COMO
PADRES DE FAMILIA NUMEROSA Y POBRE
C.F., Argentina, 25 de agosto de 2003
Para los "no iniciados" el "criterio"
para vivir la pobreza dentro de la obra era ese: "Como
un padre de familia numerosa y pobre".
Sé que me he metido en camisa de once varas, pues lo
primero difícil es definir qué es un padre de
familia numerosa y pobre. Porque tanto "familia numerosa"
como "pobre" parecen ser criterios culturales no
objetivos. Así, que alguno corrija si me equivoco en
mi suposición, en Alemania una familia con tres hijos
puede ser una "familia numerosa", mientras que en
Argentina no lo sería. Asimismo, el concepto de "pobre"
debe variar bastante entre Suecia y Bolivia (sin meternos
en los intrincados problemas de la "renta per cápita"
o la "distribución de la riqueza")
.
Hecha esta salvedad, voy a intentar definir lo que en mi país
y mis circunstancias se entendía por numerosa y pobre,
y contrastar el criterio con las realidades que se vivían
dentro del Opus Dei, en ese mismo país y circunstancia.
Habiendo en mi país tanta indigencia (gente que vive
en condiciones infrahumanas) reconozco que me cuesta pensar
que "pobreza" es mucho mejor que "indigencia".
Pero la realidad es así. Me guste o no me guste el
criterio decía "numerosa y pobre" y no "numerosa
e indigente". Perdón por la insistencia en este
tema, pero lo que creo importante es la comparación
y no los "términos" de la comparación.
Es decir, si definiéramos que en un determinado país
un "pobre" tiene cuatro limusinas, lo que habría
que ver es si el miembro del Opus Dei tiene 2, 4 u 8 limusinas.
En el primer caso, sería justo afirmar que vive "PEOR
que un pobre", en el segundo "COMO un pobre"
y en el tercero "MEJOR que un pobre".
Lo que intentaré hacer es definir pragmáticamente
como vivía realmente para este país y estas
circunstancias un padre de familia numerosa y pobre y compararlo
con la realidad de los miembros de la Obra.
Comienzo por lo más fácil: familia numerosa.
De 4 hijos para arriba. Pobre: vive en una vivienda alquilada
o con gran esfuerzo y durante muchos años ha ido haciendo
su propia casa (generalmente con sus propias manos). Su casa
tiene una estancia única para comedor y estar, un dormitorio
para varones y otro para mujeres, además del matrimonial.
Rara vez tiene más de un baño (a veces dos,
pero nunca uno para visitas). Suele tener un automóvil
grande y viejo, que utiliza solo los domingos ya que durante
la semana se mueve en medios públicos de transporte.
Trabaja en su propio oficio (mecánico, plomero, etc.)
o en relación de dependencia (docente, cajero de banco,
chofer de bus), pero en ambos casos no baja de las 10 horas
diarias de trabajo. Sus hijos van todos a escuelas gratuitas
(sean privadas o estatales). Rara vez toma una semana de vacaciones,
generalmente alquilando algo con otra familia o "de prestado"
en la vivienda vacacional de algún pariente más
acomodado. Tiene la ropa indispensable y en las fiestas y
cumpleaños suele regalar cosas útiles y no ornamentales.
No tiene servicio doméstico. Perdonad por la descripción
pero de alguna manera hay que definir.
Reconozco en mi contra que en mis primeros años en
la Obra este tema no sólo me tenía sin cuidado
sino que incluso pensaba que el criterio se vivía.
Yo provenía de una familia medianamente acomodada y
con 15 años no se había tenido mucha oportunidad
de ver otra cosa. La primera vez que comencé a prestarle
atención al tema fue estando en el centro de estudios:
durante un círculo breve en el que se hablaba de pobreza
yo notaba que uno que hacía la charla conmigo se sonreía
demasiado. Cuando le pregunté luego sobre el motivo
me dijo: "Fulano (por el que daba el círculo)
no debió ver un pobre en su vida". Caí
en la cuenta que, al no haberme parecido extraño lo
que decía "Fulano", a mí debía
pasarme lo mismo. Así que seguí interrogándolo:
su familia era realmente "numerosa y pobre", y por
lo tanto él también, perteneciera o no al Opus
Dei. Empezó a señalarme las diferencias que
veía -os imaginaréis que a favor del Opus- así
que empecé a sonreírme con él. Solo a
modo de ejemplo me indicó que en su casa, tenía
"la camisa de vestir" y un par de "remeras"
(creo que otros países se las llama "niki"
o "chomba") que su madre lavaba diariamente, al
igual que los dos calzoncillos o los dos pares de medias.
Cuando vino a vivir al centro de estudios, el "ajuar"
debía comprender: 14 camisas de vestir, 4 camisas "sport",
14 calzoncillos, 14 pares de medias, 2 pijamas, una bata,
pantuflas, sin contar con la ropa de deportes, pantalones
de vestir, trajes, etc. Confieso en mi contra que por primera
vez me percaté que un "hijo de familia numerosa
y pobre" nunca tenía 14 calzoncillos (por ir a
lo más elemental). Y el padre menos. Sus padres (sin
saber que su hijo era de la obra y que iba al centro de estudios,
sino creyendo que venía a la Capital para estudiar
y viviría en una "Residencia Universitaria"),
habían hecho un enorme esfuerzo económico para
comprar toda esa ropa. Incluso me contó que su padre
se puso la bata para ver como era pues nunca había
tenido una. No pondré más ejemplos en esta línea,
pero he de decir, nuevamente en mi contra, que le consulté
muchas veces sobre cosas concretas pues él tenía
clarísimo de que se trataba cuando se hablaba de "numerosa
y pobre" (me olvidé de aclarar que eran 5 hermanos,
entre varones y mujeres).
Para los que en la web estaban investigando no sólo
sobre contradicciones entre la "teoría" y
la "práctica", sino "intrateóricas",
también le hemos escuchado decir muchas veces a San
Josemaría (ignoro si la frase es propia) "se gasta
lo que se deba, aunque se deba lo que se gasta". Pues
bien: este criterio no lo comparte en absoluto "un padre
de familia numerosa y pobre". Y la frase viene a cuento
pues cuando quien en ese momento aún era "El Padre"
vino a la Argentina, es el criterio que primó. Se arreglaron
oratorios, reemplazando altares de madera por otros de piedra,
se pintaron y redecoraron centros, se plantaron árboles
en algunos jardines, etc. También se consiguió
(prestado, aunque luego quedó como "reliquia")
el mejor automóvil de producción nacional que
había en aquel entonces (para que los "fanáticos
de los fierros" no se me tiren encima, diré que
no era el mejor sino el más caro).
Antes de continuar con el "anecdotario", permitidme
una breve -pero importante- digresión. Muchas veces
se leen en esta web contradicciones entre la "teoría"
y la "práctica". Pero cuando uno hace notar
una contradicción concreta y los directores (sean locales,
delegacionales, regionales o centrales) continúan en
"sus trece", pareciera ser que la contradicción
es más que "teórico-práctica".
Para poner un ejemplo: yo no salgo a la calle para chocar,
aunque en mis años de manejo he chocado varias veces.
Hay una contradicción entre lo que digo que quiero
hacer y lo que me sale. Esto es parte de la humana condición.
Ahora, si cuando choco defiendo que hice bien en chocar, y
encima choco con cierta frecuencia, parece que la frase original
("yo no salgo a la calle para chocar") es mentira.
Esto viene a cuento a que en el anecdotario sobre este tema
que sigue, no escribo sobre las contradicciones, que en el
caso de la pobreza creo que son más que evidentes,
pero que en el fondo podrían estar explicadas por la
"humana condición", sino en aquellos casos
en que habiendo hecho notar la contradicción se sostuvo
la "práctica".
Vayan un par de anécdotas. Para una curso anual, me
pidieron que consiguiera un auto. Con "obediencia inteligente",
le pedí prestado a un amigo mío una combi (minibus)
para 9 personas: podríamos mover más gente en
el curso anual y, por otro lado, como se hacía a 800
km. de Buenos Aires podríamos ahorrar 8 pasajes. A
la ida era más complicado pues iban de distintos centros,
era difícil saber quienes iban, etc., por lo que en
la combi para 9 sólo fuimos tres. Cuando estaba terminando
en curso anual, hablé con el director para ver quien
quería viajar de vuelta en la combi. Nota: cualquiera
sabe que esas combis son más incómodas que el
avión o incluso que el bus, ya que los asientos no
eran reclinables, eran bastante duros, etc.). El director
avisó en la tertulia que le dijeran cómo iban
a viajar, para que el secretario sacara los pasajes de vuelta.
En la combi: ninguno. Fui al director a decirle que me parecía
una falta de pobreza volverme vacío mientras 8 numerarios
volvían en avión o en bus. Por esas cosas de
la providencia, mientras hablaba con el director, apareció
el jardinero (que ignoro si tenía familia numerosa
pero tengo claro que sí pobre). "Oiga don... si
Ud. tuviera que ir mañana a Buenos Aires y yo le ofreciera
llevarlo en la combi, ¿qué haría Ud.?."
"Irme con Ud." Es decir: el "criterio"
(padre de familia pobre) había hablado. No había
más excusas. No había interpretaciones. El director
me pidió consultarlo con el consejo local. Resumen:
me volví sólo. (para que el diablo no se lleve
la mentira, los primeros 90 km. me acompañó
el director, que era de Córdoba y allí se bajaba).
Los dos directores de la Delegación que volvían
a Buenos Aires lo hicieron en avión, como lo hubiera
hecho cualquier "padre de familia numerosa y pobre",
mientras el "chofer" volvía con el auto.
Ultima anécdota: yo trabajaba en un "colegio
labor personal" (que como astutamente señala M.F.
en sus escritos es incomprensible su relación con la
Obra). Era el director del colegio en cuestión pero
desde hacía un tiempo tenía divergencias con
las autoridades de APDES (el equivalente al "Fomento"
español). Vino a verme un Director Regional para decirme
que "renunciara". "¿Y a dónde
me mandan?". "A ningún lado, pero no queremos
que sigas trabajando en es Colegio". Le dije que si los
que tenían problemas conmigo eran las autoridades de
APDES, que podían echarme, que me quedaría sin
trabajo pero al menos tendría la indemnización
por despido. Que pensara si un "padre de familia numerosa
y pobre" renunciaba alegremente a su trabajo, sin otro
por delante, cuando además no tenía motivos
para renunciar (aunque sí para que lo echaran, en función
de esas "divergencias"). Ignoraba si su propio difunto
padre era de familia numerosa y pobre pero le sugerí
que pensara que hubiera hecho su propio padre en esas circunstancias.
Algo debió de impactarle porque me dijo que iba a consultarlo
nuevamente en la Comisión Regional. Dos días
más tarde teléfono: que renunciara. ¿Se
quedaría en la calle un "padre de familia numerosa
y pobre" sin conocer las razones y sin recibir lo que
le a nivel económico le correspondía?. Estoy
seguro que no. Los verdaderos "padres de familias numerosas
y pobres" que conocí después de mi salida
de la Obra, no hubieran actuado así.
Este es otro de los temas en que el abismo entre la "teoría"
y la "práctica" es enorme. Termino con una
frase que dijo el "numerario pobre" que cité
al principio: "Como le gustaría a mi padre ser
padre de esta familia".
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