La lista
es larga. Y en la Obra todo esto se ve como bueno, debido
a la premisa fundacional de coacción y de ir a pescarlos.
Y a este propósito en el Antiguo Testamento dice Miqueas
(7,3) de éstos: "Malum manuum suarum dicunt bonum".
Esto es: "Lo que de sus obras es malo, dicen ellos que
es bueno". ¿Si en la Obra se movieran a obrar
puramente por Dios, se haría el apostolado así?
Es este exceso de virtud que lo destroza todo.
En resumen, en el Opus: observamos una "santa coacción"
al joven rico. Esto lo confirma Escrivá en la cita
de Surco 218 cuando dice: "Sé claro. Si te dicen
que vas "a pescarlos", responde que sí,...".
Jesús en cambio: le deja marchar sin "ir a pescarlo".
Por tanto, ¿se sigue la actitud de Jesús?
Segundo comentario: ¿por qué identificar
la tristeza con la vocación?
Y el joven rico "...se fue muy triste". Podríamos
decir, se fue consternado, lamentando la situación,
preocupado. Escrivá dice en Surco refiriéndose
a la vocación: "y si la tienen (la vocación),
qué bochorno acabar como el joven rico del Evangelio:
solos y tristes". Escrivá lo ve bochornoso, y
no ve que es bueno que el joven estuviera triste. Porque Dios
santifica a través de la tristeza y las lagrimas. Hay
numerosos ejemplos en el Evangelio del valor de las lagrimas:
San Pedro, Maria Magdalena, Jesús lo proclama en las
bienaventuranzas, los relatos de Job y Jonás. Salomón
(que era rico) dice en el Antiguo Testamento en Eclesiastés
7,5 que "el corazón del sabio está donde
está la tristeza". Porque de la tristeza entendió
que le sigue algún bien eterno. En cambio, Escrivá
ve bochornoso que acabe triste. Vaya contraste!
En la Obra cuando a uno le plantean la vocación y
el individuo se encuentra triste, recuerdo que aconsejaban
que "si te preocupa es señal de que tienes vocación".
Entre otros motivos, yo me hice de la obra habiendo considerado
que mi preocupación era señal de vocación.
En la práctica psicológica "la preocupación"
te la han inducido en la Obra suavemente, sutilmente, y a
veces incluso descaradamente. Recuerdo de las tertulias que
Escrivá hacía con gente joven se invitaba a
los que pensaban en la vocación. Yo asistí a
varias tertulias ya siendo numerario. En estos eventos alguien
de la Obra le proponía a Escrivá preguntas ya
preparadas como la siguiente: "Padre, ¿cómo
podemos saber si uno tiene vocación a la Obra?"
Escrivá debería haber sabido perfectamente las
prácticas apostólicas. Pero nunca respondió:
"porque que te hemos inducido continuamente a ese estado
de preocupación". Volviendo a la tertulia. Después
de la misma, estaría allí un numerario amigo
para hablar con el joven rico de su vocación. Empezaría
por una pregunta: "¿que te ha parecido la tertulia
del padre?" Ya sabemos que si Jesús le deja ir,
en la Obra no le dejarían ir tan fácilmente.
Es el modo de proselitismo, pero cuestiono hasta qué
punto es Evangélico. Jesús advierte contra actuaciones
así en el Evangelio de San Mateo 23,15. "Ay de
vosotros escribas y fariseos hipócritas que recorréis
mar y tierra para hacer un solo prosélito".
Estadísticas: en mi clase del Colegio Viaró,
en el último curso del colegio, de unos 45 adolescentes
15 ya se habían hecho de la Obra. Años después
sólo quedaban 4. No sé cuántas vocaciones
fueron inducidas, pero los números hablan.
Mi consideración como padre de familia: Yo tengo ahora
un hijo de 15 años y una hija de 14. Por la convivencia
familiar conozco su nivel de desarrollo como personas adolescentes.
Considero que a estas edades, es funesto proponer a un joven
la decisión de entregar su vida a una organización
como el Opus. Sobre todo conociendo como se actúa sobre
su joven conciencia, que apenas está descubriendo el
mundo. ¿Con que derecho a una persona joven se le puede
plantear la tristeza por si no atiende la llamada a la Obra?
Y crece mi asombro con la media verdad de que "jurídicamente
no pueden ser de la Obra hasta los 18 años". En
la Obra quieren decir que uno es jurídicamente adulto
para decidirse cuando se incorpora. El proselitismo real empieza
mucho antes. Yo he conocido a muchos chicos y alguna chica
que se hicieron de la Obra a los 14 y medio. Pero la incongruencia
entre lo real y lo jurídico es otro tema.
¿Cómo no va a preocupar a una persona adolescente
quien por varios métodos ha sido expresamente expuesta
para ser sensible al problema de la vocación? Por muy
elevado que sea el ideal de santidad, si una vocación
se consigue de esta forma, ese ideal pierde su virtud.
Mi consejo concreto. Si estás pensando en hacerte de
la Obra y te ves afectado por un estado de preocupación,
puede ser por el conflicto que te están proponiendo.
Las cosas de Dios dan paz no preocupación. Quisiera
citar a San Juan de la Cruz: "No hay de parte de la contemplación
e infusión divina cosa que de suyo pueda dar pena."
Noche Oscura, capitulo 9, 11.
La tristeza no es señal de vocación. Y la tristeza
del joven rico solo tiene que ver con la vocación a
la Obra porque Escrivá lo mira así. El joven
se fue triste, porque "tenía muchos bienes"
según dice claramente el Evangelio citado.
Tercer comentario: La Obra y el dinero de los llamados
a vocación.
Jesús le dice a joven rico, "vende cuanto tienes
y dáselo a los pobres. Y luego ven y sígueme".
Antes de seguirle el joven debe vender lo que tiene y dárselo
a los pobres. En la Obra nunca dirán que uno ha de
deshacerse de su dinero, antes de entrar. Es más, te
pedirán que entregues a la Obra tu dinero y tus bienes.
Sobre la propuesta evangélica de "dáselo
a los pobres" valdría la pena examinar como se
vive en la Obra. Es otro tema. Y sería interesante
que alguien con años en la gestión de la Obra
pueda escribir sobre la pobreza.
Cuarto comentario: Escrivá no usa el relato para
comentar el apego a las riquezas o la confianza en Dios.
Jesús nos quiere enseñar con este relato que
las riquezas pueden llegar a dominar a la fragilidad humana,
aún tratándose de una persona piadosa. Jesús
quiere nuestra paz, y advierte que las riquezas pueden llenar
a la persona de una excesiva autosuficiencia basada en lo
material. Y es de este modo como pueden crear una disposición
contraria en el alma. De allí la tristeza de joven
rico. Lo expresa muy bien el Rey David en el Salmo 61,11 que
dice: "Si abundaren la riquezas, no pongáis en
ellas el corazón".
Por eso Jesús sigue con los apóstoles hablando
de las riquezas en el relato. (Y no les habla de ninguna llamada,
tal como lo enfoca Escrivá). Es curioso, que el tema
del joven rico en los tres Evangelios de Lucas, Mateo, y Marcos
está escrito inmediatamente después del relato
de los niños que se acercan a Jesús. Es decir,
está precedido por un tema de confianza en Dios. Y
también termina con una llamada a la confianza en Dios
cuando Jesús les dice a los apostoles "...para
Dios todo es posible". ¿Será casualidad?
Escrivá no comenta el tema de las riquezas ni el de
la confianza en Dios. Sino que lo mira en ambos textos -de
Surco y Amigos de Dios- como un rechazo a la llamada vocacional.
¿Por qué lo hace, si el Evangelio lo dice de
otra forma? En mi opinión, solo le interesa usar este
relato para el proselitismo.
Quinto comentario: el cumplimiento de las normas y la
caridad.
Jesús quiere enseñar que la generosidad con
los demás está por encima de cumplir con la
norma de piedad. Recordemos que el joven rico le dijo a Jesús
"todo eso lo he cumplido desde que era joven". El
joven parece que manifiesta una autosuficiencia en lo religioso.
Ha cumplido. Recuerdo que en la Obra había incluso
que confesarse si no se cumplía una norma. Este énfasis
-en mi opinión- hacia perder el enfoque sobre la caridad
y lo enfatizaba en el cumplir de normas. Y uno (yo) se pensaba
santo en medio del mundo. La etiqueta de santidad. Yo cumplía
las normas pero no cogía la escoba para barrer la casa
del pobre. Ojalá me hubieran predicado este Evangelio
de otra manera.
Sexto comentario: Desacreditar al que se va de la Obra.
"Y el joven rico se marchó muy triste". Jesús
no le dijo nada a joven rico cuando éste se fue. Ni
le descalificó por no seguirle. Escrivá en Surco
218 dice: "qué bochorno acabar como el joven rico
del Evangelio: solos y tristes". Parece que lo encuentra
vergonzoso. ¿Dónde saca lo de solo? El Evangelio
no dice que el joven acabase solo.
Vuelvo al baúl de mis recuerdos... En los años
setenta en España aparecieron dos libros sobre la Obra
escritos por ex socios (un hombre y una mujer). Recuerdo que
nos reunió el rector del Colegio Mayor Aralar, donde
yo hice el centro de estudios. Nos avisó que estos
libros eran unos ataques a la Obra, y que no deberíamos
ni hablar ni leerlos. Y al final apostilló "ella
está mal de la cabeza" y "él se ha
salido, se ha casado, y..." entonces riéndose
profirió una descalificación de tipo sexual
que no quiero escribir. Seguramente este buen sacerdote seguía
las consignas aprendidas. Yo quise hacerle una corrección
fraterna pero no me atreví dada la gravedad del asunto.
Hubiera tenido que consultarla a Don Antonio Ruiz Retegui
que entonces era el director espiritual del centro de estudios.
No me atreví.
Esto de desprestigiar al que se va o discrepa ¿es
sello de la casa? Evidentemente no se desacredita a todos
los que se van. Pero quizás a quienes marchan y luego
discrepan con notoriedad. Recuerdo que cuando yo me salí
de la Obra y necesitaba amigos, un numerario que me conocía
de tiempo le dijo a su hermana supernumeraria que yo "estaba
como una chota" (es decir loco).
Si a alguno le han dicho los directores que pone en peligro
su salvación eterna por irse de la Obra. Jesús
se manifiesta en contra de estas advertencias, cuando dice
en San Mateo 23, 13: "Ay de vosotros escribas y fariseos,
que cerráis a los hombres el reino de los cielos".
Se atreve a hacer la Obra lo que Jesús advierte que
no hay que hacer.
Un mensaje de este Evangelio es que no hay que descalificar
a los que no siguen... como tampoco lo hizo Jesús.
Nunca es tarde para aprender.
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