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VALE, 9 de agosto de 2004
Aprovechando que es fin de semana y que tengo más
chance para escribir, tomo este tiempito para saludarlos y
también para irles compartiendo mi paso por la Obra.
Antes que nada, lo que les cuento a continuación ya
se lo había contado a una numeraria que fue una de
las directoras de la última convivencia que me tocó
vivir allá por Chapala... y esto porque ella me pidió
que se lo relatara. Ahora se los comparto a ustedes porque
se que me entenderán y además que también
quiero que ustedes sepan un poquito de mi vida.
Yo estudié parte de la educación básica
y secundaria en un Colegio donde la formación esta
a cargo de la Obra.
Estudié los primeros 2 años en una escuela
de gobierno y mis padres quisieron (a hermano y a mi) cambiarnos
a esta escuela por recomendación de unos compadres
de ellos. La verdad al llegar a ese colegio pues si se me
dificultó algo el primer año que cursé
allí. Un colegio de puras niñas, donde las maestras
eran (y siguen siendo) harto exigentes y donde a leguas se
veía que había más disciplina que en
la antigua escuela.
Recuerdo que mi primer maestra era una agregada, muy exigente
pero excelente haciendo su trabajo. El primer día me
dejaron sin recreo porque no hacia buena letra, háganme
el favor... me hizo repetir como 3 veces la lección
todo "porque parecía que escribía con los
pies"... jajaja... ahora me da risa, pero eso nomás
para que se den idea de lo exigentes que pueden ser con niñas
de 7 u 8 años.
Ya para los siguientes años, pues agarre la onda de
como había que hacer las cosas si querías salir
bien en el cole; que estaba permitido hacer y que no. Mis
maestras de religión se me hacían más
exigentes, incluso que las que nos impartían las materias
"civiles" llamémosle así.
Unas amigas y yo empezamos a tomarle confianza a una maestra
que nos llegó a dar la clase de moral. Esto porque
siempre se interesó por nosotras, ya que nos juntábamos
algunos días después de clase para hacer la
tarea, estudiar y pues para pasar un buen rato. Recuerdo que
un día una de las niñas (en ese entonces yo
creo teníamos unos 9 o 10 años) llevaba un libro
de Camino y se puso a platicar de un punto de este
libro. Al final le pregunté que de donde habían
sacado esa idea de hablar de un punto de Camino y pues
ahí salió a relucir la Maestra.
Bueno, cabe aclarar de eso del preceptorado la verdad a mi
no me gustaba... se me hacía algo así como que
medio raro eso de ir platicar con una señorona que
veías muy pocas veces; y ella que me preguntaba que
cómo me iba en la casa, que si estudiaba, que si hacia
la tarea, que si eran católicos en mi familia... y
un sin fin de preguntas. Yo como podía me esquivaba
todo ese cuestionamiento, no me agradó mucho en realidad.
Ya para sexto año, pues la verdad nos llevábamos
de maravilla con esta maestra. Nos llevaba de excursión,
nos daba confianza para platicar con ella... recuerdo que
una vez en unas vacaciones de verano no sé porqué
motivo fue a mi casa y al final me hizo el favor de llevarme
a unos cursos de Biblia que daban en la iglesia de por mi
casa, hasta me dio dinero porque se me olvidó llevar
para un convivio que íbamos a tener.
Recuerdo que siempre ayudé en los campamentos de verano
que organizaba el colegio, y aparte que me la pasaba bien
con mis otras amigas, y que ya ocupaba parte de mis vacaciones
en algo provechoso.
En general era la niña que hacia sus tareas, estudiaba,
tenia "buena conducta"... aunque llegué hacer
chapuzas... CHAPUZOTAS!!! en los exámenes, una vez
me robé unos (y eran de los finales... jejeje) y entre
otras cosas, de las cuales no es que me enorgullezca pero
pues así era yo. He pensado que de niña era
una diabla bien hecha, disfrazada de carita de ángel
por todas las cosas que hize no sólo en el colegio,
también en mi casa; nomás que casi siempre tiraba
la piedra y escondía la mano...
Ya en la secundaria nos invitaron a unas cuantas de las que
pasamos a segundo grado a un viaje. A Denver, Colorado a la
Jornada Mundial de la Juventud. Todavía recuerdo ese
viaje... la verdad no es que haya aprendido mucho de lo que
dijo el Papa Juan Pablo II, no le podíamos entender
con ese inglés y en las estaciones que traducían
su mensaje pues nomás no captaba ni fú ni fá.
Que le podías pedir a unas güerquitas de 13 años!!!...
solo que disfrutaran el viajecito y que no pusieran mucho
gorro.
Ya de regreso que se va sentando una de las "encargadas"
de cuidarnos (otra agregada) y que se pone a querer platicar
conmigo asi de buenas a primeras... de que si tenia novio
(porfavor a los 13 años y en una escuela de puras "yeguas",
pues Estaca Brown... como diría Catón) y no
se que otras cosas que se me hicieron medio extrañas...
Recuerdo que en secundaria tenia otra preceptora que a fuerza
se queria enterar de todo lo que hacia, pero pues nomás
yo la mandaba por un tubo... o a tomar aire como dirían
ustedes. Claro que esta se dio cuenta y me dijo: Oye Vale,
como que no te abres mucho para platicar tú. Que te
parece si eliges a tu propia preceptora, y ya platicas con
ella todo lo que quieras. Bueno, dije yo. Pues yo quiero platicar
con la Maestra Menganita (la que anteriormente les había
dicho que ya éramos muy buenas amigas). Y de ahí
pa´delante pues empecé a platicar con ella.
Lo canijo se puso después del viajecito... querían
que todas las que fuimos a ese viaje de la escuela, entráramos
a un círculo. La verdad no recuerdo si me plantearon
que fuera a un círculo, pero las muy listillas le dijeron
a mi santa Madre. Y anda que ahí te voy... no erraron
el camino, porque mi mamá me hacia que fuera a la fuerza...
y eso que no era ni súper ni cooperadora en ese entonces!.
Era aburridísimoooooooo... tenia yo creo 13 o 14 años
y nomás fui como 2 veces a ese Centro... que barbaridad.
De mis amigas fui la única que fue. Claro que yo de
regreso le decía a mi mamá que era lo mismo
que veía en el colegio. Así que mejor para que
iba a gastar mi tiempo, esfuerzo y dinero, en unas clases
que ya me daban en el colegio. Y pues así me logré
sacar de ésa.
Ya para terminar este bloque de anécdotas, les contaré
de lo más "jocoso" que recuerdo de una experiencia
en un retiro. Ahí si, para que vean... lograron convencer
como a unas 6 o siete de mi grupo para "pasar a retirarnos"
ese fin de semana.
Puras niñas de 14 años, era la media de edad
en mi grupo. Nomás llegar a la casa nos explicaron
que era un retiro de S i l e n c i o o o o o o o.... ¿pero
que cosa tan rara? ¿como que no vamos a poder platicar
entre nosotras?.... total tratamos de pasar en el mayor silencio
posible ese viernes. Al día siguiente ya le habíamos
puesto un apodo a una de las que iban a dar las charlas. Era
toda güerita y chaparrita... además creo que tenía
algo azul siempre en su ropa, así que por unanimidad
le pusimos "pitufina".
Pues anda que pitufina nos dio una charla en el jardín
de la casa (era mucho el barullo, que optaron por darnos el
tema fuera de la casa). Claro que la pandilla en vez poner
atención a lo que decía nuestra expositora,
nos pusimos a tararear la canción de dicha caricatura:
lalá laralalaaaaaaá lara lara laaaaaaaaá....
así como en voz bajita para no distraer a las otras
que si sabían como vivir ese retiro. Pues la señorita
estaba en mitad de su charla y no se había percatado
que cerca de ahí había un panalito de esos animalitos
tan trabajadores que hacen la miel de nuestros hot cakes.
No me lo vas a creer, pero una abejita se confundió
de flor y se fue a meter a la cebolla que se había
hecho una amiga en su melenaaa... oye pues anda que le dijimos
a la amiguita: oye que traes una abeja en tu cabeza, hubieran
visto aquello... se levantó de un brinco de donde estábamos
y empezó a correr al rededor de la alberca que había
en esa casa, y no contenta con eso empezó a gritar:-Quítenmela
por favoooOOoooRR!!.
Pues todas las de la charla la empezamos a seguir con la
libreta que llevábamos para tomar apuntes, y a querer
pegarle en la cabeza para matar a ese pobre animalito... no
contenta con eso, hicimos que se despeinara y a empezar a
animarla y convencerla de que se aventara a la alberca. Claro,
esto era para que la abeja no le picara su cabezita. Hubieran
visto la cara de nuestra agregada. pobre!!!.. eran de sus
primeras charlas y resultó todo un sabotaje!
Ya en la noche hicimos pijamada en la cabañita donde
nos dormimos, eran unas risas que se oían hasta la
casa de sacerdote... a eso de la media noche que nos van tocando
la puerta: TOC TOC TOC.. sácatelas!!!... todas pegamos
un grito y nos cobijamos hasta el último pelo.. y vamos
oyendo un rezo de que ya cállense, dejen dormir a la
gente que si quiere vivir el retiro; si quieren ahorita las
enviamos de regreso a sus casas, etc etc etc.
Al día siguiente en la meditación claro esta,
todas estábamos dormiditas, tratando de sobrevivir
hasta después de la misa (llega el desayuno) pendientes
de no dar el azotón en el oratorio; como una que ya
le había pasado...
Como conclusión... malo malo eso de llevar a niñas
a unos retiros sumamente rigurosos. Pero bueno creo que a
todas nos dejo una buena experiencia: tener cuidado con las
abejas y tomar provisiones de panes dulces para en la noche...
ya que es muy laaaaaaaargaaaaa.
Bueno esto último es broma. Lo que recuerdo es que
yo no me quería confesar y pues me metí voluntariamente
a la fuerza al confesionario... yo traía unos conflictos
enredados con mi conciencia, pero pues ni modo que me fuera
de ahí sin confesar. Pues ahí te voy!... lamentablemente
una mala confesión forzada por la situación
y sin un examen sincero. Vaya que he aprendido mucho de mis
errores!
Gracias Dios por mis errores y horrores que he cometido,
porque a través de ellos he aprendido a amarte...
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