DONDE
NO HAY PAZ, NO ESTÁ DIOS
P.M.V., 9 de septiembre de 2003
Durante muchos años, yo sentí vergüenza
de haber pertenecido a la Obra. Era debido al lamentable estado
que me vi a mí mismo cuando salí de allí
tras siete años de pertenencia a la misma como numerario.
Tardé varios años en superar todo aquello, como
tantos otros que también han descrito sus experiencias.
Cuando una persona normal comienza su vida adulta -partiendo
desde cero- los que hemos sido ex opus tenemos el mérito
de haber remontado hacia una vida nueva empezando desde niveles
muy bajo cero.
Durante esos siete años estuve 7 años incomunicado
de mi familia, de mis amigos, del lugar de origen, y lo que
es peor, en el fondo, incomunicado de mi mismo. Cualquier
aspecto personal queda anulado y substituido por la vida en
la Obra. Acabé despersonalizado, inseguro y con todas
las carencias que se adquieren por la deformación generalizada
que allí se vive.
Al salir sufrí la incapacidad de sentirte normal con
los amigos, culpabilidad religiosa por nimiedades, desconfianza
del "resto de la Iglesia", inseguridad frente al
otro sexo. Por ejemplo, mis padres tenían un óleo
de mujer lateralmente desnuda en el salón... pues yo
echaba agua bendita a ese óleo porque lo consideraba
ocasión de pecado! . Podéis reíros...
porque así de tocado estaba a los 26 años. Suerte
que lo hice delante de mis padres, así ahora -muchos
años después- puedo hablar con ellos de lo mal
que estuve. En la obra se cultiva una verdadera obsesión
por lo que constituye "ocasión de pecado"
en materia sexual. Antes de ser de la Obra yo ya había
besado y acariciado a una chica. Después... ya veis...
echaba agua bendita a cuadros del sexo opuesto.
Tres años antes de salir de la Obra, empezó
el deterioro. Hablaba con los directores de mi estado. Es
por ello que me llevaron a un siquiatra de la Obra; me diagnosticó
un desequilibrio emotivo y una neurosis depresiva por lo que
me prescribió un tratamiento con fármacos. Sin
embargo, estos sólo me adormecían. El médico
de la Obra no hizo nada para tratar las causas. Todo esto
me ocurría sin hablar con mis padres. A mis dos amigos
que no eran de la Obra, les ocultaba lo que me pasaba por
temor a dañar la imagen de la Obra. Yo estaba perdido,
en un agujero.
Al salir de la Obra no tenía amistades, estaba lleno
de confusión mental, sentí una fuerte incapacidad
para relacionarme. No era capaz de estudiar oposiciones, porque
estaba agotado. Me había transformado en una mueca
de ser humano.
Poco después de mi salida fui llamado al servicio
militar... le expliqué al médico militar mi
situación de depresión y que estaba tomando
los fármacos. A los 7 días me acordaron la incapacidad
temporal... (un año y medio después hice la
mili normalmente, cuando ya estaba mas recuperado). ¿Qué
pasa en una institución donde una persona entra sana
y años después sale en una condición
así de lamentable? En la Obra nos decían que
"los enfermos son el tesoro de la Obra"... Lo encuentro
lejos de la realidad.
Entiendo que mi proceso de maduración, como persona
humana, comenzó a deteriorarse desde el momento en
que me hice de la Obra. Quería santificarme pero nunca
pensé en destrozarme. ¿Qué me destrozó
en la Obra? En mi experiencia, los modelos de conducta colectivos
y el pensamiento interno. Conquista totalmente a la espiritualidad
individual de la persona. Te convierte en un cumplidor.
Yo desde el tercer año empecé a decirles a los
directores que la Obra no era para mi... pero aguanté
siete años porque hacía caso de las consignas
que me inculcaron y, en parte, por mi propia estupidez frente
a mi situación. También porque no pude acudir
a nadie, salvo a los directores establecidos por la Obra.
¿Qué les hubiera costado decirme: "eres
libre, si sientes que esto no te va, pues puedes irte, no
hay problema alguno"? En cambio, en la Obra te hacen
entender que si te vas estás obrando mal. Las charlas
con los directores y sobre todo para mi los escritos internos
plantean el tema de la salida como un problema de renuncia
a la salvación. El "problema de conciencia"
de "abandonar la vocación" está institucionalizado.
Te sientes como un Judas, y das vueltas y vueltas. Os aseguro
que estas crisis vocacionales son muy angustiosas en la Obra.
Escrivá decía que "las puertas están
muy abiertas". Sin embargo, las puertas no están
abiertas mentalmente.
Yo no quería que pareciera que yo "despitaba"
porque pensaba que mi abandono dañaría la imagen
de la Obra. Pero el daño me lo hice a mí mismo.
Me pasé 3 años rezando a Dios para que me ayudara
a salir de la Obra. Mientras tanto iba deteriorándome
y aguantando con fármacos. Los directores sabían
como estaba.
Si lees esto y estás pensando en salir de la Obra
te quiero dar este consejo: a la mínima que puedas,
lárgate. Quedándote en la Obra solo conseguirás
torturarte mentalmente. Donde no hay paz, no está Dios.
Si en la Obra no tienes paz, lárgate.
En el salmo 18,20 David dice "me llevó a un
lugar espacioso, me liberó, porque me amaba".
Ese lugar espacioso es Dios. Si sientes que estás en
un lugar asfixiante, Dios no tiene parte en esto. El Padre
Pio de Pietralcina decía que el Espirito Santo requiere
paz en el alma para actuar. Cosa que por otro lado, todos
intuimos.
Si quieres salir de la Obra no te quedes pensando... acude
a un sacerdote diocesano! acude a tu familia!... acude a tu
fuero interno! (si te queda).
Pensarás... ¿Y si me salvo o no me salvo? Por
favor! te lo digo como ex socio... Dios se encarga de eso
siempre! Te ama!
Ya fuera, solamente un sacerdote, don Jesús Ferrer
me escribió pidiendo perdón por cualquier daño
que me hubiera podido hacer durante esa época. No quiero
seguir explicando mi situación -similar a la de otros-.
Los que hemos superado situaciones agrias y duras podemos
explicar a los demás que la vida es posible -y muy
bonita- después del Opus. Tenemos el mérito
de habernos rehecho como personas, y reanudado el camino profesional,
el familiar, y de poder hacer amistades verdaderas. Es cierto,
podemos hacer amigos auténticos que nos aprecian de
verdad. Yo creo que tras haber sufrido mucho -tanto durante
mi pertenencia a la Obra como cuando salí de ella-
he intentado valorar mucho mas lo que es llevar una vida normal.
Ya no una vida hecha a base de cuestionables consignas de
conducta; también he encontrado una relación
personal con Dios, comprensivo y amigo, muchísimo más
autentica; y sobre todo, he podido ser yo mismo para andar
por este mundo.
La Obra te elimina la personalidad queriendo utilizarte.
Te sientes vacío de ti mismo. (Y como consecuencia
ni siquiera la propia Obra aprovecha bien las cualidades de
sus socios). Al entrar te dicen que cada uno se santifica
en su lugar en el mundo. Pero no es cierto porque no dejan
lugar a tu personalidad.
Ahora han pasado 26 años desde que salí, y
siempre he vuelto a vivir malestar y desazón al ir
ocasionalmente a un centro de la Obra, circulo, o meditación.
Por supuesto ya no los frecuento; -hace años decidí
que nada de eso era para mí-.
Me sorprende que la Iglesia no haya tomado cartas en el asunto.
Pero, conociendo la Obra, constato que sus miembros intentan
dar una buena imagen publica de la institución. Por
ello dicen de los que hemos salido que exageramos y que no
entendemos la Obra. Internamente se nos descarta, y nunca
escucharán porque mentalmente no pueden. En el punto
706 de Surco, Escrivá considera "déspota
arrogante" al que habla y critica.
Supongo que se ocultan cosas no oficiales a los obispos
y cardenales. Si se ocultan ya internamente en la Obra cosas
como testamentos, votos, fichas, abandonos de vocación
y motivos de ciertos cambios. Aquello de "los trapos
sucios se lavan en casa" puede tener muchas aplicaciones.
Si no dicen a los padres ... que no dirán a los obispos.
Yo si fuera obispo les preguntaría muchas cosas hasta
tener un conocimiento cierto de lo que pasa allí dentro.
¿Por qué se dice a los jóvenes que no
expliquen la vocación a la familia? ¿Si dudan
de la vocación, porque no tienen un periodo de reflexión
fuera de la Obra con sus familias?¿Qué condiciones
y prácticas de entrega interna se ocultan al aspirante?
¿Cuántos entran y cuantos desertan? ¿Por
qué causas? ¿Cuántas personas tenéis
en tratamiento psiquiátrico? ¿Pueden ir a siquiatras
que no sean de la Obra? ¿Por qué se recomienda
no confesarse con otros sacerdotes de la diócesis?
¿Por qué no se reparte la hoja dominical de
la diócesis en las iglesias y oratorios de la Obra?
¿Qué acciones se hacen para las zonas mas pobres
de esta diócesis?
Yo fui muy intransigente en la Obra. Me devoraba la "santa
intransigencia". Cuando me di cuenta, primero tuve que
perdonarme a mí mismo por esto; y también ahora,
quiero pedir perdón a los demás. Nunca tuve
derecho a juzgar a nadie, por ello me arrepiento de los juicios
críticos que hacía tanto a los demás
como a mi mismo.
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